Moon Man, de Stephan Schesch

“Pasó un meteorito y agarré viaje”, dice el Hombre De La Luna (así, con Mayúsculas). ¿Por qué algunas cosas suenan mejor en inglés? Eso se puede preguntar si nos ponemos muy exquisitos, pero lo más correcto es entender el porqué de la escapatoria de un hombre que tenía su lugar en la Luna. “Estaba aburrido”, dirá él. Y no hay que dejar de mencionar que si bien al bajar a la Tierra a este hombrecillo blanco luna todo le resulta nuevo, no es un mundo muy vital el que el director alemán decide presentarnos. Un mandatario lo ha conquistado todo (y ahora quiere ir por la Luna), el planeta entero podría sin problemas constituirse de una única ciudad, la inteligencia y la invención han quedado a un costado y nadie parece despertar. Que en este pequeño viaje la esperanza esté en manos de un hombrecillo -simil E.T- y un viejo loco (que ha estado durmiendo durante décadas, y por eso sigue vivo), es darle rienda suelta a los sueños utópicos y creer –que nunca está de más- que todo es posible.
 
Tampoco es que el relato de Schesch sea el de una revolución. Pero sí el de alguien que se reconoce a sí mismo (no hay poco de revolucionario en esto) y, de paso, pone las cosas en donde tienen que estar. Luego, como película de animación, es una noble muestra de dos virtudes. En principio, de la fuerza de la forma, del gesto, que hace que viendo los trazos de un “presidente” (el mandatario mencionado arriba), comprendamos inmediatamente su torpeza, autoritarismo y estupidez. Que podamos ver la misma incapacidad en sus oficiales y toda la ilusión del mundo en las caras de niños de todas partes. Había nenes chiquitos en la sala, y preguntaban muchas cosas…pero preguntaban porque entendían. El dominio del gesto también da lugar a un humor físico siempre bienvenido en el género, y más cuando tiene que ver con hacerse de amigos, como en este caso. Por otro lado, “Moon Man” cuenta con la confianza en los valores y la resonancia de su relato, más allá de las limitaciones que pueda tener su producción. En el BAFICI hay cine independiente, lo que quiere decir que escasea la grandilocuencia presupuestaria (por decirlo de una forma). Pero se puede hablar del hogar, de la confianza y la amistad, de propósitos de vida y de descubrimiento sin necesidad de un impacto estridente. En cambio, la cosa es más como una mantita que nos envuelve y nos protege del frío, y canta con voz de Louis Armstrong. Preciosa la música de “Moon Man”…un recurso que recuerda aol de “Sita Sings the Blues” hace un par de años, pero también con composiciones originales acertadísimas. 
 
By Juan Pablo Schapira
 
 
STEPHAN SCHESCH
 
Nació en Munich, Alemania, en 1967, y se graduó en la Academia de Cine de esa ciudad. Produjo más de una docena de series de TV y películas, entre ellas The Cave of the Yellow Dog (2005), y dirigió los estudios de animación Odeon, Ellipse y Animation X. Moon Man es su primer largometraje como director.
 
 
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