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Noticias de teatro

Entrevista a Raúl Garavaglia

La necesidad de representar al Che de un modo más humano, desvincularlo del rol del guerrillero para darle espacio a su pensamiento, a su sentimiento y sobre todo, despegar su muerte de una composición musical, fue el deseo de Raúl Garavaglia, y con él nació El Che y yo. Esta obra que tuvo sus funciones en Korinthio Teatro en 2018, que también supo estrenarse en Mar del Plata, se encuentra actualmente en cartel en El arcón de los sueños hasta el 23 de marzo. Reposición necesaria si tenemos en cuenta que fue nominada a dos Estrellas de Mar como mejor espectáculo alternativo y mejor iluminación; y declarada de interés cultural por Tres Arroyos.
 
¿Cómo surgió el proyecto?
Esta idea comienza a germinar cuando por 2012, Miguel Iglesias, amigo, dramaturgo y director de teatro (lamentablemente hoy fallecido) me comenta su interés por escribir una obra acerca de los últimos dos días del Che en cautiverio. Fue entonces que empezamos a trabajar juntos en la investigación y a discutir lo que nos parecía, podrían haber sido esas jornadas finales, imaginándolo herido, enfermo y hambriento, en esa soledad de la escuelita de la Higuera, Bolivia. Hasta  ese momento, era un unipersonal y todo hacía prever que (ante la falta de documentación precisa) deberíamos dedicarnos a elaborar un Che íntimo, sufriente y vencido, por el que pasara toda su historia como balance de sus ideales y lucha, empresa por la que también dejó de lado a sus seres queridos.
 
¿Por qué te interesó abordar la imagen del Che? ¿Por qué hoy?
La idea del abordaje dramatúrgico se vincula básicamente con la sensación de carencia:
Hay claramente en la bibliografía en general y en el resto de las expresiones artísticas, una ausencia del Che humano. Lo que nos llega, tanto de la literatura como del merchandising es un guerrillero modelo super-hombre, invencible, versión superada década tras década. Poco se sabe de su intimidad, de sus sueños truncos, de su aislamiento. Hasta, diría, poco se sabe de sus miedos y sentimientos de frustración. En el llamado Diario del Che en Bolivia, escrito por el propio Guevara a medida que se internaba en ese país, se da cuenta de un guerrillero que va anotando aciertos y errores de la estrategia que va diseñando, algunas anécdotas de los integrantes del grupo y observaciones de lugares y lugareños, pero son mínimos los pasajes en los que se pueda deducir su estado anímico, fuera del cansancio lógico y el abatimiento.
Puntualmente, esta carencia sobre su subjetividad, su intimidad, sobre de qué manera transitó el 8 y 9 de octubre de 1967, nos ofreció la posibilidad de imaginarnos sus sentimientos en las últimas horas de vida.
Desde que desarrollamos el texto y creímos haberlo finalizado, pasaron cinco años. En el medio, sucede el fallecimiento de Miguel y en lo personal me encontraba dirigiendo otras obras de teatro.
Hacia finales de 2017 tomé la decisión de concretar este proyecto y comenzaron las tareas de selección de los dos actores, lecturas, ensayos y adecuación final del texto para convertirlo en una obra de menor duración (la original superaba los 120 minutos y la actual 65).
El "por qué hoy" tiene que ver con el principio de oportunidad, en el más amplio concepto de la palabra: quizá necesité superar la ausencia de Miguel, quizá sentí que estaba preparado para reencontrarme con este proyecto postergado, quizá también desde lo externo algo me impulsó a expresar no se puede vivir sin utopías. Quizá, tal vez, no haya una respuesta a "por qué hoy".A lo mejor sólo hay una repregunta: ¿por qué no?.
 
 
¿Por qué lo enlazaste con el mito de Lari Lari?  
Aquella primera idea de que el espectáculo sería un unipersonal, nos privaba de una contrafigura que actuara a modo de alter-ego. Hacía falta una voz sonora más que interna, una voz que fuera juez, que provocara al guerrillero, que lo llevara hacia lugares que -nosotros como dramaturgos- queríamos que el Che fuera.
Era preciso que esa voz tuviera un cuerpo, no definido, no terrenal, pero que rompiera el espacio y llenara ese vacío que la voz interna solo quedaba suspendida en el aire.
Leyendo sobre las creencias de la zona andina y de Bolivia en particular, se nos presenta el Lari Lari, personaje mitológico hoy olvidado por las nuevas generaciones. Hay varias versiones sobre este ser. Nos quedamos con el que dice que se apropia del alma de sus víctimas. Para confundirlas, distraerlas, puede convertirse en allegados a la presa.
En la obra, el Lari Lari cree haber capturado a Guevara y el encuentro se produce en la escuelita de La Higuera. Allí lo hostigará, intentara engañarlo haciéndose pasar por varios personajes. Aun mitológico, es el más concreto de los dos porque muestra facetas que simbolizan a la humanidad toda. Lari Lari quiere el alma del Che para ser reconocido nuevamente. Necesita recobrar el prestigio que en otra época había tenido pero, fundamentalmente, quiere que lo recuerden.
El mismo título de la obra sugiere la autoría del texto, con lo cual podríamos imaginarnos o equivocarnos si cumplió o no su propósito.
Ambos personajes se enfrentan también ideológicamente acerca de la vida y la muerte, el valor de la humanidad, la concreción de los proyectos, la necesidad de reconocer el fracaso, el renunciamiento como tal, etc.
Lari Lari, en definitiva, es el Otro Generalizado al modo de George H. Mead y representa a cada uno de nosotros, en tanto espectadores y protagonistas de la historia, en el rol de cuestionadores de la empresa de Guevara, formulando preguntas que nos gustaría hacerle y cuyas respuestas, en su mayoría, sólo podemos imaginar.
 
Sinopsis (Fuente alternativa teatral)
 
En Bolivia, La Higuera, Lari Lari, criatura mitológica de la región andina, preocupada por su pérdida de popularidad, dice haber atrapado al Che con el propósito de robar su alma y así apropiarse de la fama del guerrillero. Ese encuentro, que se produce en la escuelita de la zona entre el 8 y 9 de octubre de 1967, nos revela un Che íntimo, atosigado por los embates de ese extraño ser dispuesto a todo para recuperar el prestigio y el respeto que supo tener en otros tiempos.
 
Ficha técnico artística
Dramaturgia: Raul Garavaglia
Actúan: Laurentino Blanco, Tomàs Claudio
Diseño de luces: Raul Garavaglia
Diseño gráfico: Decero Identidad Gráfica
Asistencia De Producción: Ana Tolosa
Utilería: Matias Noval
Puesta en escena: Raul Garavaglia
Dirección: Raul Garavaglia
Duración: 65 minutos
 
EL ARCÓN DE LOS SUEÑOS
24 de octubre 933 (mapa)
Ituzaingó - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4661-8528
Sábado - 21:30 hs - 23/03/2019