Críticas de Teatro

Un judío común y corriente

Emanuel “Manu” Goldford es auténtico. Visceral. No se esconde nada. O sí. Lo ha hecho mucho tiempo (quizás) o no. Ello no lo sabemos hasta que oye ese llamado en su contestador.

Ese mensaje en su casa de Hamburgo de un profesor llamado Gebard motivara un incendiario, lapidario, lacerante y vomitivo arrebato discursivo en este judío que dirá las cosas por su nombre y nada podrá detenerlo en su verborrágico alegato.

Es meticuloso. Preciso. Conjuga ser medido y desmedido al mismo tiempo. Brillante aunque al mismo tiempo se considera un fracasado en su vida.

"Manu" desgrana su vida. Comenta y documenta demoliendo el mensaje en su contestador. Le repugna escuchar "ciudadano judío". ¿Porque no simplemente Judío?", se pregunta y exhorta al profesor que ha osado sentirse superior. Que ha tenido el tupe de la solidaridad. De mirar desde arriba.

Gerardo Romano compone un personaje escudriñado por el pincel de un orfebre. El texto está metido en su piel. Se agiganta cada concepto en su boca y lo sabe administrar por su aquilatada experiencia,y al mismo tiempo porque tiene unos cimientos tan solidos que dan cabida un relato soberbio. Justamente será la discursividad narradora uno de los grandes aciertos. Cree en lo que dice y ello se evidencia en su piel que estalla durante toda la pieza.

Su voz bien articulada proyecta con admirable destreza cada hecho, suceso, de la Alemania que intenta diferenciar de la de ser Judío. Gerardo Romano eyecta de su boca fonemas con una impecable pronunciación en las lenguas que administra con profusa "localia en su voz": la judía, alemán, en un español pulcro y señorial.

Emanuel "Manu" Goldford dirá que no aceptara la invitación que se la ha extendido, pues no acepta ser un convidado de piedra a una lugar en el cual se sentirá examinado como "He aquí un Judío, estudiándolo", como si fuera un animal arqueológico.

 

De allí en más su hablar discurrirá con críticas a las religiones monoteístas del mundo, a la política que hice de los Nazis el terrible holocausto que borro la hechizante sonrisa de su madre y que hicieron de él este hijo.

Manu hablara de la actual política internacional y no dejara a nadie en pie, aunque diga que él quiere ser simplemente lo que es, "Un Judío común y corriente".

La puesta (Marcelo Valiente) colabora con creces con la dimensión del universo de este periodista tan intelectual como enamorado del ser Judío. Un ambiente que contiene libros y más libros, su mesa de escribir, su cocina, su sillón para autoanalizarse, su bolsa para impactar su rabia y además sillas y bancos todos con funciones específicas a la orden de la colosal e incendiaria dramaturgia.

Se destacan al instante en la puesta el cuadro del "Grito" de  Edvard Munch y cuatro fotografías de 4 judíos geniales y brillantes como fueron Jesús, Einstein, Marx y Freud. Cristianismo, Teoría de la Relatividad, Marxismo y Psicoanálisis.

La gacetilla reza que la obra “no está exenta de humor y a la vez de poseedora un gran peso dramático y una carga emotiva acorde al tema”. Acertadísimo. Todo ello está parado sobre la tarima de una pluma soberbia (Charles Lewinsky, Versión en español de Lázaro Droznes), quien no solo hace un revisionismo cargado de adrenalina, sino que además lo dota de un existencialismo vigoroso y de planteos filosóficos que desempolvan la mente del espectador.

La dirección de Manuel González Gil es magistral. Lo conduce a Gerardo Romano a distintos estados de ánimos y lo hace posar en varios lugares de la logradísima puesta. Soberbio en unos y empequeñecido (genial) en otros. Para si, para el universo, para el público. Así esta Gerardo Romano hablando durante la hora del cautivamente relato que hace de cuanto lo atraviesa como actor y que luce de principio a fin.

“Demasiado brillante para mí”, dirá Manu. Aunque su fascinante dialéctica, su amor un pueblo condenado por la mochila de su pasado, su volcán interior por momentos parece un alegato por política, religión, ateísmo o bien por ser nada más y nada menos que un ciudadano del mundo. Vale la pena echarle un ojo pues el desparpajo de la soberbia pluma, la sólida dirección y la conmovedora composición de Gerardo Romano nos envuelve con su destreza actoral en esta perla de pieza artística.

By Hugo Manu Correa

 

Un Judío Comun y Corriente

Actuación: Gerardo Romano
Dirección: Manuel González Gil
Música: Martín Bianchedi
Escenografía: Marcelo Valiente
Asistente de dirección: Rubén Cuello

 

Funciones:

Miércoles a viernes a las 20 hs.
Sábados a las 21 hs.
Domingos a las 19.30 hs.
Localidades: $ 180.- y $ 220.-

Maipo Kabaret
Esmeralda 443 - CABA
Entradas en venta en boletería
o Plateanet llamando al (011) 5236- 3000.

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