Rosa mutábile
- Escrito por
- Publicado en Teatro / Críticas
- tamaño de la fuente disminuir el tamaño de la fuente aumentar tamaño de la fuente
- Imprimir
La metáfora de la Rosa mutábile encierra el sentimiento más íntimo de Rosita. Su frágil figura de mártir pasa por el tiempo mientras su vida se diluye en un juramento que no puede quebrar. (Cita extraída del blog de El lenguaje de las flores)
“El lenguaje de las flores”, o “Doña Rosita la soltera” de Federico García Lorca narra la historia de Rosa una mujer que queda cautiva de un amor con una promesa rota. Esta niña que vive con sus tíos en Granada se enamora perdidamente de su primo quien le promete volver a buscarla y casarse con ella.
La historia es conducida en cada uno de los signos teatrales, por la metáfora que utilizan: el proceso de la rosa mutable que amanece roja, deriva su color hacia el coral y hacia el rosa hasta volverse blanca antes de deshojarse por la noche. Esta metáfora del paso del tiempo, se agrega en la obra, como la decadencia de la sociedad de Granada, y las normas impuestas en la mujer, que debe realizarse procreando y casándose.
La decadencia que plantea Lorca en su obra, la retoma Rafael Fernández en su puesta. Así los tres períodos temporales: la juventud, la madurez y la vejez de Rosita, son atravesados por los tres colores nombrados. Pero esta decadencia emocional que sufre rosa se extiende a la caída económica de la familia, a la pérdida de los seres vivos y al hecho que culmina el paso del tiempo: la muerte.
Esta puesta realiza una lectura poética sobre la obra de Lorca, agregando por medio de Marcela Suez la metáfora misma, ya que ella representa la rosa mutable mencionada, y marca, desde el tono y la expresividad de su cuerpo, el paso temporal que afecta a Granada y a Rosita. Tanto como se marca desde Marcela, también se puede ver en las paredes de la casa, que de un acto a otro cambian su color rosa a un blanco sucio.
Además, esta obra se apropia del texto de Lorca, para decir cada palabra con peso, donde cada palabra de Rosa resuene en un género que juegue con el romanticismo de España, no en vano la puesta se expresa también desde la música melancólica que se repite a lo largo de la pieza aumentando el clima de soledad que progresa gradualmente.