"Sola": Viaje sublime
- Escrito por Hugo Manu Correa
- Publicado en Teatro / Críticas
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"La belleza artística no consiste en representar una cosa bella, sino en la bella representación de una cosa". Immanuel Kant
Sola. Ella está así: “Sola”. Contemplativa. Escudriña lo que le pasa y deja de pasar. La aparente calma que sondea su pasividad corporal conforman un mar de preguntas que la acicatean en cuerpo y alma. Tras esas cavilaciones se lanza del diminuto espacio a ese gran escenario que llamamos realidad. La misma, se sabe, es un conjunto de signos que desde afuera el hombre crea y en ella se sumerge formateando su subjetividad.
Ella se lanza a ese maremoto y su cuerpo se multiplica en cuatro: Sofía, Rypka, Emma y Olivia. Son cuatro es cierto, aunque el soporte filosófico que sustenta la trama bien podría inferirse que podría ser la vida de una que se espeja por cuatro. O también al infinito.
Lo subyugante de esta creación es que en su viaje nos lleva mayormente por viaje antropológico cual parabrisas va desmalezando nuestros falsos dioses internos. El moho que habita comienza a evaporase cuando danza, silencio y mayormente con música, van reseteando nuestro interior.
Mauricio Kartun (excepcional dramaturgo y director teatral), dice a través de sus personajes en la brillante “Terrenal” que la música es de Dios y la palabra es del Hombre, por lo tanto es de la política. “Sola”, se aleja de este último punto, pues tiene “poco” texto dicho. Apunta a que se evapore esa colonización que esa realidad ha construido en nuestro ser.
En una época donde prima lo visual, paradójicamente lo que el ser humano va perdiendo (mayormente), día a día es su mirada. Ello pasa sencillamente porque ese engaño que es la transparencia, trae consigo una trampa y es que no tiene velo, no posee misterio, no tiene engaño que nos seduzca. Estos “ingredientes” aunque invisibles, están presentes en la obra en todo su periplo y es lo el sustento que le da brillo a la obra.
Ana Azcurra (Idea, Dirección) pone todo a la vista, y aquí está el logro mayúsculo esta soberbia y sofisticada creación: Hace emerger lo bello entendiendo por ello la aparición de lo sublime. Es decir de aquello que te obliga a sortear la dificultad, a trabajarla, y lo hace con encanto, con dulzura, con un arrojo creativo que imanta de principio a fin. En la era de la positividad, poner el acento con cierto grado de complejidad, es algo que se celebra y se pondera.
Las cuatro actrices-bailarines Mariana Conci, Sol Gilgorri, Marina Cachan y Pilar De Santadina, realizan una performance a la altura de tan alta propuesta, ya sea en su concepción dramática como de danza. Lo hacen despojadas de lo adusto pero con la cocción necesaria de solemnidad que el artificio requiere. Lo hacen con el equilibrio bien articulado de la justa distancia con el público, de no apabullar, ni querer “gustar”. He aquí otra perlita ya que se corren del “me gusta”, y busca enamorar, interpelar y seducir. Lo hace sin disparar información que en la contemporizad esta despojada del saber.
“Sola” tiene alteridad. Interconecta y en su propia baile nos lleva de la mano. La música marca el camino y por él nos vamos de viaje. La pieza busca conmover, derrumbar, no intenta ser una pieza amable y positiva. Se aparta de allí. Es hermenéutica, en cada uno de los 60 minutos que conmueve con su entrega. Esta gema que se presente en el “Galpón de Guevara” (estupendo polo artístico), conmueve porque cada giro, cada salto, cada mirada, cada tema musical y el sopesado silencio, crea-genera belleza.
“Sola”, se posiciona como una incipiente estrella en el firmamento de la escena del circuito off porteño. Lo hace con la fascinación que provoca aquello que enamora porque desata ese tsunami cuando la conciencia logra bañar esa realidad que se ha cosificado en nuestro ser.
El disparador artístico de Ana Azcurra conjuntamente con German García, se sustenta en una puesta sobria, sin ornamentos innecesarios y con los ingredientes que le elevan su espesura: Abel Zamudio (Edición Musical), Lila Frascara (Cantante - Voz), Paula Mérida (Vestuario), Lucila Rojo (Escenografía), Carola Diehl, Julieta Sciancalepore, Ana Azcurra (Coreografía).
“Bailemos, bailemos…si no estamos perdidos”, dijo cierta vez la genial coreógrafa Pina Bausch. Luego de absorber-vivenciar las mieles de esta performance donde se mixtura danza y música, comprobamos que “Sola” no solo es una bahía donde poder resetearnos, es además un ecosistema que confirma que donde termina el imperio de la razón comienza el universo de la imaginación.
By Hugo Manu Correa