Advertencia
  • JUser: :_load: No se ha podido cargar al usuario con 'ID': 89
  • JUser: :_load: No se ha podido cargar al usuario con 'ID': 67

Incriminados: Introspección desolada.

Todos los domingos de abril a las 19 hs se presenta la obra “Incriminados”, de Peter Handke, con adaptación de Leonor Manso y Cesar Fois y las actuaciones de Maia Mónaco y Martín Pavlovsky y dirección de la misma Leonor Manso. El espectáculo presentará un mes más de funciones, todos los domingos a las 19hs. en la sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación

 Hugo Manu Correa-. Peter Handke es un escritor austríaco (también director de cine), quien quedo marcado en su vida por el suicido de su madre y por el hecho (menor por cierto) de estudiar la secundaria en un internado.

Sus introspecciones lo llevaron a cambiar de carrera (literatura por abogacía), y viajar por toda Europa, incluyendo un periplo por España, el cual lo hizo en gran parte caminando.
Sus heridas existenciales las plasmó en varias obras. Una de ellas es "Incriminados", donde lo discursivo es por lejos lo más importante. Lo filosófico-existencial marca el contorno por donde viaja la obra que tiene a dos personas quienes en respectivos monólogos comentan sus vidas. Lo hacen rompiendo la cuarta pared y con la mirada clavada en el público.

Su vida profana en lo social y de trabajo esta contado al detalle. Con el mismo énfasis ambos personajes comentan su insatisfacción con un mundo lleno de reglas, las cuales no hicieron más que cumplirlas y esa “perfección”... de poco les sirvió.

En esos intersticios de sus vidas, en la obra, hace su aparición la voz de una niña ( Chloe Talavera Togander). Lo hace con la potencia de la dulzura y el encanto que denuncia toda voz juvenil (impecable trabajo de diñero sonoro de Barbara Togander). La fuerza con que irrumpe lo consigue con una inmaculada sonorización que cubre todo el ámbito de la sala Solidaridad del CCC. El inconsciente, la conciencia y hasta el lejano más allá están presentes en cada fragmento que esa criatura pronuncia.

La obra no realiza un juicio de valor sobre creencias religiosas o sobre un sistema político. Se ubica en otro lugar más universal como lo es el vacío (angustia) que tienen personajes que han recorrido sus vidas. A ellos la mismísima existencia los dejo machucados sin tener un justificado o un lógico porque en su racional vivir.

Leonor Manso ( escenografia/vesturia/adaptacion/direccion) plasmó esta obra con varios aciertos. El primero de ellos es darle valor a lo más importante, la palabra. Lo otro, es haberle dado un brillante marco escenográfico. Los dos actores (Maia Mónaco y Martín Pavlosky) están plantados en el escenario,  lo apolíneo en sus voces y sus cuerpos robustecen la obra y lucen ubicadas en un minucioso y sutil segundo plano, para dejar implícitamente al descubierto que estos dos personajes tienen algo que decir.

Las voces tienen un tono monocorde que nos habla de la mecanización de la vida de hoy en día. La repetición y el ser perfecto en lo profano fue burlado por el destino. De allí saldrán únicamente con un grito que denuncia el caos existencial que padecen, lo dionisíaco reprimido. Grito que habla del renacer (acaso)  que es el llegar a esta vida, o bien tener dicho (re) nacimiento  luego de que la tragedia los obligo a realizar estas preguntas.

Aquí se advierte (indisimulablemente) lo bíblico, el Adán y Eva que nos habla la creación. Lo hace (se insiste), sin ingresar en un juicio de valor sobre actuales creencias de las principales religiones del orbe. La obra tiene allí su sello principal, la pregunta primigenia que es buscar (intentar al menos), hacer la pregunta de nuestro origen, quienes somos, que hacemos aquí, hacia donde vamos (si es que van para algún lugar). Allí están esos dos sujetos rodeados de un gran vacío que los rodea y que tan notablemente Leonor Manso le dio dimensionalidad.

Otro gran acierto Leonor Manso es que “extirpó” de la dramaturgia original temas del nazismo que no se circunscribían con el contexto argentino y la búsqueda que la propia actriz-directora busco en su adaptación.

La puesta circular se podría inferir que habla de ese subí y baja de la vida, y de la circularidad que con-lleva el oficio de vivir. Dicha puesta parafraseando al antropólogo francés Marc Augé es un “no lugar”, donde lo inmenso de ese negro espacio vacío. Esa oquedad habla de un espacio que actúa como ese lugar vacuo que tiene mucha voz, en ese mar de preguntas que padecen ambos personajes.

Dicho hueco espacial, le resultará fácilmente reconocible para aquellos amantes del género ciencia ficción, especialmente para los que hayan leído  las geniales creaciones de Arthur Clarke como la  maravillosa Rama Revelada. Si bien en la obra del padre de la ciencia ficción los personajes tienen una impronta optimista, aunque también están rodeados de un ese inmenso vacío ( espacio negro que habla "del espacio"). En esta admirable pieza ese hueco físico y existencial es interrumpido y acompañado en algunos tramos por  algunas luces que “cada tanto” hacen su aparición.

La acústica de la sala Solidaridad del CCC es impecable, junto con una iluminación logran hacer deslizar en la superficie nuevos contornos sin invadir (más bien potenciar) nunca ni el "tema" ni el "conflicto" que lleva adelante esta destacadísima obra.

Las actuaciones de Maia Mónaco como Martín Pavlovsky son sólidas, potentes, creíbles y notablemente construidas. Lo generan desde la apoderación del texto, la musicalidad de sus voces, y lo acicateados que lucen dichos personajes.  Crean asi una atmosfera admirable logrando intalar rápidamente  la sensación de agobio que a ambos sujetos los gobierna.

Por el lado mas bestia

 "Por el lado más bestia" es un espectáculo de humor ácido e inteligente compuesto por los mejores monólogos y sketches que  Pablo Mikozzi fue recopilando a lo largo de diez años de trabajo independiente (en distintos grupos, espectáculos de humor y de improvisación teatral).
 
La propuesta está basada en la técnica del bufón, con recursos pertenecientes al café concert, el varieté y la improvisación de actores, con la particular e irónica visión de Mikozzi la cual se explaya en monólogos mordaces y provocativos sobre la actualidad y  el Buenos Aires urbano
 
El Sr. Mikozzi es un actor y humorista que va perdido por la ciudad, conociendo personajes que lleva luego a las escenas. Es en parte un documentalista, desde la mirada de un bufón moderno, socarrón y mordaz. Al mismo tiempo es un hombre común que no para de sorprenderse del mundo que lo rodea. "Por el lado más bestia" es un testimonio de haberse metido  en el monstruo hasta volverse monstruo él mismo. A lo largo del espectáculo desfilarán diversas figuras del bestiario de la calle de cualquier ciudad, con sus linyeras, sus prostitutas de nivel, sus locos y aquellos que, creyendo estar en su sano juicio, no lo están.
 
La lucidez con la que se muestran los personajes y  la mirada crítica con la que se los desnuda, provoca y seduce hasta explotar en risas.
 
El Sr. Mikozzi compone varios personajes patéticos, cínicos y salvajemente reales. Humor inteligente, delirante y peligrosamente real. Un aficionado a la computadora, un animador de fiestas infantiles, una soberbia y descarada mujer de la alta sociedad, un paranoico muerto de miedo, un linyera súper lúcido y un barrabrava que va a terapia, son algunos de estos, entre otros.
Los miércoles 9, 16 y 23 de febrero a las 23 hs. se realizarán las "ultimas tres funciones". 

Interpretado por  Pablo Mikozzi
Dirección General: Tino Tinto.
En la Sala Melany, San Luis 1750, Mar Del Plata.
TE: Informes: 0223-4942950/// 0223-4942950     
Entrada $40.- y $60.

Dragón de Komodo

Des-encuentros Molestos.

"La juventud es un defecto que se cura con los años",  Enrique Poncela.

Hugo Manu Correa-. Cuerpos corriendo de aquí para allá buscando algo sin saber qué, pero buscándolo. Primero de los signos que nos arroja en la cara "Dragón de Komodo". Obra donde un grupo de jóvenes se tironean entre sí,  se juntan pero no se unen, más bien se ajan, se lastiman, se fiscalizan y giran en remolino buscando lo que los atraviesa y constituye como jóvenes.  Aunque es el porqué el que los lleva al "to be or not to be"...y en eso andan.

Esta fábula abre un sinfín de puertas sobre la matrix interior que los constituye. En el actual mundo donde lo individual cierra cualquier posibilidad de que el otro tenga que ver con uno mismo, paradójicamente aquí se es consciente de que ese otro es parte de uno. Pero lo que potencia el conflicto es que ese otro es ninguneado constantemente,  como que esa parte “de mi” no me gustará, dando lugar entonces al surgir del amor-odio.

Un sexteto de 3 x 3 (hombres y mujeres) dialogan, se gritan, se provocan, se victimizan, eyectan de su boca lo que se le viene a la mente. Sus diatribas son escupidas como dagas (dolores). Ese es la punta del iceberg que dimensionalmente traza una radiografía sobre sus padecimientos. Ese propio dolor es el que los acerca al querer-pretender estar bien. No lo consiguen en sus intentos, entonces los devaneos con sus luces y sombras cobra cada vez mas espesura
.

El marco poético que contiene a estos seis fuertes personajes esta esplendida cubierto por objetos que atiborran la puesta, pero increíblemente dado las edificantes actuaciones, la ecléctica y poética escenografía, mas la brillante dirección logran, no solo hacer fluir la sinergia de todos los elementos en escena, sino que logran condensar una obra de vivificante pigmentación, potentísima, entretenida y con riesgos varios.

“Molestos como mosca de tambo”, dice un viejo refrán campero. Así están ellos rodeados de esas literales inmensas moscas que metafóricamente los definen. Allí están ellos en ese escenario de “mierda”, que los contiene-detiene.

Cristian Morales (Dirección) le dio una coreografía (junto a Ana Garat y Pilar Beamonte) admirable: espacialmente jugada, provocativa, divertida y funcional al eje temático que abordan. La “filosofía” que sustenta esta búsqueda logra ser justificada por tema y conflicto.
Meneos enajenados, excéntricos y constantes de los actores, agresiones varias, sensualidad y agresividad por igual, contorneo y plasticidad siempre exigente. A ello se le suma un vestuario esplendido (Verónica de la Canal – Miuki Madelaire) y digno de modernidad.  Al mismo tiempo le da un barniz que provee la  puesta de una contemporaneidad "neutral", digna de cualquier coyuntura de tiempo, cultura y marco social.

Las gigantes propias moscas, un espejo, juegos de luces, una planta gigante, un moscardón inmenso, son algunos de los objetos que viven en la poética espacial y que rodean a estos jóvenes, los cuales viven con un amor en menor dosis de la que necesitan. Y la orfandad de ese néctar no ha hecho más que aparecer.

Sexo, personajes populares del ámbito porteño, vulgaridades justificadas, poesía, sueños, ilusiones, etc., componen el rosario conceptual de los temas que abordan, los cuales tiene como uno de los signos la destrucción de la cuarta pared. Este es otro signo que robustece la propuesta de "Dragón de Komodo", ya que este relato ha sido impuesto por  la media-network (monologo-stand up - big brother)  que en la última década se ha popularizado, y la juventud lo ha tomado como modo de exorcizar sus remolinos interiores.

El otro rasgo distintivo y refrescante es la música. La misma habita toda esta comedia de enredos de principio a fin. Aquí el trabajo de Ana Garat y Pilar Beamonte reluce. Elevan la pieza con una sincronización milimétrica, dándole marco a la retórica encendida en todo su recorrido. Usan para ello un mosaico de temas de los más variados, algunos de los cuales tienen fuerte resonancia en el reconocimiento indisimulable que tiene ese código con el público.

“Dragón de Komodo” sin llegar a ser una obra tridimensional (pareciera no buscar eso), tiene en su bidimensionalidad algo sumamente potente y admirable.  He allí su relevancia pues logra ser concreta y explicita en su profanidad sin más pretensión que contar los demonios y dioses que habitan en estos jóvenes.


Las actuaciones son verosímiles en todos los casos. Merecen subrayarse los trabajos de Juan Pablo Panebianco en un rol soberbio, Salome Vega quien enhebra el relato de la obra con su sensualidad y su magnética  presencia actoral, y Chachi Telesco la cual con su imantada presencia y prodigiosa voz le otorga la cuota más sensible y colorida a esta propuesta singular, que asume riesgos y que tiene aun mucho más brillo por descubrir.

Pdta.: "Cometí el peor pecado de mi vida, no ser feliz", Jorge Luis Borges

Estos jóvenes allí están, con anemia de amor, con el dolor a cuestas. Tormento que no actúa como faro-guía. Se ha vuelto algo residual y tóxico, sin permitirles ser felices.

Dirección y autoría: Cristian Morales
Coreografía: Pilar Beamonte, Ana Garat
Intérpretes: Salomé Vega, Santiago Caamaño, Nieves González, Juan Pablo Panebianco, Leonardo Serio, Chachi Telesco.
Artistas invitados: Miuki Madelaire
Vestuario: Verónica De la Canal, Miuki Madelaire
Escenografía: Cristian Morales
Maquillaje: Maximiliano Jitric, Emanuel Miño
Post producción audiovisual: Juanmi Icario
Artista plástico: Ariel Villarreal
Fotografía: Niki Noto
Producción ejecutiva: Ricardo Saieh
Prensa: Walter Duche, Alejandro Zarate

NOAVESTRUZ, Humboldt 1857, 4777-6956, $ 30,00, Miércoles - 21:00 hs

PH: El todo y la nada en un mismo envase

Jimena Trompetta - Hugo Manu Correa-. Roy (Claudio Mattos) se encuentra en su PH sólo y perdido en su cumpleaños. Esta angustiado por motivos fuertes que se irán revelando a los largo de la puesta. Allí aparecen lentamente sus amigos, personajes diversos que guardan secretos. Delio (Ezequiel Gelbaum) el primero en llegar atosiga a Roy con supuestas proezas realizadas por él y su arte.

A ese panorama se le suma Franco (Julián Smud) un pesimista hipocondríaco de poco hablar que alucina y fantasea, mientras trata de afrontar junto a Delio lo que deben anunciarle a su compañero. En pleno conflicto existencial aparecen Mirko (Jorge Torres) y Nahuel (Javier  Pedersoli), dos amigos que viven juntos donde el primero pareciera sustentar la existencia del segundo casi como a un hijo pequeño. Así se componen dos personajes que por sus características chocan y explotan el perfil absurdista de la puesta.
A lo Harold Pinter, la obra explota la expresión corporal y las tensiones manifiestas.  PH tiene como resultado una risa verborrágica que no fue buscada por el director (Claudio Mattos), sino producida por las ilógicas palabras que cada personaje expresa, manteniendo así un ritmo ligero y constante en toda la puesta. Lejos de agotar el recurso de lo dinámico por medio de giros y de reacciones inmediatas, la puesta logra, al variar el foco en cada personaje, matizarse con los cargados silencios.
Mientras que Mirko y Delio toman el rol de mostrarse como los egos preponderantes, Franco, Roy y Nahuel mantienen el silencio como una manera de matizar la obra. Quizás el personaje que interpreta Javier Pedersoli sea el que muestra en su actuación ese juego contradictorio entre el la explosión y el sometimiento.    
Entretenida de principio a fin, “PH” ofrece como tema  (sin solemnidad por cierto) el entrecruzamiento de situaciones, de hechos, de circunstancias, de búsquedas que tienen estos cinco jóvenes urbanos.  Sus "importantes" conocimientos y sus imperativos puntos de vistas actúan como un lodo que los deglute y absorbe sin dejarlos trascender, y dando como resultado la angustia que los gobierna junto a un futuro que no avizora como concreto y acorde a sus deseos.
“PH” hace presagiar que la obra subirá su voltaje creativo, pues se advierte que la dramaturgia se puede "romper" aun mas y que todos los actores (que tienen una muy fuerte sinergia entre sí) fácilmente podrían elevar aun más el brillo de esta muy buena propuesta con el continuo rodaje.

“PH” es un estupendo puzle que bordea el conflicto existencial urbano barnizado por palabras que dejan a la vista que la estructura que cobija a estos personajes urbanos se ve sólida, pero que al golpearla la misma se advierte hueca y débil hasta resquebrajarse. PH, un lugar común.

Dirección y dramaturgia: Claudio Mattos.
Intérpretes: Claudio Mattos, Ezequiel Gelbaum, Julián Smud, Javier Pedersoli  y Javier Torres.
Producción: Polonia teatro.
Prensa: Simkin&Franco.
Espacio Polonia, Fitz Roy 1477, 3965-9549.
 

La casa de Bernarda Alba

Jimena Cecilia Trombetta-. La casa de Bernarda Alba es releída por Germán Akis y Raúl Baroni, quien avanza sobre el texto para desnudar y volver corporal aquellos subtextos propios de la obra de Lorca: el deseo de las hijas de Bernarda, así los fantasmas masculinos que perseguían a Bernarda y que ella se empeño en ahuyentar de la vida de sus hijas, reaparecen con la fuerza de lo reprimido. Esta puesta en escena lejos de expresar esos fantasmas por medio de efectos, los  presenta por medio de hombres desnudos que transitan el espacio invadiendo metafóricamente las mentes de las hijas.

La propuesta además de mostrar la masculinidad desde lo sexual como estímulo y conflicto de las protagonistas lo retoma desde otro punto de vista. Tanto Bernarda Alba como la criada son interpretadas por dos actores travestidos (Ricardo Casime en el rol de Bernarda y Carlos Interdonato como Poncia) que destacan desde allí la incorporación de lo masculino como fuerza opresora, como control y castigo para aquella que se atreva a rebelarse.

Así los cuerpos dóciles y femeninos de las hijas de Bernarda mantienen el negro luto de la muerte del padre de Angustias, así mantienen la castidad y el reclutamiento dentro de la casa. Así, sólo Angustias (Silvia Giser), poseedora de gran parte de la fortuna de la casa puede soñar con acompañar a Pepe el Romano: quien provocará fuertes repercusiones en Adela (Romina Biotti) y en Martirio (Lulu Badaraco).

Esta tragedia “amorosa” que Lorca utilizó para reflejar la situación política opresiva en España, muestra las diferentes posiciones que pueden abordar las tres figuras femeninas, dejando de lado a Bernarda que es quien gobierna la casa, su casa.  Mientras que Angustias cree poder salir de allí, Adela avanza; y mientras Martirio quiere a Pepe el romano en silencio, Adela avanza una vez más sobre él, es decir sobre su deseo.

 Dirección: German Akis, Raul Baroni
Intérpretes: Irene Bazzano, Gastón Luis Biagioni, José María Cuberes, Thelma Demarchi, Romina García, Sergio Lizarazzo, Paola Miguele, Cristina Miravet, Nonnel Nhoj, Amanda Penachi, Jazmin Rios, Gallego, Guillermo Oscar Scordo
Escenografía: Gabriel Pace
Vestuario: Gabriel Pace
Iluminación: Gastón Fitte, Omar Serrani
Maquillaje: Eduardo Ferreyra
Fotografía: Alberto Santiago Vicenzi
Diseño gráfico: Alberto Santiago Vicenzi

TEATRO ARLEQUINO
A. Alsina 1484 – Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Teléfono 4382-7775
www.teatroarlequino.com.ar
Las funciones se realizan todos los Sábados a las 22:30 hs.


 

 

 

 

 


 

La noche canta sus canciones: Eclipse matrimonial

Las geniales composiciones actorales de un matrimonio con una disfuncional relación, guiados por una estupenda dramaturgia,  sumado ello a una soberbia dirección hacen de "La noche canta sus canciones" una obra brillante de principio a fin.

Un escritor fracasado se refugia en su casa para escaparle a la fobia que le produce el contacto con las personas, motivando a que su esposa, reciente madre, acreciente su hastío y enojo para con él,  tornando la situación insoportable, llevando a potenciar el eclipse en el que ha caído el vínculo.

En la misma, la situaciones se repiten en una noche de insomnio, de mucho fastidio donde los silencios también juegan su rol. Allí se advierte por momentos una textura árida en los diálogos que giran una y otra vez sobre lo inconducente y nada edificante de la relación que ambos están padeciendo.

La  obra está basada en un libro de Jon Fosse (escritor Noruego de mucho prestigio en su país), sobre el cual el prolífico Daniel Veronese aporta todo su bagaje creativo, generando una envolvente atmósfera, otorgándole a los actores recursos mínimos en la puesta en escena: una alfombra, un sillón, una mesa.

Hay ausencia de música y sin contrastes en la iluminación, con actores que utilizan un lenguaje práctico, directo, irónico, simple y a la vez punzante.

Aquí se advierte otro excelente logro: Veronese muestra la gran resonancia oceánica en lo ético y espiritual de los personajes, y lo hace sin agitar las aguas para mostrar la profundidad de las mismas, que generalmente logran confundir al espectador. La profundidad  es vertebrada en diálogos dinámicos, simples y chispeantes, en silencios opresivos y precisos, y en la contemporánea veta humorística que logran potenciar y elevar la obra.

Pero todo ello no sería posible si no se encuentran actores que le den cuerpo y sustento a las personificaciones. Tanto Eugenia Guerty, como Pablo Messiez, hacen de sus impecables actuaciones el centro mismo de esta magistral propuesta que Veronese lleva a cabo en 2008 en su casona-teatro del barrio de Palermo y que ahora trasladó a Timbre 4. En sus contradicciones a flor de piel, en sus transiciones tanto de tiempos como corporales, en sus caprichos, en el remolino interior que experimentan cada uno de ellos, es allí  donde se instala el núcleo de esta edificante creación artística que siempre se mantiene en lo alto y que no te suelta hasta el mismísimo final.

Las actuaciones de Luis Gasloli y Elvira Onetto (los padres) y de Claudio Tolcachir (Baste), este último como "el otro", también le otorgan brillo a sus trabajos y una fuerte presencia, subiéndose a la alta marea de las creaciones de los dos personajes centrales por donde gira esta fantástica creación teatral.

Sigmund Freud dijo que en "Un matrimonio feliz no hay lugar para el incordio". La obra se instala justamente en el lugar antagónico de lo dicho por el genial padre del psicoanálisis.

Por Hugo Manu Correa

Esta obra cuenta con el apoyo de la Real Embajada de Noruega en Argentina y Proteatro.
Eugenia Guerty ha sido nominada a los premios Trinidad Guevara y a los premios Teatro del Mundo como mejor actriz por el trabajo en esta obra.
Daniel Veronese fue nominado como mejor director para los premios Teatro del Mundo y Clelia Chamatrópulos como mejor traducción.
Esta obra participó del Festival Porto Alegre Em Cena 2008 y del Festival Internacional Santiago a Mil.
El Festival Internacional de Londrina y el Festival Internacional de Teatro de Brasília y Goiana em Cena.

Autor: Jon Fosse
Director: Daniel Veronese
Intérpretes: Luis Gasloli, Eugenia Guerty, Pablo Messiez, Elvira Onetto, Claudio Tolcachir
Timbre 4, México 3554, 4-932-4395.

Mirando pasar los trenes : El éxito y su ceguera afectación

 Una inhóspita  estación de trenes de un pueblo en guerra, dos mujeres que (una madre ciega y una hija adolescente) esperan;  un hombre desconfiado que cede la palabra y trenes que pasan y pasan.

“Mirando pasar los trenes”,  obra del escritor y dramaturgo  Daniel Dimeco, en la cual estampa la cruel realidad  de un pueblo sumergido en una lucha armada, todos contra todos. Imprime la metáfora en un personaje para hacer énfasis en el egoísmo y la ambición desmedida de la humanidad, donde lo más importante es el fin, no los medios.

Esta Obra fue parte del concurso organizado por la Asociación de Investigación y Experimentación Teatral  del cual  fue finalista y obtuvo el XI premio de teatro Josep  Rubrenyo en la ciudad de Barcelona en 1998 y en 1999 en la ciudad de Buenos Aires  “Mirando pasar los trenes” ganó el primer premio en el 6t0 concurso de Autores Nacionales organizado por el espacio cultural Teatro El Buho.

Esta obra cuenta con la adaptación y dirección de María Esther Fernández, quien contextualiza la obra con la proyección de imágenes de trenes locales, un banco de estación, un bar derruido y sonidos de una balacera intermitente. Utiliza la  espera, como recurso teatral, desde ahí parte el desarrollo de la obra.  Dos mujeres llegan a una estación de trenes, permanecen ahí y esperan por el hombre  más importante del pueblo.

 En esa apagada estación conocen al dueño de un triste bar, Rodrigo Jiménez (Miguel Ángel Villar). Ofelia Takeda (Cristina Dramisino) fotógrafa ciega, reconocida a nivel internacional por la exposición de polémicas imágenes,  es madre de Anna (Julieta Fernández);  y representa la metáfora física, de los que sólo ven lo que quieren ver. La actriz construye a esta mujer exitosa exaltando su ambición sin escrúpulos tan sólo para mantenerse en el podio del éxito. Manipula y utiliza a su hija con su ceguera, a Rodrigo lo seduce con dinero.

 El conflicto de la obra avanza a través de los personajes en la manifestación y el cuestionamiento de sus deseos, pero se detiene cuando se sumergen en una reiteración de los mismos, que le restan algunos gramos al peso de la idea central de la obra. Igualmente la obra toca el vértice emocional con su dramático final.

Los actores se esmeran en llevar en alto a cada personaje, por momentos sobresalen con  intenciones forzadas. Cada personaje ocupa y desarrolla su propio hemisferio;  Rodrigo y  Ofelia Takeda, son dos puntos equidistantes, Ofelia es la imagen de la acción desmesurada del éxito, y Rodrigo es símbolo de lo sencillo, de la emoción y conmoción que se conmueve por un pájaro herido.

 Anna, una adolescente que lleva consigo la ansiedad e incertidumbre de la vida, sin saber a dónde ir, si subir al  tren soberbio del éxito y la riqueza material o al tren sin fama, pero fiel a su origen. Algunas veces Anna duerme en la tranquilidad de Rodrigo y otras veces sonríe y reivindica el éxito de la madre, pero un día finalmente decide a que tren subir.  

Lo destacable y esencial de “Mirando pasar los trenes” es como logran expresar  mediante la metáfora física el costado oscuro del éxito y del poder, y la invalidez de sentir y de brindar afecto humano.
 

Mirando pasar los trenes
Dramaturgia: Daniel Dimeco
Dirección: María Esther Fernández
Intérpretes: Cristina Dramisino, Miguel Ángel Villar y Julieta Fernández
Efectos de sonido: Damián Turke – Ariel Giordanego
Escenografía: Natalia Méndez Huergo
Luces: Pablo Curto
Prensa: Silvina Pizarro.

TEATRO EL BUHO -TACUARÍ 215 -RESERVAS 43420885- SÁBADOS 21HS.


 

 

 

La Persuasión: Apuntes sobre lo bizarro.

La persuasión palabra que atraviesa la obra, dirigida por Luciano Cáceres, por medio de un narrador. Palabra clave para desarrollar una trama tan absurda como el país que paródicamente describe. Un país de la exageración mediática, un país que gesta la psicosis, un país que ve terrorismo en cualquier situación como medio político.

En ese contexto de caos desaparece el marido de Clara, en ese contexto su hermana Beatriz se desespera por encontrarlo. Intervienen los medios, hacen campañas políticas en contra del supuesto terrorismo, ocultan las verdaderas razones. 

Entre escena y escena el narrador instruye al espectador sobre la relación de las hermanas, sobre la persuasión que ejerce una sobre otra para convencerse de la búsqueda y sobre que significan los medios, y la palabra en mención.

El corte que se produce entre las escenas donde las hermanas declaran a los medios “la situación acontecida”,  son acompañadas por reflexiones bizarras por parte del relator, quien con extravagante seducción persuade a la platea.

Lo “extravagante” se transfiere en toda la obra, en la seducción, en el temor, en el supuesto afecto hacia el marido y también en la ropa, en la escenografía, es decir en la puesta en general.

Así, lo bizarro está a la orden del día como medio que refleja lo “kitch” de la sociedad que se cuestiona, o sea la nuestra, la que consume Crónica y Tinelli y vota una y otra vez a los políticos de siempre, los mismos que simulan, absurdamente, ser otros.

Así la vemos a Clara construir diferentes personajes desde ella misma, para persuadir a la audiencia a través de  un programa milenario como el de Mirta Legrand, un compuesto más de la televisión argentina. Así, los cambios de vestuario promueven este supuesto cambio de personalidad, de innovación de la “consciencia”.

Por todo esto, “La persuasión” de Erika Halvorsen pinta de cuerpo entero la sociedad mediática y política de hoy en día, los nuevos “héroes” que se inmiscuyen en ambientes mediáticos para su propia  beneficencia, y el manejo de los medios para seguir alimentando esa misma paranoia. 

Dramaturgia: Erika Halvorsen
Dirección: Luciano Cáceres
Intérpretes: Susana Cart, Cristina Fridman, Ignacio Rodríguez De Anca
Escenografía e iluminación: Gonzalo Córdova
Vestuario: Sofía Di Nunzio
Video: Verónica Mc Loughlin
Audiovisuales: Luciano Cáceres
Música original: Gregorio Vatenberg
Prensa: Walter Duche, Alejandro Zarate
Teatro Cervantes Libertad 815- 48164224- Viernes y Sábados 19hs.

 

Suscribirse a este canal RSS