Este exceso de amor, de dolor, de miedos, es expresado en la puesta por medio del trabajo corporal y el modo en que se pronuncia el texto. Tanto Busnelli como Lorenzo disocian el cuerpo de lo que dicen, tratando de potenciar la crisis interna de sus personajes, sus pensamientos desordenados, sus broncas reprimidas. Entonces, este recurso, produce la distancia suficiente, para que el espectador vea tanto lo externo como lo interno de los personajes. Y esto separa la historia de un nivel cotidiano, porque como se expuso, se relata desplegando el texto de las acciones físicas. Por eso, todos los elementos realistas que contiene la obra, como parte de la escenografía, son muestras de lo cotidiano para ubicar espacialmente a los personajes, pero no definen la estética de la obra, o mejor dicho la definen por contraste.
De esta manera, “Hasta que la muerte nos separe” juega con el espacio. Así, se permite ubicar a los tres personajes por fuera de la casa materna, incorporándolos a ella por medio de cada escena. De este modo, el espacio “realista” se encuentra dentro del espacio teatral, evidenciando a este último, y le refresca al espectador que está en el teatro dónde todo es artificio. Claro que queda abierto preguntarse por qué se decide mostrar que se está viendo un hecho teatral, y no se recurre sólo a representar la vida de estos tres personajes.