La decadencia que plantea Lorca en su obra, la retoma Rafael Fernández en su puesta. Así los tres períodos temporales: la juventud, la madurez y la vejez de Rosita, son atravesados por los tres colores nombrados. Pero esta decadencia emocional que sufre rosa se extiende a la caída económica de la familia, a la pérdida de los seres vivos y al hecho que culmina el paso del tiempo: la muerte.
Esta puesta realiza una lectura poética sobre la obra de Lorca, agregando por medio de Marcela Suez la metáfora misma, ya que ella representa la rosa mutable mencionada, y marca, desde el tono y la expresividad de su cuerpo, el paso temporal que afecta a Granada y a Rosita. Tanto como se marca desde Marcela, también se puede ver en las paredes de la casa, que de un acto a otro cambian su color rosa a un blanco sucio.
Además, esta obra se apropia del texto de Lorca, para decir cada palabra con peso, donde cada palabra de Rosa resuene en un género que juegue con el romanticismo de España, no en vano la puesta se expresa también desde la música melancólica que se repite a lo largo de la pieza aumentando el clima de soledad que progresa gradualmente.