La compañía
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“Asco” de Santiago Loza con la dirección de Lisandro Rodríguez y las actuaciones de Mucio Manchini y Tulio Gómez Alzaga, puede verse los viernes a las 21 horas en Elefante Club de Teatro. El mismo teatro donde fue vista "Díptico" ("Sencilla" y "Ella merece lo mejor") dos obras de los mismos artistas, que experimentan desde diversos lugares (teatro y cine) con el espacio y el tiempo.
Un portero en el hall de un edificio y su interlocutor. El Otro: un artista que lo escucha, lo acompaña y es acompañado. Dos hombres que no duermen, uno por trabajo, el otro por insomnio. Y allí, en ese hall, en ese lugar que no le pertenece a ninguno, en ese no-lugar se narra la historia del portero: su discurso, su modo de ver el mundo y una serie de precipitadas emociones como la furia, la violencia, la angustia, la nostalgia, la soledad y los temores.
En ese no-lugar transita la noche, el pasaje de un día a otro, el transcurso de un tiempo muerto y vivo en el mismo instante. Un tiempo de ensueño. Momento donde el portero puede expresar su fantasía con la del séptimo, y puede comparar su rutinaria vida con Marta, su mujer. Mientras tanto el artista piensa y calla, reacciona con gestos, con miedos, con asco, pero permanece y espera la mañana.
“Asco” centra el conflicto de su trama en un hombre que se siente en la nada misma, un hombre contaminado por las asquerosas tareas de siempre, atado a un espacio de tránsito en el que pasa la mitad de su día repitiéndose. Y esto se transmite desde la dramaturgia y desde la puesta, en el diseño del papel de la pared, en la elección de una planta como objeto, en la elección de los muebles viejos.
Con esa idea del no-lugar, la obra varía desde la apatía a los arranques de un modo precipitado. Busca las reacciones imprevistas por parte del portero, que se conjugan con la sorpresa del artista, generando fuertes momentos de humor que cesan en el ciclo que marca la puesta para mostrar los tiempos muertos de la espera. Sin embargo, la obra logra, a su vez, desde los pequeños conflictos entre ellos y los grandes conflictos existenciales, modificar ese tiempo muerto y establecer, allí mismo, diferentes matices en el ritmo general.
“Asco” centra el conflicto de su trama en un hombre que se siente en la nada misma, un hombre contaminado por las asquerosas tareas de siempre, atado a un espacio de tránsito en el que pasa la mitad de su día repitiéndose. Y esto se transmite desde la dramaturgia y desde la puesta, en el diseño del papel de la pared, en la elección de una planta como objeto, en la elección de los muebles viejos.
Con esa idea del no-lugar, la obra varía desde la apatía a los arranques de un modo precipitado. Busca las reacciones imprevistas por parte del portero, que se conjugan con la sorpresa del artista, generando fuertes momentos de humor que cesan en el ciclo que marca la puesta para mostrar los tiempos muertos de la espera. Sin embargo, la obra logra, a su vez, desde los pequeños conflictos entre ellos y los grandes conflictos existenciales, modificar ese tiempo muerto y establecer, allí mismo, diferentes matices en el ritmo general.
Título: Asco
Dramaturgia: Santiago Loza
Dirección: Lisandro Rodríguez
Intérpretes: Mucio Manchini, Tulio Gómez Alzaga
Escenografía y Vestuario: Mariana Tirantte
Iluminación y fotografía: Nora Lezano
Producción: Lisandro Rodríguez, María Sureda
Prensa: María Sureda
Elefante Club de Teatro, Soler 3964, 4821-4425, viernes 21 horas