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Críticas de Teatro

La Última Habitación- El despertar de Clara

"Viaje a otro mundo en clave de Humor"

 

"No les avise, ni a los de allí ni a los de acá”, así se manifiesta Clara (Luisina Di Chenna) en referencia a los dos mundos en los que transita su vida y que sólo ella conoce. Uno es su delicado estado de salud que lo transita rodeada por quienes la cuidan, y el otro es el lugar hacia donde viaja en medio del trance que atraviesa.

 

La expresión de Clara sintetiza el soporte por el cual viaja "La Ultima Habitación", hermosa obra que está concebida en clave de comedia y que recurre al clown para descomprimir aun más la realidad cuyo relato tranquilamente pudo ser mucho más denso. Su grave estado de salud es el centro de esta “tragedia”, que tiene en velo a un doctor y a su enfermera al igual que a El Negro (esposo de Clara)

 

Solo 48 hs. le queda a Clara de cobertura médica y ese es otro conflicto que los enfrenta al doctor (Maximiliano Trento) y a su enfermera Mabel (Sol Lebenfisz), quien junto a El Negro (Gabriel Páez) confían que Clara tendrá la recuperación de su salud. Sin embargo, Clara en medio de la espesa realidad logra captar cuanto la rodea. Ella consigue saber (en Su Despertar) que el doctor es un buen cantante, que su enfermera es una buena persona y que El Negro, sigue queriéndola, y que esta a su lado acompañándola.

 

A la plasticidad en los cuerpos -cuya elasticidad y elegancia esta bien aceitada y despojada de artificios- se le suma una puesta que colabora con la frescura que recorre la obra. Dicha habitación posee los elementos básicos de una sala de sanatorio, pero aquí tiene los colores blanco y celeste enaltecidos con una precisa luz que borra lo oscuro que suele apoderarse en estos lugares.

 

Un gran logro se advierte en la gran sincronización que hay entre la dramaturgia y la dirección (Walter Velásquez). En boca de personajes estupendamente bien compuestos el texto siempre es sopesado con justas intenciones para luego salirse de su cause normal y descolocar con sus “salidas”. Allí el cuerpo acompaña esta decisión y lo hace auxiliado por una buena plasticidad y donde el clown tiene un rol preponderante.

 

En el rubro de gran acierto merece subrayarse el soporte de video arte (Agustín Demichelis), que fue elegido para dar a conocer la noticia del milagro de la recuperación de la salud de Clara. Los graf con las noticias hacen de la delicia del público y este elemento ocurrente y acertado va en sintonía con la personalidad de los 4 personajes, subiendo así la apuesta sin por ello perder la sólida estructura con la cual viaja esta buena comedia.

 

La música tiene un rol muy destacado y es un actor más que colabora con la obra dando a conocer la paleta de colores de las emociones de los personajes. Las melodías van al compás de la filosofía y carácter de estos cuatro protagonistas queribles y simpáticos que durante toda la obra “se burlan” de la seria situación y logran descomprimir la densidad que los rodea con un gran trabajo actoral al igual que los restantes rubros de esta equilibrada, simpática y hermosa obra.

 

 

Ficha técnico artística

Dramaturgia: Walter Velázquez
Actuan: Gonzalo Alfonsín, Luisina Di Chenna, María Jimena López, Gabriel Paez
Vestuario: Soledad Galarce
Escenografía: Ariel Vaccaro
Diseño de luces: Ricardo Sica
Video: Agustin Demichelis
Fotografía: Clara Muschietti
Diseño gráfico: Cristian Palacios
Asesoramiento psicológico: Cecilia Nieto
Asistencia de dirección: Jimena López, Flavia Salto
Prensa: Tehagolaprensa
Producción general: Andrea Feiguin
Dirección: Walter Velázquez

Web: http://sin-pulgares.blogspot.com/

Este espectáculo formó parte del evento: Pirologías 2009 - III Festival Internacional de Teatro Independiente

 

 

El Legado de Caín

 

Génesis del Placer y del Dolor 


Por Hugo Manu Correa-. Desparpajo visual. Retorica encendida, criptica y luminosa. Cuerpos regidos impecablemente por contenidos de emociones cuyas ideas son irrenunciables.  "El Legado de Caín" está basada en la obra de  Sacher –Masoch (x) quien centro su vida en tratar todos los grandes temas de la vida: el amor, la propiedad, el estado, la guerra, el trabajo y la muerte.

En esta libre versión  Claudio Quinteros (segunda parte del estudio sobre "La Venus de las Pieles")  imagino a las tres mejores amantes (Fanny, Hulda y Aurora) del  “padre del masoquismo” quienes abordan algunos de los tópicos que obsesionó al escritor Austro-Húngaro, como lo son: el amor, la esclavitud, la propiedad (del cuerpo y espíritu), el deseo, la libertad, el erotismo  y el poder.

Lo filoso y ciertamente acertado que tiene esta estupenda obra es que lleva de principio a fin la "textura" filosófica que sustentaba el ideario de Masoch y que constituía el núcleo de su "postulado". Su Idealidad en ese tipo de vida. Tal como dijo Dostoievski, “Es demasiado Idealista (el mundo de Masoch) y por lo mismo, cruel”.  Y vaya si lo es. En cada dialogo las tres mujeres enuncian sus retorica con un fuego y un poder de convencimiento letal, lapidario y cargado de un dulce veneno en cada fonema-mirada-acción.

Leopoldo (presente a través de un signo) es el hombre “a amar” y quien como una fuerza centrifuga condensa la atención de sus amantes. Aurora es su pasado. Ella aun lo ama y perdió un hijo con él y trata de “desviar” esa angustia negando el hecho y ese conflicto en su ser estallara cuando choque con “sus competidoras”. Una de ellas es Hulda. Ella es el presente. Es su secretaria. Y emana con su sola presencia una crueldad lapidaria y despedazara a quien se le cruce en el camino.  Fanny tiene “otra distancia” con Leopoldo. Se permite otra contemplación. Ella es sensual y conoce matemática y científicamente “al detalle” los órganos que hacen del sexo el motor que rige su vida. Así se vincula y con llamaradas lo espeta de su boca.


Proyecciones sobre una urbanidad mecánica, fría, desangelada nos ubica rápida y acertadamente en un espacio donde las tres mujeres con prendas negras viven y se sobreviven  en una superficie que tiene una textura oscura dándole así mas “volumen” a ese universo que las envuelve. El legado…sitúa de esa manera un espacio más espeso que nuestra (actual) contemporaneidad, dándolo un marco acorde para cuerpos que acompañan las ideas y ellas... no se negocian.

La dramaturgia es impecable. Interconecta de manera explícita y aplastante todos los tópicos expuestos en la obra logrando describir el espíritu gélido de los personajes que no renuncian a sus ideales y por ello destruirán a su rival si ello fuera necesario. Tanto en sus discursos, como en los rígidos diálogos que articulan los vínculos arman un escenario donde  la adrenalina jamás da respiro. Allí sensualidad y el vigoroso accionar de los cuerpos dirá presente todo el tiempo.

El resultado es un obra potente ya que no renuncia a la semiología de signos que postulo el brillante y polémico Masoch quien cuando presento sus trabajos tuvo tanto éxito como escándalo en Paris, debido a que explicitaba sus peculiares gustos y esa patina de cierta psicopatía está concebida en esta creación de Claudio Quinteros con un registro actoral, dramatúrgico y de puesta admirables.


(x) Leopold von Sacher-Masoch (*27 de enero de 1836, Lemberg- 9 de marzo de 1895, Lindheim, Fráncfort del Meno, Imperio Austro-hungaro), fue un escritor austríaco reconocido en su época. Nació en el seno de una familia aristocrática en 1836. En sus novelas retrató a seres que gustaban de prácticas sexuales


Título: El Legado de Caín

Autor: Claudio Quinteros
Dirección: Claudio Quinteros
Asistencia de dirección: Alejandra Endler, Agustina Soler
Intérpretes: Anabella Bacigalupo, Marcela Mella, Nayla Pose
Voz en Off: Candela Cibrian Tapia, Rainer Wolcken
Música original: Eitan Abelson, Bruno Canossa, Patricio Noe Crom
Ilustrador: Mariano Sigal
Prensa: Carolina Alfonso
El Brío- Espacio de investigación teatral
Guatemala 5092,             4771-7005      
Sabados: 21 hs.

 

Torrente 4: Lethal Crisis

Risa-Patetismo -y Basura- en medio de la Crisis


(*)-. En esta cuarta entrega de la épica saga Torrentiana el héroe se encuentra en una situación sumamente complicada y de ella debera salir como sea.
“Todo va fatal. Los socialistas nos han llevado a la ruina. Los homosexuales pueden casarse. Y hay un negro en La Casa Blanca, pero no de limpiador, no, ¡de presidente! Lo único (bueno),  es que España ganó el Mundial, pero eso tampoco es tan bueno, porque medio equipo era del Barça”.
Con este speech en un cementerio lamentándose la muerte de un gran amigo, el héroe (brazo tonto de la ley), Santiago Segura nos muestra el contorno que da fisonomía político-cultural-social-psicológico al personaje de Torrente, quien llego en esta cuarta entrega con el humor como bandera, el 3D como soporte notablemente utilizado y un guion que tiene lo mejor en su meta-mensaje.
Escatológica, sin culpas, vulgar, patética y mas (mucho mas),  todo ello encierra en su pack esta creación de Santiago Segura.
En esta secuela utilizo todos los ingredientes (artísticos y técnicos) y los distribuyo de tal manera que el film nunca intoxica, -ni abruma-, a pesar del mar de lugares comunes donde cae, con un humor hasta ingenuo por momentos, y con una trama que tiene en la no sorpresa su mayor sorpresa.
El film se estrena en 2011 -se rodo en 2010-, tiempos en los que España tuvo que mirarse al espejo y admitir que los tiempos de bonanzas económicas se han terminado.
La luna miel -con el escudo de la comunidad económica europea en el pecho-, ha concluido y con el ella el glamour se ha marchado. El desbarranco económico ha explotado en el país y ello ha impactado en toda la sociedad...dejando al descubierto lo que se escondía detrás de primer súper exitoso mundo.
Lo refinado, de alta alcurnia, “lo importante” ha muerto. Lo vulgar, los inmigrantes, los anti-héroes, lo podrido, los segundos y los muchos perdedores también muestran que existen. Ellos son al mismo tiempo parte de la comunidad. Son parte de la sociedad (basura) que el talentosísimo Santiago Segura nos muestra en esta 4 secuela.
Santiago Segura es licenciado en Bellas Artes  por la Universidad Complutense de Madrid, quien comenzó su carrera en el año 1989, cuando escribió, dirigió y protagonizo el primero de sus cortos: Relatos de la Medianoche, al que seguirían Evilio (1992), Perturbado (1993), ganador del premio Goya 1995 al Mejor Cortometraje de Ficción, y Evilio vuelve: El Purificador (1994), secuela del primero.
“Torrente 4. Lethal crisis”, siempre mantiene el tono y la pulsión. Como una muestra de ello es la notable química que Torrente logra con Rin Rin,  notable trabajo de Kiko Rivera como ladero (cual Sancho Panza). Los magistrales trabajos como carceleros de Tony Leblanc y Yon Gonzalez son lo mejor del film y la dan un espesor mayúsculo en donde el film descansa dramáticamente.
Mientras el (anti) héroe viaje en su crisis interna, con inmigrantes en la propia cocina de su casa, con un reloj que lo apremia con la misión que debe cumplir, con las borracheras y situaciones que “huelen mal” todo el tiempo, el film logra atrapar en ese rosario de chabacanerías ya que las porquerías que cuenta-muestra tienen una poderosa significación. La misma habla explícitamente del tacho de basura de su vida e implícitamente en su meta-mensaje confecciona el universo social que son estos “nuevos tiempos”.
Los cameos aparecen con personajes de la cultura basura de España como Belén Esteban, Carmen de Mairena, Kiko Matamoros, María Patiño, Carmen Martínez Bordiu, Ana Obregón  realizan sus participaciones contribuyendo en este puzzle estético-político-bizarro que el film muestra de principio a fin.
El Kun Agüero y David Bisbal parodiendose en sus breves intervenciones le otorga potencia al relato articulando así un momento más de frescura y comicidad.
Buenafuente, Pablo Motos, Ernesto Sevilla, Sergio Ramos, Pipita Higuain,  Risto Mejide o el Dioni aparecen en un match brutal que define varias cosas.
La utilización del 3D realza esta creación, dándole brillo a cada plano, a las breves escenas o a cada secuencia durante todo el metraje.
Santiago Segura –con el escudito de su Aleti en la solapa-, muestra nuevamente que es inteligente porque no juega a mostrar que lo es.
El film es sólido, la hilaridad está presente para cualquier espectador que se siente (solo) a disfrutar de lo ordinario, a dejar la seriedad-importante de lado y permitirse arrastrar por este tsunami de patetismo que edifica un film liviano, potente, colorido, divertido y entretenido desde el primer al último cuadro. 


(*)-. Crítica de Hugo Manu Correa
Título: Torrente 4: Lethal Crisis
Título original: Torrente 4
Dirección: Santiago Segura
País: España
Año: 2011
Duración: 102 min.
Género: Criminal, Comedia, Acción
Calificación: No recomendada para menores de 12 años
Reparto: Santiago Segura, Ana Obregón, Yon González, David Bisbal, Andreu Buenafuente, Fernando Esteso, Cesc Fàbregas, Belén Esteban, María Patiño, Kiko Matamoros
Guión: Santiago Segura
Web: www.torrente4.com
Distribuidora: Warner Bros. Pictures
Productora: Amiguetes Entertainment, Antena 3 Films
Título: Torrente 4: Lethal Crisis
Título original: Torrente 4
Dirección: Santiago Segura
País: España
Año: 2011
Duración: 102 min.
Género: Criminal, Comedia, Acción
Calificación: No recomendada para menores de 12 años
Reparto: Santiago Segura, Ana Obregón, Yon González, David Bisbal, Andreu Buenafuente, Fernando Esteso, Cesc Fàbregas, Belén Esteban, María Patiño, Kiko Matamoros, David Fernández, Álex Lecquio, Carmen Martínez Bordiu, Risto Mejide, Sergio Agüero, José Campos, Kiko Rivera
Guión: Santiago Segura
Web: www.torrente4.com
Distribuidora: Warner Bros. Pictures
Productora: Amiguetes Entertainment, Antena 3 Films
Departamento artístico: Daniel Izar de la Fuente
Dirección: Santiago Segura
Efectos especiales: Juan Ramón Molina
Efectos visuales: Francisco Palomares Pozas, Pedro Lara
Montaje: Alejandro Lázaro
Sonido: Edgar Vidal, Erik Vidal, Gabriel Gutiérrez, Kiku Vidal

El Descenso del Monte Morgan

                                         "Culpa, Amor y Traición”

“Les di felicidad…a las tres… ahora me culpan por haberlas traicionado. Aquí el único que sufrió por esto fui yo”

Con este speech en la mitad de la obra,  Lyman Felt (Oscar Martínez), un exitoso vendedor de seguros se desahoga disparando su verdad sobre el tema y conflicto que él ha provocado y que concentra  el núcleo de la notable “El Descenso del Monte Morgan”.

Con un relato fragmentado en lo dramatúrgico, en lo espacial y en la arquitectura emocional de los personajes durante todo el trayecto de la obra,  “El Descenso…” sustenta así los tres ejes estructurales que eligió Daniel Veronese (Dirección) en esta pieza admirable del genial Arthur Miller.

Lyman recibe la información por parte de una enfermera (Gabriela Ferrero), de que esta internado en un hospital.  Allí llego luego de tener un accidente de auto producto de la nieve reinante en la gélida y oscura noche.

En contra de su deseo, allí acuden luego de haber sido notificadas su esposa, su hija y su “nuevo amor”, desatándose un conflicto que hace “nueve años que se ha incubado”. Nuevo matrimonio que trajo consigo a Benjamín, el cual estará presente en la dramaturgia, no así en el escenario.

 “Nunca diría que eres un exitoso hombre de seguros”, le dice Leah (Eleonora Wesler), cuando advierte la riqueza interior y de palabra de este exitoso hombre en sus negocios, hecho este que se propicio en Europa. Lyman vive así en el viejo continente un nuevo amor. Al tiempo que en la pujante Nueva York se ha ido marchitando su viejo amor con Theo.

Arthur Miller (1915-2005) plasmo en esta obra los dos macro-escenarios en cuanto a lo político en que se dividió el mundo: El Capitalismo por un lado y “la muerte del Socialismo y del Cristianismo” por otro,  tal como dice Theo (su primera esposa).

Podría inferirse que la obra habla de la mentira -de una doble vida-, de cómo un hombre exitoso se enreda en un espiral descendente y oscuro  en donde cae su vida (Trama), pero es en la sub-trama  (y sus derivados), en donde el talento de Miller pone los binoculares. 

Theo (Carola Reyna) será quien le espeta a Lyman los beneficios de la monogamia: “Fortalece la familia y debilita el poder del estado sobre los individuos”, le contesta a Lyman quien le contesta que ella es una mujer muy clásica.

Arthur Miller dio vida a esta obra en 1991 cuando la actual súper-potencia se hizo dueña absoluta del mundo,  poniendo de relieve como las personas airean su economía al tiempo que se asfixian interiormente ante el nuevo escenario mundial dominado por el "tener" como norte principal (y hasta único) de la vida .

En ese tobogán vive Lyman con un constante subi y baja emocional terminando irremediablemente enraizando el conflicto en su vida.

 Veronese explotó a la perfección las grandes dimensiones la sala del Teatro Metropolitan, tanto como los mínimos recursos técnicos, aunque nunca subordinó la obra a ello. Allí radica un gran acierto del fenomenal director, quien apostó a las fuertes transiciones de los personajes para que estos se hagan dueños del conflicto durante todo el trazo, y así la obra cobró no solo en verosimilitud sino en potencialidad. Ello sumado a un austero vestuario que le brinda credibilidad histórica y emocional dado el diferendo que los ha convocado y en el lugar (además) donde se desarrolla el pugilato verbal.

Otro logro admirable del director de "La Noche canta sus Canciones (entre otras),  es  haberle puesto “bocados” con palabras a la argentina que le quitan dramatismo a la pieza conduciéndola a un lugar más cómico. Así logra una cuota de empatía con el público (risas de por medio) posibilitando un mayor diálogo.

No obstante  Veronese le otorga la gimnasia del teatro off logrando así su más rico cometido: hace trabajar al público constantemente con la fragmentación, con el quiebre periódico de las emociones y con la búsqueda persistente a la que están sometidos los personajes admirablemente dibujados.

 En “La Culpa” está el dilema moral de mayor peso en la obra, tanto así que “es” la palabra que los personajes más eyectan de sus bocas cuando tratan de resolver el conflicto, y de allí se desprende que fue lo que lo motivó: El Amor, la caducidad del mismo y la consecuente traición.

Eleonora Wesler otorga un correcto trabajo y sin fisuras durante todo el trayecto. Malena Figó (la hija) brinda un personaje desparejo, con luces, grises y sombras. Ernesto Claudio (El abogado) le brinda color a su personaje gris. Gabriela Ferrero (la enfermera), brinda solidez durante toda la obra. En tanto que Carola Reyna (Theo) brilla en su rol de mujer despechada, conmovida y orgullosa de sus valores.

Oscar Martínez edifica un personaje riquísimo, verosímil, cambiante, solido, articulando una paleta de colores constante en donde se reflejan y refractan todas las emociones de cada personaje que le vomitan sus verdades.  Transita con admirable plasticidad cada transición yendo desde la comicidad a lo solemne y desde un sereno lago a una profunda cascada, apareciendo en su rostro el impacto que le da vivenciar ese vacío que su vida padece.

“No renunciare a nada, quiero todo”, le dice Lyman a su correcto y clásico abogado, quien es el puente entre los problemas de conductas morales y su solución a través de cuestiones prácticas. Este también soporta el embate dialéctico de Lyman quien le dice: “No he vivido la vida de otro, he vivido Mi Vida”, y allí termina de construirse justamente el dilema de su actual estado. El es un hombre que termina no renunciando a su ideal  y deberá enfrentar las consecuencias por el Edén perdido.

  Hugo Manu Correa

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