Hernanito
- Escrito por Carolina Alfonso Prensa
- Publicado en Teatro / Críticas
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En 2010 Alejandro Acobino estrenó esta obra que tanto amó y lo obsesionó. Dos años después vuelve a escena con un algunos cambios que al modificarla dejaron más a la luz el espíritu de Alejandro y su sensibilidad siempre presente en sus trabajos.
Vale la pena ver esta puesta, la misma versión dirigida por Acobino, quizá más compacta, que hoy lo enaltece nuevamente y lo hace extrañarlo un poco más. Ojalá puedan volver a verla o verla por primera vez y sentir el arte y el recuerdo de Aco tan presente en la sala.
Dijo la crítica:
El aspecto más atractivo de la apuesta de Acobino es la unión de dos mundos que en principio parecen disímiles genera no sólo constantes situaciones de comicidad, sino también una reflexión sobre la decadencia económica donde sus protagonistas luchan por salir a flote. En ese sentido hay que destacar el profundo trabajo de indagación del autor como así también el desempeño de los intérpretes: Rodolfo Demarco sorprende con su habilidad como ventrílocuo y su manejo del humor; Fernando Gonet compone con mucha solidez a un obrero evangélico. Es destacable también el trabajo de iluminación, sonido y escenografía que aportan verosimilitud y dinamismo al planteo escénico. Hernanito atrapa con el problemático lugar donde el protagonista se sitúa: entre la industria y el arte, un punto esquizofrénico donde la cotidianeidad aparece interpelada por la locura. Lucas Lagré, Llegás a Buenos Aires.
Maquinarias, chat y foros, mesa de ping pong, cumbia cristiana, teléfono que apenas suena, ventriloquías… elementos de un planteo de lógica que inventa la suya propia, que adentra al espectador hasta el punto central. Actores entregados a tamaña empresa, herramientados a la altura de las circunstancias. Y Acobino. Alejandro confirma, otra vez, su madera sólida de dramaturgo. Y director. Nadia Isasa, Imaginación Atrapada.
Dos relatos de vida que, en conjunto, pintan el paisaje de un país a lo largo de treinta y pico de años. El autor y director da a esa cotidianeidad metalúrgica que es la obra, una forma insospechadamente poética, trazando con luz y oscuridad, ruido y silencio, contrapuntos que, en el terreno del absurdo cómico, generan una belleza intensísima. Sol Lebenfisz, Crítica Teatral.
Lo costumbrista se mezcla con lo sagrado. Lo pasatista con lo político. Lo social con lo psicológico. La vulgaridad con lo intelectual. Lo humanístico con lo miserable. Lo cómico con lo absurdo. querible, por momentos indescifrable, con sonrisas constantes apoyándose en dos robustas composiciones actorales. Hugo Correa, Tranvías y deseos.
Un patrón más maniático que de costumbre, un obrero sumiso hasta por ahí nomás, como Dios manda. Y todo lo que ya no está pero está más que nunca.
Lo reprimido, lo que nos pudre por dentro, angustias con telarañas que no se nos desprenden, el pasado habla, los muñecos también. Y si no lo escuchamos, nos puede hacer callar. Excelente. Muy muy recomendable. Agustina Gutiérrez, Resenasdecineyvida.blogspot.com
Está claro que la conducción de las contradicciones internas de los personajes hacia un estallido revelador no es propiedad exclusiva del realismo y puede encontrarse, exacerbado, en el grotesco, ese género de tan extraordinaria productividad en nuestro teatro en el que la caída de la máscara revela al propio protagonista el triste y epifánico rostro de la verdad. Los cimientos de Hernanito, de Alejandro Acobino, parecen estar firmemente apoyados en este modo de conducción de su dupla: sus tiernos y enervantes personajes se atraerán una y otra vez –al tiempo que se repelen-, provocando el estallido y la develación. El problema –o la provocación o la falta- es la poderosa instalación, al mismo tiempo, de un modo opuesto y tal vez incompatible de teatralidad. Momentos de felicidad acobina.El notable autor de la notable Rodando no deja de ofrecer momentos de verdadera felicidad teatral. Esa música, Acobino, esa música…
El dúo cómico es un pin pong.Hernanito es una obra de doble desarrollo en la cual un dúo cómico permanece y ejecuta con solvencia sus rutinas, a la vez que una trama de tensión y develaciones se hilvana lentamente en los intersticios de la quietud (o viceversa: la quietud se intercala en los intersticios de una acción que avanza). Es, además, una obra consciente de esto, y sus imágenes muchas veces están allí como comentario.
El grotesco es exquisito y recurrente. Hernanito propone algo que es una desmesura: hacer del fugaz destello de la verdad (el metalúrgico y nietzscheano choque de las espadas) una rutina de dúo cómico en cajas chinas, donde uno mismo puede, incluso, hacer dos voces. El resultado desborda sentidos. Y mata al tiempo. Ignacio Apolo, La Diosa Blanca.
HERNANITO
Pieza esquizo-industrial
Una mini pyme en lo que quedó de un cordón industrial,
un patrón imposible, un obrero evangélico,
un tercero que observa por la mirilla y…
Dramaturgia y dirección: Alejandro Acobino
Actúan: Rodolfo Demarco y Fernando Gonet
Director asistente: Ezequiel Delfino
NO AVESTRUZ
Humboldt 1857. 4777-6956.
Palermo Hollywood.
Entradas: $ 50 y $ 40 (estudiantes y jubilados).
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