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Críticas de Teatro

Stone (La Revelacion)

Valores Rancios

 

“Lo difícil lo hacemos ahora, lo imposible llevara un tiempo”, Billie Holliday

(Hugo Manu Correa). Cuatro personajes conflictuados protagonizan este impecable thriller psicológico, cuyas conciencias lucen acicateadas, todos viven en estados azarosos y lo hacen en un contexto político-religioso que los condiciona tanto como los oprime. El pasado los tironea y en el presente sus acciones denotan hipocresía, a mal olor y a creencias que hace tiempo mostraron su caducidad.

 

El Tema: La culpa, los valores religiosos y la moral conservadora en una sociedad (la estadounidense), que moldea (y deforma) la vida de 4 personajes, tan distintos como necesitados de redención.

 

El Conflicto: Edward Norton (Stone) interpreta sólidamente (brillante por momentos), a un reo que esta tan preso detrás de las rejas como en su propia alma, la cual le acarrea problemas desde hace muchos años evidenciando un dolor que no logra erradicar. Se ve asfixiado en la celda, pero la “puerta para salir de allí” es convencer  a un agente correccional que sus tiempos oscuros son cosas del pasado. Sobre ello debe dar cuenta al personaje de Robert De Niro (Jack) en una  relevante caracterización el cual “digita” quien sale o no en forma condicional de la prisión, ...siendo impiadoso en su proceder.

El film está narrado mayormente en forma cronológica y solo recurre en su relato a dos breves flashback para contextualizar la trama.  Existe aquí un gran logro dado que la fisonomía psicológica, la huella espiritual y las soberbias caracterizaciones de los actores, sumado a la brillante edificación de la puesta y la robusta dirección (John Curran) explicitaron de manera potente el marco dramático del film durante todo el relato.

El diseño de producción (Tim Grimes) se concentro en pocas locaciones “marcando” el contexto físico-emocional por donde discurren estos personajes con sus días-vidas. Ese breve transito físico es el que les impuso el contexto político-cultural que “sistematiza” sus vidas llevándolos a vivir en forma mecánica, con hábitos rancios que evidencia el vencimiento que tienen los valores morales que los cobijan.

También merece subrayarse la sórdida música de Jon Brion y miembros de Radiohead que logra condesar una textura oprosera que moldea aun más el marco de manipulación y de asfixia contante que sobrevuela el film

La trama muestra que poco a poco la rutina del personaje policiaco,  ira deslizándose hacia un sinuoso camino, el cual ira desgajándose en su pétreo carácter. Ello se irá viendo a medida que su reo muestre sus propias debilidades que lo irán obligando a Stone a buscar atajos espirituales, para darle así una comprensión metafísica a una vida que se ha ido desgranando (casi por completo).

Aquí el film llega al clímax central y lo hace con una subtrama omnipresente en todo el relato. Lo hace con voces en off de los medios masivos de comunicación, o sus propias voces (sus conciencias), que gobiernan la moral conservadora que moldea mayormente la vida Estadounidense. Allí aparece el contexto político-religioso en el que se mueven estas personas en una nación como EE.UU., la cual atraviesa en estos tiempos signos evidente de decadencia en los valores que la llevaron a ser la punta de lanza en el mundo.

La gran nación del norte por estos días ve carcomida la matriz  moral que los llevo en su génesis y en su constitución a separar la religión y de la político.  Hoy una de ellas, La religión y su visión están en crisis.  Hace agua por doquier y ello ha ido ahogando a sus ciudadanos los cuales se encuentran perdidos o buscando respuestas en otras creencias espirituales, afectando indisimulablemente a su otro gran pilar...la política.

“No creo en esas m….”, le espeta el oficial a Stone quien ha tenido un notorio cambio interior, logro que obtuvo buscándose a sí mismo y lo hizo a través de una nueva ola espiritual. Mismo respuesta que Jack le da a su esposa Madylyn cuando ella es quien busca un cambio en otra creencia (ante la muerte fáctica de su matrimonio), al decirle que todos primero fuimos piedra para luego "ir puliéndonos en el Karma que todos cargamos”, dice.

Este serán algunos  de los tantos signos que confluye en “el tema” del film, la gran crisis de la sociedad estadounidense. Como lo es la famosa y legendaria 2da enmienda de la constitución de EE.UU., que habilita a cada ciudadano de los EE.UU. a portar arma, lo cual hoy acarrea encendidos debates entre los Demócrata y Republicanos.

El personaje de Robert De Niro en el paroxismo de su crisis sale a “defender” su crisis espiritual portando un arma en su casa (...), huyendo del “incendio” que es su vida,  la cual esta abrazada a valores que ya no tienen que ver la realidad circundante.

El film no tendría la solidez de la cual goza si no le diera marco con la aparición de dos mujeres interpretadas de maneras brillantes por Frances Conroy ( Madylyn) como la abdicada esposa del agente correccional  y la resplandeciente Milla Jovovich (Lucetta) como la esposa-amante de Stone,  mostrando un abanico de múltiples caracterizaciones deslumbrantes de principio a fin.

Lucetta es quien pone al descubierto las miserias e hipocresías con las cuales todos conviven. Cuando hacen su aparición su sensualidad, desparpajo, autenticidad y misticismo nada será igual.  Su arrasador paso en la vida del agente policial lo llevara al fondo de su alma donde esconde sus propias miserias.

El guion ( Angus MacLachlan) no es reluciente, pero se concentro acertadamente en los remolinos emocionales de los 4 personajes atravesados por la culpa y el dolor. El guionista puso en un lado de la balanza a dos personajes en la tercera etapa de sus vidas defendiendo sus creencias, pero deberán tirar la toalla ante dos jóvenes que tienen tanto conflictos como ellos, aunque poseen más autenticidad y una ola de aire fresco que oxigena sus almas.

"Stone" pone sobre la mesa la sordidez, lo asfixiante, y la catarsis que cuatro personajes jamás logran realizar como una "pequeña" muestra del verdadero caldo de cultivo que se cocina en gran parte de una sociedad de EE.UU., que se desgaja pues prefiere mirar para otro lado, concentrándose en lo difícil (el tema) y dejando de lado lo importante (el motivo).

Dirección: John Curran.
País: USA. Año: 2010.
Género: Drama, thriller.
Interpretes: Robert De Niro(Jack Mabry), Edward Norton (Stone), Milla Jovovich (Lucetta), Frances Conroy (Madylyn)
Guión: Angus MacLachlan.
Producción: David Mimran, Jordan Schur y Holly Wiersma.
Fotografía: Maryse Alberti.
Montaje: Alexandre de Franceschi.
Diseño de producción: Tim Grimes.
Vestuario: Vicki Farrell.
Distribuidora: Filmax
No recomendada para menores de 16 años.

 

 

Incriminados: Introspección desolada.

Todos los domingos de abril a las 19 hs se presenta la obra “Incriminados”, de Peter Handke, con adaptación de Leonor Manso y Cesar Fois y las actuaciones de Maia Mónaco y Martín Pavlovsky y dirección de la misma Leonor Manso. El espectáculo presentará un mes más de funciones, todos los domingos a las 19hs. en la sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación

 Hugo Manu Correa-. Peter Handke es un escritor austríaco (también director de cine), quien quedo marcado en su vida por el suicido de su madre y por el hecho (menor por cierto) de estudiar la secundaria en un internado.

Sus introspecciones lo llevaron a cambiar de carrera (literatura por abogacía), y viajar por toda Europa, incluyendo un periplo por España, el cual lo hizo en gran parte caminando.
Sus heridas existenciales las plasmó en varias obras. Una de ellas es "Incriminados", donde lo discursivo es por lejos lo más importante. Lo filosófico-existencial marca el contorno por donde viaja la obra que tiene a dos personas quienes en respectivos monólogos comentan sus vidas. Lo hacen rompiendo la cuarta pared y con la mirada clavada en el público.

Su vida profana en lo social y de trabajo esta contado al detalle. Con el mismo énfasis ambos personajes comentan su insatisfacción con un mundo lleno de reglas, las cuales no hicieron más que cumplirlas y esa “perfección”... de poco les sirvió.

En esos intersticios de sus vidas, en la obra, hace su aparición la voz de una niña ( Chloe Talavera Togander). Lo hace con la potencia de la dulzura y el encanto que denuncia toda voz juvenil (impecable trabajo de diñero sonoro de Barbara Togander). La fuerza con que irrumpe lo consigue con una inmaculada sonorización que cubre todo el ámbito de la sala Solidaridad del CCC. El inconsciente, la conciencia y hasta el lejano más allá están presentes en cada fragmento que esa criatura pronuncia.

La obra no realiza un juicio de valor sobre creencias religiosas o sobre un sistema político. Se ubica en otro lugar más universal como lo es el vacío (angustia) que tienen personajes que han recorrido sus vidas. A ellos la mismísima existencia los dejo machucados sin tener un justificado o un lógico porque en su racional vivir.

Leonor Manso ( escenografia/vesturia/adaptacion/direccion) plasmó esta obra con varios aciertos. El primero de ellos es darle valor a lo más importante, la palabra. Lo otro, es haberle dado un brillante marco escenográfico. Los dos actores (Maia Mónaco y Martín Pavlosky) están plantados en el escenario,  lo apolíneo en sus voces y sus cuerpos robustecen la obra y lucen ubicadas en un minucioso y sutil segundo plano, para dejar implícitamente al descubierto que estos dos personajes tienen algo que decir.

Las voces tienen un tono monocorde que nos habla de la mecanización de la vida de hoy en día. La repetición y el ser perfecto en lo profano fue burlado por el destino. De allí saldrán únicamente con un grito que denuncia el caos existencial que padecen, lo dionisíaco reprimido. Grito que habla del renacer (acaso)  que es el llegar a esta vida, o bien tener dicho (re) nacimiento  luego de que la tragedia los obligo a realizar estas preguntas.

Aquí se advierte (indisimulablemente) lo bíblico, el Adán y Eva que nos habla la creación. Lo hace (se insiste), sin ingresar en un juicio de valor sobre actuales creencias de las principales religiones del orbe. La obra tiene allí su sello principal, la pregunta primigenia que es buscar (intentar al menos), hacer la pregunta de nuestro origen, quienes somos, que hacemos aquí, hacia donde vamos (si es que van para algún lugar). Allí están esos dos sujetos rodeados de un gran vacío que los rodea y que tan notablemente Leonor Manso le dio dimensionalidad.

Otro gran acierto Leonor Manso es que “extirpó” de la dramaturgia original temas del nazismo que no se circunscribían con el contexto argentino y la búsqueda que la propia actriz-directora busco en su adaptación.

La puesta circular se podría inferir que habla de ese subí y baja de la vida, y de la circularidad que con-lleva el oficio de vivir. Dicha puesta parafraseando al antropólogo francés Marc Augé es un “no lugar”, donde lo inmenso de ese negro espacio vacío. Esa oquedad habla de un espacio que actúa como ese lugar vacuo que tiene mucha voz, en ese mar de preguntas que padecen ambos personajes.

Dicho hueco espacial, le resultará fácilmente reconocible para aquellos amantes del género ciencia ficción, especialmente para los que hayan leído  las geniales creaciones de Arthur Clarke como la  maravillosa Rama Revelada. Si bien en la obra del padre de la ciencia ficción los personajes tienen una impronta optimista, aunque también están rodeados de un ese inmenso vacío ( espacio negro que habla "del espacio"). En esta admirable pieza ese hueco físico y existencial es interrumpido y acompañado en algunos tramos por  algunas luces que “cada tanto” hacen su aparición.

La acústica de la sala Solidaridad del CCC es impecable, junto con una iluminación logran hacer deslizar en la superficie nuevos contornos sin invadir (más bien potenciar) nunca ni el "tema" ni el "conflicto" que lleva adelante esta destacadísima obra.

Las actuaciones de Maia Mónaco como Martín Pavlovsky son sólidas, potentes, creíbles y notablemente construidas. Lo generan desde la apoderación del texto, la musicalidad de sus voces, y lo acicateados que lucen dichos personajes.  Crean asi una atmosfera admirable logrando intalar rápidamente  la sensación de agobio que a ambos sujetos los gobierna.

Dragón de Komodo

Des-encuentros Molestos.

"La juventud es un defecto que se cura con los años",  Enrique Poncela.

Hugo Manu Correa-. Cuerpos corriendo de aquí para allá buscando algo sin saber qué, pero buscándolo. Primero de los signos que nos arroja en la cara "Dragón de Komodo". Obra donde un grupo de jóvenes se tironean entre sí,  se juntan pero no se unen, más bien se ajan, se lastiman, se fiscalizan y giran en remolino buscando lo que los atraviesa y constituye como jóvenes.  Aunque es el porqué el que los lleva al "to be or not to be"...y en eso andan.

Esta fábula abre un sinfín de puertas sobre la matrix interior que los constituye. En el actual mundo donde lo individual cierra cualquier posibilidad de que el otro tenga que ver con uno mismo, paradójicamente aquí se es consciente de que ese otro es parte de uno. Pero lo que potencia el conflicto es que ese otro es ninguneado constantemente,  como que esa parte “de mi” no me gustará, dando lugar entonces al surgir del amor-odio.

Un sexteto de 3 x 3 (hombres y mujeres) dialogan, se gritan, se provocan, se victimizan, eyectan de su boca lo que se le viene a la mente. Sus diatribas son escupidas como dagas (dolores). Ese es la punta del iceberg que dimensionalmente traza una radiografía sobre sus padecimientos. Ese propio dolor es el que los acerca al querer-pretender estar bien. No lo consiguen en sus intentos, entonces los devaneos con sus luces y sombras cobra cada vez mas espesura
.

El marco poético que contiene a estos seis fuertes personajes esta esplendida cubierto por objetos que atiborran la puesta, pero increíblemente dado las edificantes actuaciones, la ecléctica y poética escenografía, mas la brillante dirección logran, no solo hacer fluir la sinergia de todos los elementos en escena, sino que logran condensar una obra de vivificante pigmentación, potentísima, entretenida y con riesgos varios.

“Molestos como mosca de tambo”, dice un viejo refrán campero. Así están ellos rodeados de esas literales inmensas moscas que metafóricamente los definen. Allí están ellos en ese escenario de “mierda”, que los contiene-detiene.

Cristian Morales (Dirección) le dio una coreografía (junto a Ana Garat y Pilar Beamonte) admirable: espacialmente jugada, provocativa, divertida y funcional al eje temático que abordan. La “filosofía” que sustenta esta búsqueda logra ser justificada por tema y conflicto.
Meneos enajenados, excéntricos y constantes de los actores, agresiones varias, sensualidad y agresividad por igual, contorneo y plasticidad siempre exigente. A ello se le suma un vestuario esplendido (Verónica de la Canal – Miuki Madelaire) y digno de modernidad.  Al mismo tiempo le da un barniz que provee la  puesta de una contemporaneidad "neutral", digna de cualquier coyuntura de tiempo, cultura y marco social.

Las gigantes propias moscas, un espejo, juegos de luces, una planta gigante, un moscardón inmenso, son algunos de los objetos que viven en la poética espacial y que rodean a estos jóvenes, los cuales viven con un amor en menor dosis de la que necesitan. Y la orfandad de ese néctar no ha hecho más que aparecer.

Sexo, personajes populares del ámbito porteño, vulgaridades justificadas, poesía, sueños, ilusiones, etc., componen el rosario conceptual de los temas que abordan, los cuales tiene como uno de los signos la destrucción de la cuarta pared. Este es otro signo que robustece la propuesta de "Dragón de Komodo", ya que este relato ha sido impuesto por  la media-network (monologo-stand up - big brother)  que en la última década se ha popularizado, y la juventud lo ha tomado como modo de exorcizar sus remolinos interiores.

El otro rasgo distintivo y refrescante es la música. La misma habita toda esta comedia de enredos de principio a fin. Aquí el trabajo de Ana Garat y Pilar Beamonte reluce. Elevan la pieza con una sincronización milimétrica, dándole marco a la retórica encendida en todo su recorrido. Usan para ello un mosaico de temas de los más variados, algunos de los cuales tienen fuerte resonancia en el reconocimiento indisimulable que tiene ese código con el público.

“Dragón de Komodo” sin llegar a ser una obra tridimensional (pareciera no buscar eso), tiene en su bidimensionalidad algo sumamente potente y admirable.  He allí su relevancia pues logra ser concreta y explicita en su profanidad sin más pretensión que contar los demonios y dioses que habitan en estos jóvenes.


Las actuaciones son verosímiles en todos los casos. Merecen subrayarse los trabajos de Juan Pablo Panebianco en un rol soberbio, Salome Vega quien enhebra el relato de la obra con su sensualidad y su magnética  presencia actoral, y Chachi Telesco la cual con su imantada presencia y prodigiosa voz le otorga la cuota más sensible y colorida a esta propuesta singular, que asume riesgos y que tiene aun mucho más brillo por descubrir.

Pdta.: "Cometí el peor pecado de mi vida, no ser feliz", Jorge Luis Borges

Estos jóvenes allí están, con anemia de amor, con el dolor a cuestas. Tormento que no actúa como faro-guía. Se ha vuelto algo residual y tóxico, sin permitirles ser felices.

Dirección y autoría: Cristian Morales
Coreografía: Pilar Beamonte, Ana Garat
Intérpretes: Salomé Vega, Santiago Caamaño, Nieves González, Juan Pablo Panebianco, Leonardo Serio, Chachi Telesco.
Artistas invitados: Miuki Madelaire
Vestuario: Verónica De la Canal, Miuki Madelaire
Escenografía: Cristian Morales
Maquillaje: Maximiliano Jitric, Emanuel Miño
Post producción audiovisual: Juanmi Icario
Artista plástico: Ariel Villarreal
Fotografía: Niki Noto
Producción ejecutiva: Ricardo Saieh
Prensa: Walter Duche, Alejandro Zarate

NOAVESTRUZ, Humboldt 1857, 4777-6956, $ 30,00, Miércoles - 21:00 hs

O Estranho caso de Angelica

Amor metafísico

 

Hugo Manu Correa-. “Soy una persona complicada y además me pasa esto”, le dice Isaac a la sirvienta de una casa a cuyo lugar llevo fotografías de una bella joven muerta...de quien concluye enamorado.

De Manoel de Oliveira retrato en 97 minutos con la sapiencia de orfebre este film enigmático y sombrío el cual retrata la vida de un joven que vive escindido de la realidad y a quien el amor lo atrapara de la manera más extraña imaginable.

Isaac atraviesa sus días en forma paralela  al resto de los mortales qué lo rodean. Su interior esta ajado por algo que lo atraviesa espiritualmente. Esa emoción provoca un comportamiento extraño en sus acciones que perturba a todos aquellos que lo circundan.

El conflicto en él es este misterioso hecho: enamorarse de una muerta; lo cual le acarreara situaciones de fuerte impacto, provocando noches verdaderamente "pesadas".  Acaso ello pueda llevarlo a descodificar el laberintico y atávico tormento que es su vida.

El film esta tejido de principio a fin con una textura negra, reflejando siempre el punto de vista del alma perturbada de Isaac, quien transita sus días con un indisimulable penar, pues advierte que la dimensión de su existencia no no se corresponden con la contemporaneidad reinante. 


Isaac (Ricardo Trepa)  es fotógrafo y llego de manera no del todo clara a un caserón que actúa como pensión. Allí es requerido una noche para fotografiar a una joven muerta.  Luego de una persistente negativa es convencido de acudir a la cita. En el propio acto fotográfico la bellísima Angél-ica (Pilar López de Ayala), le sonríe y ello le causa tal perturbación que lo hace salir poco menos que despavorido de allí.

“¿Por qué saca fotografías a esos trabajadores (…) es un oficio antiquísimo?”, le espeta la mayordoma de la casa donde vive. Isaac retrata esos documentos como algo “nuevo” en su vida.  Allí el talentoso director Europeo nos entrega la primera guía de esta alma "pretérita". Alma que se comporta con la misma sensación de extrañeza en cada acto,  causando así más perturbación con quienes están cerca de él.

El director portugués logra conjugar en cada cuadro elementos que configuran las distintas capas metafísicas del ver (mirar la vida) y vivir la realidad de los personajes. A los continuos, estáticos y repetidos cuadros en blanco y negro, en una escena le agrega una pequeña esfera (mayor signo acaso del film) llena de agua en cuyo interior un pez fosforescente y su vivaz comportamiento atraen a Isaac. Alli vemos toda la simbología de separación espiritual, cultural y social (hasta política) que vive Isaac de todo cuanto lo circunda.

Primero contempla al expeditivo pececito, luego queda absorto y  tercero queda conmovido al advertir que ese pez en su universo de agua está lleno de vida y de libertad. Muy distinto al ahogo existencial que articula su existencia donde el aire que lo rodea solo pareciera asfixiarlo.

Justamente lo existencialista esta abordado con una precisión de orfebre. Oliveira obturo cualquier elemento técnico y artístico que fuera a mostrar la costura de esta formidable creación: Las actuaciones tienen en todos casos están “alimentadas” por la naturaleza circundante. Los gestos, los hábitos, la naturalidad navega en cada uno de ellos no siendo dotados de artificios no correspondientes a la época que los cobija.

Una pájaro, el impacto de la ruidosa contemporaneidad o una mariposa cual llamado de ángeles, condensan la metáfora poética haciendo confluir las distintas dimensiones que atraviesan de principio a fin esta fascinante creación. Ello sumado a lo resquebrajado que esta espiritualmente Isaac con pesadillas varias, no pudiendo separar realidad de sueño concretando un universo complejo y poético. Así Oliveira viste (y reviste) a la historia. Los personajes se entrelazan sin más vínculo que el verse ya que todo lo que los constituye como seres mayormente los separa.

La única gota (la lluvia será un recurso de natural trascendencia en muchas partes del film) que hace macula a "O estranho caso de Angelica", es que tiene en una de las escenas más importantes del film una similitud apabullante a la fenomenal “Cumbres Borrascosas”. Se podría inferir también que allí hay un homenaje implícito para un clásico del cine, lo cierto es que también le restan algo de brillo a este drama, aunque no logra erosionar el resultado final de esta soberbia creación.

El juvenil espíritu de trabajo de Oliveira desmiente su centenaria vida, la cual tiene varias dimensiones que lo atraviesan. Ellas quedan en evidencia al ser traducirlas y encapsuladas en esta fantasmagórica, subyugante y metafísica creación del incansable y genial artística portugués.

Director: Manoel de Oliveira
Guión: Manoel de Oliveira
Intérpretes: Filipe Vargas, Isabel Ruth, Leonor Silveira, Luís Miguel Cintra, Pilar López de Ayala, Ricardo Trêpa
Productor: François d'Artemare, Maria João Mayer, Luis Miñarro
Estreno en Argentina: 31 diciembre 2011

 

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