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Críticas de Teatro

The Expendables: Duros, con grietas pero nada oxidados"

Sylvester Stallone apareció fuerte en la escena mundial con la tan promocionada “The Expendables” ("Los Indestructibles" en América Latina) la cual tiene un coctel que incluye acción,  apoyada en una gran producción, más un notable elenco de estrellas (Jason Statham, Jet Li, Dolph Laudgren, Bruce Willis, Arnold Schwarzeneger, Mickey Rourke, Steve Austin, Eric Roberts), quienes se apoderan con maestría del guión, el cual transita por distintas locaciones impecablemente retratadas desembocando en una película que no ha defraudando la expectativa que se tenía sobre ella.

Entretenida de principio a fin, y teniendo el homenaje como bandera, cameos con el touch de la mejor comedia y una bajada de línea (sutil y fuerte)  sobre la política exterior de los EE.UU, lo cual tiene sus ramificaciones (implicancias interiores)  en los propios personajes. “The Expendables” da cuenta sobre un grupo de mercenarios que realizan operaciones secretas para el gobierno de EE.UU., y en este caso la CIA le encarga derrocar a un dictador Latinoamericano.

 El film escrito, dirigido y actuado por el propio Sylvester Stallone, se consolidó finalmente en 2009 luego de tener varias re-escrituras y siendo naturalmente difícil congeniar la agenda (Egos mediante) de varias estrellas, alguna de la cuales se bajaron del proyecto en desacuerdo con el guión y-o con la historia de sus personajes en la trama, tal el caso de Van Damme, Steven Seagel, Fores Whitaker, Kurt Russell, entre otros.

 Desde el primer fotograma y la configuración de los titulares que abren el film ya se tiene una noción que el homenaje a los films de acción de los años 80 y 90 estará presente durante todo el metraje. Se verán reiterador recuerdos como cuando el personaje de Jason Statham (junto a Mickey Rourke lo mejor del film) le dice a Stallone que ya está viejo o “no creía que llegarías” y la mirada (hombros arriba mediante) de Stallone aprobando la sentencia. Imperdible la primera y única escena juntos en sus carreras de Schwarzeneger, Willis (Mr Church)  y Stallone dentro de una iglesia (LA). El guionado en esta escena hizo referencias a la actualidad con guiños constantes a la foja cinematográfica de cada uno de los dos colosos del cine de acción, y a la actualidad política del actual gobernador de California.

La acción transcurre en una isla (locación cercana a Rio de Janeiro) en la cual un dictador ha incautado a todo su pueblo a su régimen con la ayuda de un desertor hombre de la CIA (Eric Roberts), quien sintetiza con sus acciones y sus palabras lo peor de la política exterior de los EE.UU., combinando lo hecho en los años 80-90 con el patio trasero (América latina) y también con lo hecho por la administración Bush (All World). Una vez instalados allí descubrirán que la realidad es bien distinta a la información recibida, siendo la traición y la mentira los vehículos para dar cuenta de ello.

Lo bien logrado en la trama se registra tanto en el guión, en la dirección y en el registro actoral,  ya que todos los personajes tienen en sus emociones y psicologías el peso de la culpa y dolor por las acciones cometidas. Ello queda explicitado en una de las mejores escenas del film, cuando el personaje de Mickey Rourke pinta y llora diciendo que son (ellos) cuerpos sin alma y que un hecho (error) del pasado le acicatea la conciencia y que no quiere que ello también le pase a su amigo (personaje de Stallone). Disipada la duda se desata así el conflicto mayor del film, que hace “llover imágenes” al espectador que lo re-tratan al mejor cine de acción, con una impecable fotografía (Ken Blackwell) basado en un notable diseño de producción, sostenidos por un montaje ágil y soberbio (Jeffrey Kimball).

Una premisa cinematográfica dice que aunque veamos un nuevo film con nuevos personajes, todos sabemos que asistimos a ver a “Stallone-Jet Li- Statham-Loudgren, etc.  En este caso, eso está bien contemplado y usado al servicio del film. Se asiste entonces a personajes que tienen un continuismo de su historia dentro del cine, de allí el homenaje constante, por ejemplo a Soldado Universal cuando Loudgren (Drago en Rocky) nuevamente luce “sacado”, aunque aquí se reivindica.

El costado gris de esta super producción es lo poco aprovechado del personaje de Jet Li, quien aparece en varias escenas pero aportándole poco a la trama.  Si bien como se apunto el guión es bueno y destacable, en algunos casos no vuela más alto, por quedar algo trillado y subrayado en el previsible heroísmo (buenos y malos tan trillados para esta época de tantos grises en la política del nuevo siglo).   

Título original: The Expendables
Estados Unidos, Acción,  2010
Dirección: Sylvester Stallone
Guión: Sylvester Stallone
Intérpretes: Arnold Schwarzenegger, Mickey Rourke, Sylvester Stallone, Jason Statham, Brittany Murphy, Jet Li, Dolph Lundgren, Charisma Carpenter, Eric Roberts, Danny Trejo
Producción: Productora Millennium Films

 

 

 

 

Desfile de extrañas figuras

Por segundo año consecutivo se presenta en Teatro La Mascara "Desfile de Extrañas Figuras", obra de Carlos Pais, dirigida por Norberto Gonzalo y cuyo elenco esta conformado por  Marcela Fernández Señor, Liliana Lavalle, Ángel Rico y en reemplazo de Victor Hugo Carrizo estara en esta funcion Jorge Booth

Por Hugo Manu Correa

En esta actualidad en la que Buenos Aires recibe un aluvión de extranjeros, tanto para instalarse en la ciudad como para vivenciar el país epidérmicamente, podría inferirse que hay hechos culturales que se transforman en cursos acelerados de la cultura porteña. Así, todos, turistas y ajenos a la idiosincrasia, podrían zambullirse y salir rápidamente con un gran conocimiento empírico y además emocional de la argentinidad. Este es el caso de "Desfile de extrañas figuras", obra bellísima, potente, estructurada en un buen relato dramatúrgico, con grandes actuaciones, con una sólida puesta que es un actor mas, con su potente fotografía articulando así una poética fuerte y a la vez sensible, nostálgica pero llena de vitalidad.

Es que esta obra estupenda aborda no pocos tópicos que  van desde el tango (la mítica figura de Carlos Gardel con varios cantantes y poetas más) a la política (Perón tocado tangencialmente), todo ello con el ropaje de la Nostalgia que reviste (y viste) una historia que esta barnizada por el perdón, la memoria, el dolor, el olvido y las culpas…varias.

 Violeta  Echagüe (Marcela Fernández) es una octogenaria que vive en el ocaso de su vida. En su reclusión está acompañada por su compañera y  amiga Beba (Liliana Lavalle) quien la conoce en toda su dimensión. Ambas habitan una casa que tiene las huellas de un tiempo pretérito y es este hábitat un lugar que ha tomado la forma de sus propias geografías interiores. Ese ropaje interior tiene el olor de la nostalgia, de lo ido, del pasado que en su marchitado tránsito se refleja en cuadros vacíos que están geométrica y equilibradamente esparcidos en todo el espacio.

El “cuadro” mayor esta Gardel (Ángel Rico), quien cobra vida y se desliza con toda su magnificencia de una manera tan rotunda que logra conmover. Ese mundo onírico y de ensueño es la propia psicología de Violeta (cual conexión) donde Gardel cobra vida para conectarse con ella, que está debatiéndose entre un presente que no registra (salvo para discutir con Beba). Allí se respira indisimulablemente un pasado que la tuvo en su esplendor como genial intérprete cancionista y que le dio al mismo tiempo una espina, que es el conflicto que la acicatea en su conciencia y del cual trata de alejarse negándolo.

La dramaturgia traza un amplio temario que tiene su eje temporal en el comienzo de siglo pasado, en el ámbito tanguero, en la poesía con que recubre a sus personajes, en la espesa oscuridad con que esa añeja vida los cobijo y que aun los habita, al mismo tiempo que los quiebra (con pinceladas de humor)  para que la propia textura gris y melanco que los bordea no termine por empalagar a la platea.

Aquí cobra dimensión la brillante composición de Marcela Fernández, quien es el eje de esta obra.  No es que su voz tenga el matiz de una mujer que está en la curva descendente de su vida, sino que su psicología y  la propia estética de la "creación" de su cuerpo se refleja en sus inflexiones, tanto de su voz, como en su caminar, y en la "juventud" que tiene su enérgico carácter.  Para lograrlo, notablemente no recurrió a ningún artificio sino simplemente a la robusta credibilidad con que lo compuso.

 Ello se ve tanto cuando canta, cuando dialoga, cuando "escucha" a su amiga o cuando se conecta con su amado y admirado Carlitos. Beba absorbe con su personaje toda la energía con la que se mueve dándole una poderosa credibilidad. Ella es quien permite que su entrañable amiga tenga una vida lo más confortable, aunque ella también sabe que hay cuentas pendientes que saldar. Ángel un "pseudo" periodista (poderosa y vital actuación de Víctor Hugo Carrizo) se presenta con la vibración lacerante de la realidad.

Realidad que como un puñal se desliza en la noche obligándolas a recoger el guante y ponerle palabra a esas culpas que ambas tienen viviendo en sus cuerpos y en sus almas. El vínculo entra ellas dos es el sendero por el que viaja la obra y esta estupendamente logrado: Ellas tienen un duelo sutil que las conecta y les da vida, allí la fantasía hace un duelo con la memoria, la negación se debate versus el dolor, y lo absurdo se enfrenta ante la "inoportuna" realidad que deberán enfrentar.

El núcleo vertebral de esa obra esta notablemente escondido y solo en pocas dosis se lo menciona. Una hija que ya no está (proyectada solo en palabras) y que aparece en escena ante la contemplación que hacen de ella todos los personajes. Todos tendrán una geometría distinta para describir-ver-asimilar lo que paso con ella y por ende con ellos mismos. Son almas en pena encarcelados por la biografía de un dolor.

“Desfile de extrañas figuras” tiene en la dirección un gran logro y otro punto fuerte de anclaje pues se sumerge en los temas que aborda con erudición, respeto y conciencia absoluta de todos los signos que muestra. Articula además con gran pericia el conflicto y lo hace dialogar con la gran puesta que está subordinada y al servicio de la obra. Además logra que las composiciones estén bien demarcadas pero al mismo tiempo son dueñas de una gran libertad de composición.

Desfile de extrañas figuras   
Dirección: Norberto Gonzalo 
Asistente de Dirección: Leo Bartolotta
Intérpretes: Marcela  Fernández Señor, Liliana Lavalle, Ángel Rico, Víctor Hugo Carrizo   
Diseño de Iluminación: Norberto Gonzalo y Alejandra Dziewguc
Diseño de Vestuario y Escenografía: Lucía Trebisacce y Carlos Bustamante
Diseño Gráfico: Patricio Azor
Música Original: Gustavo Zurbano
Prensa: Luciana Zylberberg
Teatro La Máscara, Piedras 776, viernes 21 h.

Cinco Minutos de Gloria - Five Minutes of Heaven

 Un asesinato y el pasado que acicatea la conciencia de su ejecutor. Un testigo que tiene tanto dolor como aquel que cometió la tragedia. El presente es un pasado cuya angustia los carcome en cuerpo y alma. Un hecho subrepticiamente narrado con un gran trasfondo político, sabio y silenciosamente narrado pero que se trasunta en todo el metraje, en donde la religión es la razón argumentada para perpetrar el crimen. Un guión punzante y pulcro. Una dirección precisa, honesta y arriesgada. Actuaciones descollantes condensan en “Cinco Minutos de Gloria” una película que tiene en el Rencor-Perdón el núcleo por donde transita esta adulta, sobria y árida propuesta.

Ulset (Irlanda del Norte), 1975, un joven de 17 años -Alistair-(interpretado de adulto por Liam Neeson)  quiere ganarse el respeto de su pequeña banda y de los mayores, cometiendo un crimen, en una sociedad que esta atravesada por un conflicto entre católicos y protestantes. El crimen de un católico (sus “Cinco minutos de Gloria”, que cree Alistair, lo elevarán al respeto y admiración),  fue perpetrado delante de un niño de 11 años -Joe Grifen- (ahora adulto personificado por James Nesbitt) quien ve como su hermano James es asesinado desde la calle. Ambos están gobernados por ese dolor que atraviesa sus espíritus y los tiene como en la en la frontera de un acantilado (pasado), que los ahoga constantemente cuando tienen que dar un paso al frente (presente)
 
 
La paz ha llegado ahora a Irlanda, pero el conflicto está lejos de haber sido resuelto en el interior de cada uno. Un programa de televisión quiere redimirlos ante la vida, emancipándolos de ese flagelo emocional, reconciliándolos en un encuentro que queda trunco. Un simple llamado telefónico, una puerta que los divide es mucho mas que esa "simple" barrera que los separa. En esta escena, y en el encuentro entre ambos ocurrido 30 años después, la película condensa su mayor voltaje.
 
“Cinco Minutos de Gloria” enlaza el pasado (duro conflicto político y religioso)  con el presente (medios de comunicación), para zanjar cualquier diferendo. Si bien la película toca solo en pocos minutos y de costado este tema mediático, concentrándose acertadamente de lleno en el dolor y en el rencor como factores que punzan el conflicto, deja entrever explícitamente que la vida actual tiene una manera "ligera" y "simple" de resolver temas que son mas importantes que "el rating" que gobierna cualquier agenda de hoy en día.
 
Un notable acierto, está en la dirección que no ubicó la actuación en el lugar efectista con planos "emocionales" o preciosistas. Sin música mayormente y recurriendo a una "sucia" imagen documentalista, para retratar el pasado y el presente con ruido ambiente o con silencios profundos, hace trascender el conflicto en todo el cuerpo de los personajes que son fogoneados constantemente por ese dolor. Tanto en primerísimos primeros planos, planos americanos o planos abiertos y con un montaje fragmentado que tiene el timing aceitado y preciso, logran robustecer la honestidad narrativa.
 
Los personajes y sus conflictos son magistralmente actuados: en el caminar, en la rabia, en la furia, en la represión, en miradas perdidas en el vacío,  en la angustia que los acicatea y en la redención “Cinco Minutos de Gloria” llega hasta la médula espinal del conflicto y lo hace con una potencia actoral formidable tanto en Nesbitt como en Neeson.
 
Sin embargo, podría inferirse que la resolución final va a contramano del planteo inicial, resolviendo el conflicto de una manera simplista, pero de todas maneras, el film no pierde sobriedad, ya que el conflicto "de la película" se engancha con el conflicto que, tranquilamente, padecen quienes han vivido pesadillas como las que son interpretadas.   
 
Título: Five minutes of Heaven
Drama, 2009
Director: Oliver Hirschbiegel
Guión: Guy Hibbert
Intérpretes: Liam Neeson (Alistair Little), James Nesbitt (Joe Griffen), Niamh Cusack (madre de Alistair), Anamaria Marinca (Vika), Juliet Crawford (Cathy)
Fotografía: Ruairi O´Brien

 

El Hombre de al lado

Choque de Universos (tan cerca...tan lejos)"

331_el_hombre_de_al_lado_320-0Cuando la brillante y exitosísima "El Secreto de Sus Ojos" iniciaba en el segundo semestre de 2009 un recorrido que la llevaría a "deglutirse" una catarata de premios en cuanto festival se presentara (incluyendo el Oscar como mejor film de lengua extranjera), otra película argentina inicio otro recorrido con mucha menos exposición, luces y ruido. Se trata de, "El Hombre de al lado" notable film que tuvo un camino inversamente proporcional al film de Campanella en lo comercial, artístico y al reconocimiento (en el ámbito domestico). Desde el festival de MDP, el film tuvo un periplo exitosísimo en cada lugar que se presento (en muchos países de Europa y USA) y ahora retorna a su país luego de 1 año. 

Esta película de Gaston Duprat y Mariano Cohn tiene registros actorales increíbles, que sustentan un conflicto tan simple como creíble y potente, guiados a su vez por una notable dirección. “El Hombre de al lado” que será estrenada el próximo 3 de septiembre en Argentina posee además un magistral guión que ha permitido convivir la risa (la del publico) y el drama, que pareciera que a cada paso todo va a explotar.

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