El Cisne: 'Sobrevolando'
El Cisne, de Felicitas Kamien, narra la historia de una familia disfuncional, aunque en este punto rompe la estructura meramente costumbrista para aplicar cuotas de lo extraño, de lo inesperado: la inexplicable aparición de la juventud y la belleza como argumento que anula la idea de la muerte.
Entonces, una historia de una familia disfuncional, una madre de gran carácter (Martha Haller) cansada de la soledad y dispuesta a renovarse constantemente en búsqueda de una nueva pareja que supla el abandono que dejó su ex marido. En ese clima, tres hijas (Carolinha Milli, Mariana Cavilli, Victoria Cipriota), sostienen la inevitable muerte de su padre (Alexis Cesán), y confrontan todas sus diferencias en esa convivencia feroz y soporífera.
Para dar cuenta de esas tensiones estamos presentes a tres personajes de caracteres diversos que varían entre la seducción extrema, a la total apatía, desde la absoluta tranquilidad a un explosivo pánico. Y allí el padre que respira, que comienza a moverse, que está al borde de algo, de cierto vuelo para recordar en sus hijas a aquella mujer que perdió y que se hará presente.
Este desarrollo de la trama, que dilata al comienzo los tiempos (tiempos de muerte) para impactar aún más con su desenlace, lo vemos, en algún punto, desde arriba, desde la ingeniosa escenografía (Esteban Brenman/ Florencia Polimeni) que decide cortar la casa por la mitad. Es decir, vemos el mientras tanto en el mismo momento, podemos así experimentar el suspenso, saber y sentir la vertiginosidad de los hechos, acelerar los tiempos en un momento detenidos.
Sin embargo, lo extraño de la obra, ese cisne que vuela hacia algún lado, avanza con su belleza hacia el frente de la escenografía. No basta saber de su presencia mutante, debe teñir la trama de cierto romanticismo que coopte la dureza de esa madre, que llega a escena sin haber visto todo aún, (aunque lo crea así el personaje).
La difícil historia, con temas como la muerte, es diluida por la comicidad de todos los personajes que ingresan en clave de grotesco a cometer los actos más degradantes que descubren sus roces, sus miserias. Así, el grotesco y el realismo mágico conviven alimentándose uno del otro, haciendo que hasta el mundo de lo extraño deba atravesar esa caída de la máscara, que se representa en un deseo irrefrenable de vida y de recuerdos.
Critica de Jimena Cecilia Trombetta
Ficha técnico artística
Dramaturgia: Felicitas Kamien
Actúan: Mariana Cavilli, Alexis Cesán, Victoria Cipriota, Marta Haller, Carolina Milli
Vestuario: Julieta Harca, Eliana Kuriss Dick
Escenografía: Esteban Brenman, Florencia Polimeni
Iluminación: Adrian Grimozzi, Eduardo Pérez Winter
Diseño sonoro: Javier Bustos
Realización de escenografia: Mariano Sivak
Fotografía: Xavier Martín
Diseño gráfico: Xavier Martín
Asesoramiento escenográfico: Mariana Tirantte
Asistencia de dirección: Antonella Carrillo, Shira Nevo
Prensa: Carolina Alfonso
Producción: Felicitas Kamien, Carolina Milli
Director asistente: Diego Cremonesi
Dirección: Felicitas Kamien
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