Junto a la Fundación Astor Piazzolla y al Correo Argentino, la Usina del Arte homenajeó ayer, 8 de mayo, al gran bandoneonista con la inauguración de un busto, realizado por el artista Blas Gurrieri, que quedó emplazado en el Patio de Honor del edificio, ícono arquitectónico de la Ciudad. Además, el Correo Argentino presentó una emisión de sellos postales sobre Piazzolla y hubo un concierto de cierre a cargo de Julián Vat y Germán Martínez, integrantes del Quinteto Astor Piazzolla.

Buenos Aires, mayo 2018 – Astor Piazzolla es uno de los músicos argentinos más reconocidos mundialmente, el que mejor representa a nuestro país: un artista que trascendió los límites del tango para formar parte de la historia de la música contemporánea.  Por eso la Usina del Arte, junto a la Fundación Astor Piazzolla y al Correo Argentino, rindió tributo al inolvidable bandoneonista.

El evento contó con la presencia de familiares de Astor -Laura Escalada Piazzolla, Daniel Villaflor Piazzolla, Daniel Pipi Piazzolla y Marcela Villaflor Piazzolla-, Gabriela Moccia, Vicepresidenta de la Fundación Astor Piazzolla; la Lic. Adriana Vaccaro, Gerente de Relaciones  Institucionales del Correo Argentino; y Adrián Iaies, Director Artístico de la Usina del Arte.

Se trató de un evento a puertas cerradas en el que se inauguró el busto al bandoneonista argentino en el Patio de Honor, realizado por el artista Blas Gurrieri.  Luego, se proyectó un avance del documental “Piazzolla, los años del tiburón” en el Hall Central y se realizó la presentación de la emisión postal en homenaje al músico. El concierto de cierre estuvo a cargo de Julián Vat (flauta) y Germán Martínez (guitarra), integrantes del Quinteto Astor Piazzolla, quienes interpretaron “L´Historie du tango”, una obra de Piazzolla que intenta transmitir la historia y evolución del tango en cuatro movimientos: “Burdel 1900”, “Café 1930”, “Nightclub 1960”, “Concierto de hoy”. 

SOBRE ASTOR PIAZZOLLA:

Nació el 11 de marzo de 1921 en Mar del Plata. En 1925 su familia se radicó en Nueva York, donde vivió hasta sus quince años. Allí su padre le regaló su primer bandoneón, y estudió con Andrés D’Aquila. Conoció a Carlos Gardel, y tuvo un pequeño papel en la película El día que me 

quieras (1935). En 1936 regresó junto a su familia nuevamente a Mar del Plata, en donde formó sus primeros conjuntos musicales, y en 1938 se mudó a la ciudad de Buenos Aires, donde dejó su huella en varias orquestas y se incorporó finalmente a la de Anibal Troilo en donde se convirtió en bandoneonista de fila y arreglista. 

En 1944, Piazzolla se animó a abandonar la orquesta de Troilo y debido a ya sus notables condiciones comenzó a dirigir la que acompañó al cantante Francisco Fiorentino,registrando notables versiones de “Viejo ciego” y “Volvió una noche”, entre otros.  

Es en ese momento donde comenzó a funcionar sin parar su creatividad, fundando al poco tiempo su propia orquesta. Piazzolla pensó en abandonar el tango para dedicarse a la música clásica y con ese pensamiento en mente se dirigió a París. Allí estudió con Nadia Boulanger, quien a pesar de brindarle asesoramiento y enseñanzas, lo convenció en volver al tango. Así es que con este consejo vigente, en París grabó 16 temas con las cuerdas de la Orquesta de la Ópera de París, Martial Solal al piano y él mismo en el bandoneón, un trabajo impecable. Así nació, entre otros, el tango “Nonino” (antecedente de “Adiós Nonino”). Posteriormente, al regresar a Buenos Aires, Piazzolla creó una orquesta de cuerdas y bandoneón, y su famoso octeto, con los que estrenó tangos clave de su repertorio, como “Tango del ángel” y “Tres minutos con la realidad”.

En 1958 regresó a Nueva York, donde experimentó con el tango-jazz, y en 1960, de nuevo en Buenos Aires, formó el Quinteto Nuevo Tango, que sería una de sus formaciones emblemáticas. Grabó numerosas composiciones originales, como “Adiós Nonino”, “Decarísimo”, “Introducción al ángel”, “Muerte del ángel”, entre otras.

De vuelta en su tierra natal,  creó otra de sus grandes formaciones, el “Quinteto Nuevo Tango” integrada por bandoneón, violín, piano, guitarra eléctrica y contrabajo, estrenando tangos como “Revirado”, “Adiós Nonino”, “Buenos Aires hora cero”, “Muerte del ángel”.

En 1965, el quinteto actuó en Nueva York y en ese mismo año grabó en Buenos Aires tangos compuestos sobre poemas del escritor Jorge Luis Borges con el cantor Edmundo Rivero y el actor Luis Medina Castro.

Posteriormente, Piazzolla se asoció con el poeta Horacio Ferrer y con la cantante Amelita Baltar, con quienes creó los tangos más populares de su repertorio: “Chiquilín de Bachín” y “Balada para un loco”; en los años posteriores, compuso nuevos tangos y volvió a aproximarse al jazz, mediante un disco grabado con el saxofonista Gerry Mulligan.

En 1989, Piazzolla formó su último conjunto al que llamó “Sexteto Nuevo Tango”.