Todo lo posible: Orfandad urbana
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Tensos. Así están. Reactivos. Así se vinculan. Desconectados. A pesar de la fuerte vinculación.El ropaje urbano de estos cuatro personajes tiene sustancia al nihilismo como compañero, también la fragmentación interior y una la sustancia singular que articula sus universos: la ausencia mística. La orfandad que los habita se los come. En el mientras tanto se quieren -por eso se aporrean- aunque no sepan como transferirlo.
La obra de Lorena Romanin es un fresco post-moderno. Los cuatro protagonistas se vinculan horizontalmente. Se fagocitan entre ellos cual pacman devorando todo a su paso. La pirotecnia verbal es pujante. No hay verticalidad que les permita detenerse y anclarse para preguntarse que les pasa. La obra se corre de ese lugar y juega a ser circular. Como ese gigante rueda que los abastece y que al mismo tiempo actúa como interpelador del público. Aquí sucede algo paradójico y sustancial de la pieza: lo circular de sus tiempos no concuerda con esa flecha hacia adelante con que se concibe mayormente el tiempo en occidente. Ese concepto Maya (circular) sobre que el tiempos es cíclico no parecen advertirlo estos personajes en la construcción de sus subjetividades. Están disparados hacia adelante (flecha del tiempo) y nada los detiene a su paso.
Las situaciones son varias. Todas estan impregnadas por un "deja vu" reactivo. Desde la muerte de la abuela de uno de ellos o hasta el propio hospital al que deberán concurrir para saber el estado espiritual de su amigo. La sexualidad y el amor serán otros vórtices que tratan de “digerir” .Aunque en realidad es el paisaje desolado que los habita los que hace a estos mutantes urbanos tan subyugantes como interesantes.
La puesta de la obra pone al público como jurado. La cuarta pared tiene anclaje en tres sectores de donde situ a los “pasivos” concurrentes como intercomunicadores silenciosos de lo que allí acontece. Esto queda plasmado cuando los actores suspenden dispositivos escénicos como lo son la propia música y hasta en otros (repetidamente) miran a cuarta pared buscando complicidad.
La pieza funciona porque tiene un texto fluido, que esta bajado del lugar solemne aunque tampoco busca a ser cool. Sabe situarse en ese lugar de teatro alternativo, es decir, contar algo. Narrar algo actual, que nos pasa a todos, que nos deje algo pero que no dicte sentencia.
La obra tiene a dos actores (Salome Boustani y Marco Gianoli) que son el eje de la obra. Ellos sudan la cancha y son el agujero negro que engulle todo a su paso. Tienen brío escénico, fiereza actoral y matices con que pintan la pieza. Los surcos que generan a su paso son las huella por donde transita la obra. Por este sendero se suman sus otros compañeros (Guido Botto Fiora y Claudio Mattos) quienes bailan con presteza y buenas construcciones contribuyendo a la edificante obra. Los cuatro generan una oxigenada sinergia actoral cristalizando un sopor vincular que hace amigable, cercana y fluida a esta buena creación.
“Todo lo posible” posee elementos “menores” que elevan su espesura: el ritmo interior. La dirección (Lorena Romanin) eligió con sapiencia y elegancia salirse de situaciones que la podrían hacer encallar y que le restarían espesura. Este recurso la oxigena y le da una espina dorsal que es por donde la obra cabalga.
By Hugo Manu Correa
Funciones: Viernes 23:00
La Carpintería Teatro
Jean Jaures 858. Abasto. Buenos Aires.
Localidades $350
Entradas a la venta en Alternativa Teatral
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Elenco: Marco Gianoli, Salome Boustani, Claudio Mattos, Guido Botto Fiora
Diseño de dispositivo escenográfico: Isabel Gual, Facundo Guerreschi
Realización de dispositivo escenográfico: Facundo Guerreschi
Vestuario: Lorena Romanin
Fotografía: Romina Pomponio
Diseño de luces: Diego Becker
Diseño gráfico: Mariana Rovito
Prensa y difusión: Romina Pomponio
Asistencia de dirección: Jimena Morrone
Dramaturgia y dirección: Lorena Romanin
Duración: 50 minutos
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