Críticas de Teatro

¨El Ciclo Mendelbaum¨: Secuencia sin fin

En una sala pequeña y oscura de un espacio teatral del barrio de Almagro se pone en escena cada viernes y sábado una obra que retrata la vida de una familia judía. ¨El ciclo Mendelbaum (100% musical)¨, intercala el diálogo con canciones para contar una historia que, en apariencia, se repite una y otra vez.

 

Con algunos componentes surrealistas, Sebastián Kirszner logra construir una pieza que llega muy bien al público que, en cada función logra llenar la sala -en la que solo entran cuarenta afortunadas personas-. El clan comienza con los abuelos, el Zeide y la Bobe. Le siguen tres hijos varones y dos nietos, Tití y Matías, quienes no serán ajenos al drama que a todos aqueja, aunque a veces parezcan haberlo superado.

 

 

La familia, algo distanciada en los últimos años, deberá reunirse para el funeral del abuelo, fecha que coincide con la debacle nacional de 2001. Allí comprenderán que la relación es irreconciliable porque sus rivalidades y peleas históricas siguen latentes en todos ellos. Sin embargo, años más tarde tendrán que volver a juntarse ante el fallecimiento de la abuela -que casualmente sucede en medio de otra crisis económica argentina-, lo que lleva al espectador a pensar que todos viven dentro de un ciclo que está destinado a repetirse una y otra vez, sin importar quiénes lo protagonicen. Es allí donde está el guiño entre el título y la obra, ambos elementos bien pensados y conectados.

 

 

La nieta y el nieto parecen ser quienes pueden superar esa secuencia sin fin, pero sus padres y tíos tratan de arrastrarlos constantemente a la crisis familiar que atraviesa su día a día. En ese contexto, se presenta una cuestión que los mayores tratarán de evitar: Tití y Matías –quien es, literalmente, un toro- tienen una relación incestuosa que amenaza con destruir la poca paz que queda en la familia Mendelbaum.

 

 

Como todo buen musical, las coreografías, a cargo de Fabiana Maler, son uno de los grandes logros del espectáculo. El espacio pequeño que hace las veces de escenario funciona muy bien para los once actores que bailan al ritmo de la música de una flauta, un cajón peruano y algunas guitarras. Se muestran cómodos y se mueven con total naturalidad, haciendo que el público se olvide del tamaño reducido de la sala.

La escenografía es simple, hay solo un elemento fijo: una pared donde se exhiben retratos de la familia. Entre ellos, se destaca el de arriba de todos: una foto en la que quedaron inmortalizados –y por momentos parece que incluso estuvieran vivos- el Zeide y la Bobe. Todos los demás objetos entran y salen al compás del ritmo ágil y divertido de esta peculiar obra de teatro. Se podría decir que el estilo minimalista inspiró a Lola Gullo, la encargada de la escenografía, al momento de armarla y seleccionar cada uno de los elementos que acompañarían a los actores.

 

 

Entre las actuaciones se destaca la de Mariela Rey, quien encarna el papel de la abuela de la familia, la Bobe. La actriz caracteriza muy bien a una anciana algo deprimida y con una personalidad particularmente pesimista. Los achaques corporales que el personaje tiene le exigen permanecer encorvada durante casi todo el tiempo y así se mueve por el lugar. Incluso, llega a oficiar de música tocando el cajón en algunas de las canciones que acompañan el desarrollo de la obra. 

A lo largo de una hora y media, Sebastián Kirszner y todo el equipo de El ciclo Mendelbaum (100% musical)consiguen que el espectador mantenga la atención y espere el desenlace incierto. La rapidez de las escenas, de los diálogos y el condimento de las canciones lo sumergirán en una aventura graciosa y ocurrente que se constituye como una analogía de las crisis económicas y políticas cíclicas tan características de la Argentina. 



By Martina Stutz Dohmen

 

 EL CICLO MENDELBAUM (100% musical):

 

Libro, iluminación y dirección: Sebastián Kirszner

Música: Sebastián Aldea, Eduardo Lázaro

Intérpretes y músicos: Mariela Rey, Mauro González, Ignacio Goya, Magui Figueroa, Julieta Puleo, Luis de Almeida, Augusto Ghirardelli, Daniel Ibarra, Belén López Marco, Sebastián Marino, Eduardo Lázaro

 Dirección musical: Sebastián Aldea

 Coreografía: Fabiana Maler 

 Vestuario: Mariela Rey

 Escenografía: Lola Gullo

Sala: La Pausa Teatral, Corrientes 4521

Funciones: Viernes, 22.30 hs.; y sábados, 20.30 hs.

Duración: 75 minutos.

 

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