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Críticas de cine

La cinta blanca "Reservorio de la Maldad"

lacintablancaPor Hugo Correa

La reciente culminada edición Nro 12 del BAFICI brindó la ocasión a los cinéfilos (y los no tanto) de ver una de las películas mas brillantes del festival. Aquellos que por distintas razones no lo hicieron podrán hacerlo en las próximas semanas ya que en varias salas de Buenos Aires, La Cinta Blanca será estrenada.

¿Se puede hablar de dónde (y cómo) surgió el peor mal que azotó a la humanidad en el siglo XIX, y que fue Hitler, sin hablar explícitamente y verticalmente de ello? ¿Se puede hablar de la maldad y de la violencia psicológica, que como una niebla invisible golpea a toda una comunidad, sin mostrar concretamente el responsable de tales males? ¿Se puede crear cinematográficamente algo que nos ubique espacial y emocionalmente en el lugar, que fue el reservorio de una brutalidad tan asfixiante que logra concientizarnos mejor que cualquier libro revisionista?



Después de ver La Cinta Blanca, tenemos que decir que Michael Haneke realizó un trabajo descollante, extraordinario (para algunos una obra de arte) logrando que como un reloj todas las piezas artísticas, técnicas e históricas se dieran la mano para crear esta impactante película.

En una pequeña población rural de Alemania un doctor tiene un accidente cayéndose de su caballo. Ello que parecía casual es el comienzo de unas sucesiones de hechos que muestran la violencia exterior de una comunidad que tiene como vector comunicante la distancia, la severidad y los gestos autoritarios como la impronta que los gobierna. Luego se sucederán otros hechos violentos (sin culpables concretos), que nos mostrarán cómo se fue gestando en pequeñas dosis tal maldad que luego se transforma en una brutalidad imparable. Ese es el gran logro obtenido por Haneke quien no le importo (acertadamente) mostrar quien es el culpable, porque en realidad, todos lo eran. Los grandes ejercían tal monstruosidad en sus actos que los mismos eran copiados por sus hijos que proseguían tales acciones en forma orgánica.

El relato se apoyó en blanco y negro, con planos fijos, con la mayoría de las escenas (tomas) sin caer en la "ostentación" y "tentación" de mostrar los rostros en primer plano. No es necesario ello. El talentoso director eligió siempre el mismo "cuadro" para describir la característica interior de cada uno de las personas mayores, pues en todas está instalada y aceptada la característica psicológica de su comportamiento.  Quien lleva adelante el relato es el profesor del colegio (Christian Friedel) sale del molde de aquella brutal sociedad. Un joven profesor, que a modo de flashback y con voz en off recuerda su vida en aquella población, previo a lo que fue la primera guerra mundial. Este joven de 31 años tiene la osadía en plena calle de hablar con una joven de 17 años quien mas adelante será su esposa. El será el que encontrará la punta del ovillo de tales males y con solo insinuárselo a su superior (descollante Burghart Klaussner) este le espetará debe terminar con sus insinuaciones, sino lo llevarán al destierro y su vida estará acabada.

Este superior será la encarnación de la institución del mal y llevará el tono de la película. El es quien les recuerda a los jóvenes que “La Cinta Blanca” se usa para recordarles que la inocencia y la decencia son dones que nunca deben perder, junto con la rectitud para cuidar su buen nombre. Su pequeño hijo llevándole un regalo le dará a este Pastor Protestante la mayor lección, y será el "símbolo" de la película. Este pequeño cuidó y curó a un pájaro y lo "encerró"  en una jaula, para luego regalárselo a su padre "porque lo veo triste". Haneke logro en esa escena de forma brillante comprimir toda la significación de la película. En otra fantástica y espeluznante secuencia, un niño defiende su inocencia buscando a su hermana por toda la casa y en medio de la total oscuridad. La cara del niño al descubrir donde esta su hermana provoca pavor. La esposa del barón (Ursina Lardi) será la primera en revelarse de aquel endemoniado clima cuando le dice a su esposo que "quiero irme de aquí pues la maldad, la envidia, la apatía y la brutalidad son lo que nos gobierna y no lo quiero para mi y mis hijos".

Los gestos duros, contenidos, sufridos son una de las principales huellas de la película. El resto lo hizo el extraordinario "pincel" de Haneke quien pinto donde se advierte una gran química actoral. Todos los actores recrearon personajes con una verosimilitud potentísimas. Inclusive los niños le dan la habitual frescura, pero al mismo tiempo una extraordinaria asimilación de la maldad de los mayores. El logrado guión se hizo carne en los actores y Haneke le dio vida en 144 minutos, apoyado además en una maravillosa fotografía y con ausencia de música creando este film para coleccionar.

Título: La cinta blanca
Drama, Alemania, 144 min., 2009
Dirección: Michael Haneke
Guión: Michael Haneke
Intérpretes: Christian Friedel, Leonie Benesch, Ursina Lardi, Ulrich Tukur, Burghart Klaussner   
Fotografía: Christian Berger
Montaje: Monika Willi
Producción: Stefan Arndt, Veit Heiduschka, Michael Katz, Margaret Ménégoz, Andrea Occhipinti