Críticas de cine

Midnight in Paris

El camino que ofrece Medianoche en París une la magia de esa ciudad con la imaginación de Woody Allen y convierten tanto el presente como el futuro en fuente de momentos inolvidables. Excelentes actuaciones y una música conmovedora.

 

Medianoche en París es la genial y ocurrente película de Woody Allen que se estrena hoy. Algo así como una fábula basada en el dicho popular de 'cualquier tiempo pasado fue mejor'.

 

En Medianoche en París hay mucho que disfrutar y que celebrar. Sobre todo el regreso del mejor Woody Allen. Su aventura francesa es sin duda lo más certero que ha firmado desde Macht Point.

 

Tras las polémicas El sueño de Casandra y Vicky Cristina Barcelona y las divertidas Si la cosa funciona y Conocerás al hombre tus sueños, Woody Allen vuelve a la onda de Macht Point uno de sus trabajos sobresalientes.

 

Lo hace con un cuento hadas presentado con un planteamiento de lo más terrenal. Su alter-ego es un notable Owen Wilson. El actor interpreta a Gil, un guionista californiano con falta de ambiciones en general y cuyas aspiraciones literarias están aletargadas por la maquinaria de Hollywood.

Para liberar el genio que lleva dentro decide viajar a París buscando la inspiración en la urbe que durante los años veinte fue refugio y vivero intelectual de artistas de la talla de Ernest Hemingway, Pablo Picasso, Scott Fitzgerald, Salvador Dalí o Luis Buñuel.

Pero, para su desgracia, no ha viajado solo. Le acompaña su novia y prometida, una pragmática paquetona interpretada por Rachel McAdams. A los que se suman sus suegros, fanáticos republicanos que no ven en él otra cosa que un perdedor. Al llegar a destino, coinciden con Paul, un antiguo compañero de universidad de su novia que es tan estirado y pedante como querrían sus futuros suegros que fuera el yerno para su hija.

 

Tras una cena aguantando escasa cocina francesa y el monumental ego de Paul -encarnado a la perfección por Michael Sheen, Gildecide dejar a sus acompañantes para pasear solo por las calles de París. Perdido por la ciudad del amor, se sienta en unas escaleras a recuperarse de los daños ocasionados por el buen vino local, cuando de pronto el reloj da las doce y un coche de hace casi un siglo llega lentamente. Para a su lado. Se abre una puerta y sus alegres pasajeros le invitan a subir. A partir de ahí se desata una pura y auténtica magia cinematográfica.

 

Contra la noción de que todo pasado siempre fue mejor, el nostálgico Allen, sin embargo, da una vuelta de tuerca y hacia el final de esta Medianoche en París afirma, que lo beuno está en el mañana.

Es un carta de amor a París, al arte de este siglo y a su cine. Una cita imprescindible con la excelente fotografía y un lujo de banda sonora. No pretende ser otra cosa que una simpática y liviana manera de pasar un rato. Tiempo en el que también uno se cruza con Carla Bruni que no está nada mal en su papel y descolla Owen Wilson.

 

Midnight in Paris,

Francia/España/EE.UU., 2011
Guión y dirección: Woody Allen.
Fotografía: Darius Khondji.
Edición: Alisa Lepselter.
Diseño de producción: Anne Seibel.
Intérpretes: Owen Wilson, Marion Cotillard, Rachel McAdams, Léa Seydoux, Gad Elmaleh, Michael Sheen, Kathy Bates, Mimi Kennedy, Kurt Fuller, Carla Bruni, Corey Stoll, Alison Pill, Adrien Brody.
Duración: 94 minutos 
Calificación: Apta para todo público.

 

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