Hundan el Belgrano
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Naufragio de la Verdad
A las cuatro de la tarde del 2 de mayo de 1982, a más de 200 millas de las Islas Malvinas, dos torpedos del HMS Conqueror dieron en un blanco: el ARA General Belgrano. Quince minutos después, el barco empezó a hundirse. Tardó sólo una hora. Había 1093 personas a bordo: 770 lograron salvarse y 323 murieron.
Ese hecho hizo saltar por los aires cualquier presunción de inocencia y de verdad que encierra una guerra. Bien es sabido que lo primero que muere con una guerra es precisamente la verdad. Hundan al Belgrano habla-narra sobre el naufragio de dicha verdad.
Ingresando como una astilla, el hundimiento del Belgrano significo un acto vacio no solo de ética de guerra, sino barnizado por la más cruel maldad. Tuvo además despojamiento de cualquier principio ético y fue la grieta (esta guerra) que encontró el gobierno conservador de Margaret Thatcher para encauzar el errático andar de su gobierno en lo político, social y económico.
A 30 años de esa gesta y con mucha agua azuzada por estas horas por parte de la política exterior del gobierno argentino (sobre su reclamo-exigencia para con el gobierno británico de sentarse a dialogar sobre la soberanía de las Islas); aquellos hechos no solo asoman como una ola que se abalanza sobre la sociedad argentina, sino que además exigen ser recordados y sus heridas no transitadas-depuradas-curadas definitivamente.
Hundan al Belgrano escrita por Steven Berkoff tiene una desprejuiciada mirada política y una incisiva observación histórica, así como también un juicio examen de consciencia no solo de un gobierno de turno (el británico), sino además sobre los motores imperialistas y la épica de rapiña que moviliza los actos bélicos a un imperio devastador en pos de sus logros.
Claudia Marocchi en la dirección absorbió con maestría el texto brillantemente adoptado por Rafal Spregelburd. Lo sustancio del cuerpo político de la obra se articula en todo su recorrido y siempre conserva su norte.
Ahora bien, de que va la obra? Fragmentada en su relato, desmembrada en los cuerpos y con un verticalismo árido, así es que la obra logra impactar y entretener.
Con separadores biográfico rompiendo la cuarta pared entre escena y escena documentando los hechos, con música en varios momentos, con una puesta que “asimila” sus varios ropajes y con dos cuerpos actorales que hacen cabalgar la trama, así es como avanza de forma briosa, desestructurada y con varios guiños cómicos, una obra de 1.40 de duración.
En tiempos donde (google mediante), cualquiera puede interiorizarse sobre tal o cual hecho, la obra en su dramaturgia no se hizo la distraída e hizo de los leños (la historia) brazas. No pinto con disimulo el indecoroso accionar político de ambos gobiernos y los desnuda a la perfección. Esta versión no esquiva el bulto y pone toda la carne en el asador: Vestuario (Pablo Graziano), Iluminación (Alejandro Le Roux), Peinados (Alejandro Granado), FX (Maximiliano Soto- Axel Peruzzo), Realización Video (Mariana Rojas), Música en vivo (Pablo Vasquez) son pretenciosos y logran su cometido ya que hay una idea, un concepto que los contiene y fundamentalmente hay actores a la altura de las circunstancias.
La dirección puso el acento en que la obra no solo sea dicha a través de la voz, sino a través de la transpiración de los cuerpos que tienen la huella política indeleble de los zapatos de la Dama de Hierro. En ese signo la dirección atomizo la mirada de la obra: los poros sudan la representación, la cobijan, la elevan incluso hasta el sitial donde (también) le hace un guiño al “…no llores por mí Argentina… (…)”
Merecen destacarse con efervescencia a Mónica Bonelli (Amarga Cachas), componiendo a una Margaret Thachter sin fisuras y con brillo durante todo su recorrido. Gastón Rodríguez (Alcahuete / almirante), es el servil político que administra con sobriedad su notable composición. Párrafo especial para Estanislao Milicich que en su triple rol (Piojo / Comandante/ Buchon), logra composiciones-transiciones brillantes, impecable en sostener tan alto voltaje actoral en cada aparición que realiza dándole lustre a la obra.
Claudia Marocchi (Dirección) tiene mucho talento, pero además ama lo que hace. Y ello se nota en el mucho trabajo que tiene la obra. Hundan al Belgrano además de no tener costuras, posee lo fundamental: funciona. Lo hace porque tiene ritmo, tiene un respeto mayúsculo por la dramaturgia y su distancia-mirada-británica, porque en la cercanía que ofrece la adaptación allí están los cuerpos para zambullirse de lleno y además tiene un innegable valor ético en una representación moderna, pujante y un gran coraje artístico, y lo más bello: conserva la magia por ver teatro.
By Hugo Manu Correa
Ficha técnico artística
Autoría: Steven Berkoff
Traducción: Rafael Spregelburd
Intérpretes: Monina Bonelli, Carlos Cano, Alejandro Corp, Gustavo De Filpo, Lucas Lagré,Estanislao Milicich, Gonzalo Pastrana, Luciano Ricio, Gastón Rodriguez
Músicos: Pablo Vazquez
Vestuario: Pablo Graziano
Escenografía: a77
Iluminación: Alejandro Le Roux
Peinados: Alejandro Granado
Pelucas: Alejandro Granado
Música original: Pablo Vazquez
Sonido: Daniel Uhalde
Fotografía: Maruja Bustamante
Diseño web: Walter Montes de Oca
Diseño gráfico: Walter Montes de Oca
Coreografía: Eugenia Di Marco
Puesta en escena: Claudia Marocchi
Dirección: Claudia Marocchi
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