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Críticas de Teatro

...Allá donde fuéramos: "Tragedia de Destrucción Masiva"

000044021Por Hugo Manu Correa

“Lo malo de los que creen que están en posesión de la verdad, es que cuando tienen que demostrarlo no aciertan a ni una de ellas”. Camino José Cela - Nobel de Literatura.
 El rapto de una mujer fue el motivo  ...tanto como hoy lo son otras "verdades" que causan similares estragos... la tragedia fue así inevitable con implacables consecuencias.


Distintas épocas, mismos procederes. Hombres importantes. La verdad ninguneada para justificar la barbarie. La batalla como "target" supremo. En medio de ello la justicia, los ideales,  los valores, la épica, el amor, todos ellos serán pisoteados sin medir las consecuencias en pos de lograr el cometido mayor: La Guerra.
Una de ellas fue la guerra más emblemática y celebre de todos los tiempos: La Guerra de Troya. La obra de Homero (La Ilíada y la Odisea) se desata luego de que el príncipe troyano Paris rapta a Helena esposa de Menelao Rey de Esparta, quien la reclama y ante la negativa de los troyanos de devolverla perpetúa una descomunal guerra que duro más de 10 años entre troyanos y griegos (aqueos).
 
Este es el disparador central en “Allá donde fuéramos…” obra que tiene una brillantísima libre adaptación  (Constanza Maral) respetando el trazo grueso de esta épica grecolatina, y logra mixturarla con “sonoras”  y fácilmente reconocibles palabras de nuestra contemporaneidad. Época (la nuestra)  que vive “bombardeada” de palabras  “colaterales” como Las Armas de Destrucción Masiva (implícitamente manifiesto en la obra) y otras que nos son cercanas (lamentablemente) a los argentinos.

Helena fue el pretexto de la guerra, como hoy lo es petróleo. Para ello los poderosos se valen de cualquier justificativo para dar lugar, pasando por alto las mismas convenciones que han creado.  Ayer fue invadida Troya,  hoy lo fueron Afganistán o Irak. Hoy lo hacen para expropiarse de sus recursos, y además (tan doloroso como ello) para arrasar también con la cultura del lugar que socavan: La Biblioteca de Babilonia (Bagdad) destruida y quemada.  Así lo espurio y oscuro prevalece,  poniendo por un lado el miedo como mecanismo de control (La Guerra).

Constanza Maral (dirección) logra con creces en “Allá donde fuéramos” una emocionante creación artística poniendo en la superficie que ha pasado el tiempo y la actualidad poética de Homero sigue vigente.  Las pinceladas de esta versión son retoques que hacen emerger que el tiempo “no ha pasado”. Solo los poderosos han mutado para que nada cambie. En esta estupenda adaptación las imposiciones gramaticales se recortan fácilmente en el horizonte y logran elevar aun más la apuesta poética poniendo “en nuestro rostro” las excusas esgrimidas por los que detentan el poder.

En poco más de una hora vemos que los Troyanos han sido derrotados y las mujeres esperan el azote de sus vencidos. Pues en toda guerra “siempre hay un ganador y perdedor”, tal como dice el Heraldo. Este se pasea con majestuosidad ante las desoladas mujeres (esclavas) que no solo ven la caída de su ciudad, sino que también sienten sus valores más elementales pisoteados y vejados.  Los dioses los han abandonado (a los perdedores)  y el paisaje yermo que le ofrece el destino es un lugar de destierro y de implacable dolor ante el vencedor que no tendrá miramientos con su accionar.

La obra tiene un riesgo artístico muy grande y sale indemne de ello. Que la obra irrumpa hablando a través del Dios Poseidón pone a las claras ello y si la obra tiene un logro y un "atrevimiento" para jugarse y "camuflarse" entre el ayer y el hoy es justamente ese y es algo que merece ponderarse con creces. Pero en teatro nada es posible si no se cuenta con actores que hagan pasar el conflicto por sus cuerpos y aquí radica el otro punto de apoyo que hace relucir esta hermosa obra.  Constanza Maral (brillante en su rol central) logra hacer transcender el conflicto en sus ojos en una emotiva y soberbia actuación. Allí está el núcleo de la tragedia. La misma se espeja en cada mirar de dolor que viaja en cada una de las mujeres que la siguen sin claudicar. El pavor que provoca el Heraldo (gran rol de Jorge Booth)  quien se ufanara de su misión ante sus nuevas esclavas, será notablemente concebido, secundado en una actuación coral poderosa, visceral, jugada, de alto riesgo y con una potente carga emocional.

La apuesta tiene una estética poderosa. Lo oscuro prevalece y la luz aparece en cuentagotas.  Las vestimentas  les dan un halo mítico y místico. La silla roja abandonada tiene una potencia escénica poderosa diciendo que allí ha llegado la decadencia. El negro de las vestimentas  condensa lo sombrío del clima que se respira siendo parte de la angustia que viven estas mujeres.

La iluminación y la "fotografía" del lugar son "quirúrgicas", marcando el sendero de la obra. Siempre acompañando la obra y nunca invadiéndola mostrando el tono y la textura precisa logrando así potenciar el esqueleto emocional de la tragedia allí instalada.
Una tragedia y conflicto tan poderoso hace prever un “escarmiento” de movimientos escénicos. Nada de ello ocurre.  Las mujeres están de principio a fin “ancladas” en sus sagrados lugares y de allí no se moverán. El dolor se refleja en sus rostros y sus cuerpos están desgarrados por una tierra que conoció la derrota.

 “Han ganado con las armas de un cobarde”, le espeta (Constanza Maral) al despiadado, cruel y miserable Heraldo.  “Nosotras fuimos vencidas como Héroes”, le espeta haciéndolo ver  a este hombre que solo cumple ordenes, lo vacío, el sin-sentido de su proceder, lo espurio de su accionar.  (Los cobardes agonizan muchas veces antes de morir... Los valientes ni se enteran de su muerte."  Julio César).

Esas mujeres llorando en el suelo con un coro recuerdan la ausencia de Dios en una acción dramática conmovedora tal como el dolor que toda madre lleva en su corazón, luego de ver que a quien dio vida ha muerto. (En la guerra son los padres quienes llevan a los hijos a la tumba”- Herodoto”).

Pdta.: “Aquellos que se creen demasiado inteligentes como para involucrarse en la Política reciben su castigo al ser gobernados por otros que son muchos más tontos que ellos”. Platón

Allá donde fuéramos
Libro y Dirección:
Constanza Maral
Asistente de Dirección: Liliana Bertaina
Intérpretes: Constanza Maral, Jorge Booth, Carlos Álvarez, Gloria Husmann, Ángeles Arias, Georgina Bernard, Andrea Kiperman, Kary Belossi, Beatriz Elffman
Escenografía y Vestuario: Aníbal Duarte
Diseño de Iluminación: Jorge Leyba
Maquillaje: Juan Carlos López
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