Críticas de Teatro

"Yo soy mi propia mujer": Excelencia actoral

Su solo nombre genera veneración.  Sus personificaciones son un edificio que desde el cimiento hasta el dintel de su construcción compositiva tienen una riqueza actoral que solo los iluminados y los que trabajan a destajo pueden anhelar a tan encumbrado olimpo. Decir Julio Chávez no solo en Latinoamérica, sino en España, Alemania y varios países mas de Europa es decir en mayúsculas: Teatro – Actuación – Actor Sublime.

En “Yo soy mi propia mujer”, - obra que está basada en la vida de Charlotte von Mahlsdorf, un extravagante personaje de Berlín del Este, conocido por coleccionar relojes, fonógrafos y muebles antiguos de la época de Wilhelm II-, Julio Chávez materializa una composición actoral que se ubica en la dimensión misma de la excelencia. Directamente este consagradísimo actor, se siente a sus anchas en su gran amor (el teatro), y directamente disfruta de dar una clase magistral de cómo se actúa. Sencillamente el rio que emana de su energía, de su océano creativo y de su trabajo de orfebre surge un caudal interpretativo que imanta a cada parpadeo.

La solidez compositiva, el doble enfoque desde el cual se narra la pieza, es profuso y allana el martilleo a puro galope de información sobre la cual se habla de tan complejo y fascinante personaje. JC (Doug Wright) relata rompiendo la cuarta pared la historia de este singular ser que vivió acosado por Nazis y Comunistas en medio de la Segunda Guerra Mundial. Por el otro, la historia ancla en la verborragia mujer (“que vive en el cuerpo de un hombre”), todo un manojo de historias que tienen un sinfín de anécdotas, historias, sentimientos que componen la hoja de rota de su vida y las circunstancias que la marcaron en cuerpo y alma.

 

El disparador de la historia.

 El cabaret Weimar donde convivieron con Charlotte sus muebles y varios tesoros  llegaron a la voz de un americano quien a su regreso a USA se lo hace saber al dramaturgo  Doug Wright, quien viaja a Alemania para conocer a este ser que le despertó mucha curiosidad.

La historia documenta que de este providencial encuentro surgió una vínculo lleno de matices, fuerte, visceral y con multiplicidad de facetas. Estas son “proyectadas” en esta joya teatral y es el descomunal talento de Julio Chávez logra pendular entre estos dos personajes para narrar las peripecias de tan fascinantes, magnéticos e increíbles seres.

Esa doble autopista en la cual está inferida la historia tiene un caudal de “acrobacisticas” matices compositivos que son en sus detalles gemas brillantes del mejor teatro.  La mano de Agustín Alezzo en la dirección y  “la invisible” aporte de Lili Popovich (como manager), se han entrelazado junto “al actor” para urdir un trabajo a todas luces fuertemente intelectualizado, analizado, con horas de ensayo, de prueba y error, de tirarse al barro para que de allí surja límpida esta composición admirable.

Lo que impacta de ver a Julio Chávez en tan resbaladizo y complejo personaje, es como ha logrado domar la psicología de este ser único y lleno de caminos tan serpenteantes en su universo interior: la desmesura en su dialéctica al hacerla con una simplicidad que conmueve, lo orgánico que le surge ese español con la morfología germánica y por sobre todo como logra ser dueño del envase en cuerpo y espíritu de este ser tan lleno de dulzura, encanto, complejo y genial.

La puesta en escena hace un estudiado aporte subiendo la espuma de la obra como lo son la brillante voz en off que por instantes de mimetiza con la emisión sonora de JC, el diseño de luces, (Félix Monti), el diseño de sonido (Diego Vainero) que logran acercarse e ingresar a la poesía narrativa sin invadir, aportar sin molestar, construir sin destruir lo ya andado.

Otro robusto aporte es el diseño de escenografía (Marcelo Valiente)  el cual tiene elementos que fueron los motorizados de la gran pasión de Charlotte von Mahlsdorf: relojes, fonógrafos, varios detalles de colección, un escritorio, una silla, alguna prenda y no mucho más. En el vestuario (Cristina Villamar) que viste a Chávez está la metáfora de la obra: Las prendas danzan los movimientos de la piel de Charlotte (JC), del ondular de sus dedos, de los “volados” que marcan sus movimientos, de sus ritmos interiores que surgen provistos de un encanto, de un hechizo y de una luminosidad propia de una actuación que magnetiza en todo su recorrido dejando al público atrapado en la tela de araña de tan cautivante hecho teatral. 

 

By Hugo Manu Correa

 

 

PASEO LA PLAZA
Av Corrientes 1660 
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 6320-5350
Web: http://www.paseolaplaza.com.ar
Entradas desde: $ 350,00 - Domingo - 19:15 hs - Hasta el 27/03/2016 
Entradas desde: $ 350,00 - Jueves - 20:45 hs - Hasta el 07/04/2016 
Entradas desde: $ 350,00 - Viernes - 20:00 hs - Del 01/04/2016 al 08/04/2016 
Entradas desde: $ 350,00 - Sábado - 22:00 hs - Del 02/04/2016 al 09/04/2016 
Entradas desde: $ 350,00 - Domingo - 19:00 hs - Del 03/04/2016 al 10/04/2016