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El coronavirus y el futuro que nos espera

El coronavirus se está propagando desde las ciudades más grandes de Estados Unidos hasta sus suburbios y ha empezado a irrumpir en las regiones rurales de la nación. Se cree que el virus ha infectado a millones de ciudadanos y ha cobrado la vida de más de 34.000.

Sin embargo, la semana pasada, el presidente Donald Trump propuso lineamientos para reabrir la economía y sugirió que una parte de Estados Unidos pronto regresaría a algo parecido a la normalidad. Desde hace varias semanas, la perspectiva del gobierno en cuanto a la crisis y nuestro futuro ha sido más optimista que la de sus propios asesores médicos y de los científicos en general.

La verdad es que nadie sabe con certeza adónde nos llevará esta crisis. Más de veinte expertos en salud pública, medicina, epidemiología e historia compartieron sus opiniones sobre el futuro en entrevistas detalladas. ¿Cuándo podemos salir de nuestros hogares? ¿Cuánto tiempo pasará, de manera realista, antes de tener un tratamiento o una vacuna? ¿Cómo mantendremos el virus a raya?

Algunos creen que el ingenio estadounidense, una vez comprometido, podría producir avances para aliviar las cargas. La ruta a seguir depende de factores que son difíciles pero factibles, dijeron: un enfoque cuidadosamente escalonado para la reapertura, pruebas y vigilancia generalizadas, un tratamiento que funcione, recursos adecuados para los proveedores de atención médica y, finalmente, una vacuna efectiva.`

Aún así, fue imposible evitar pronósticos sombríos para el próximo año. La mayoría de los expertos coinciden en que el escenario que Trump ha descrito en sus informes diarios a la prensa es una fantasía: ha dicho que los confinamientos cesarán pronto, que una píldora de protección está casi al alcance de la mano, que los estadios de fútbol y los restaurantes pronto estarán llenos.

“Nos espera un futuro lúgubre”, dijo Harvey V. Fineberg, expresidente de la Academia Nacional de Medicina.

Él, junto con otros expertos, vislumbra una población triste, atrapada en interiores durante meses, y, los más vulnerables, tal vez durante mucho más tiempo. Expresaron su preocupación de que los científicos no lograran encontrar una vacuna pronto, que los ciudadanos agotados ignorasen las restricciones pese a los riesgos y que el virus se hiciera parte de nuestras vidas de ahora en adelante.

“Mi lado optimista dice que el virus se reducirá en el verano y que una vacuna llegará al rescate”, dijo William Schaffner, especialista en medicina preventiva en la facultad de Medicina de la Universidad de Vanderbilt. “Pero estoy aprendiendo a protegerme de mi naturaleza optimista”.

La mayoría de los expertos opinaron que, cuando la crisis terminase, la nación y su economía se reactivarían rápidamente. Sin embargo, sería inevitable pasar por un periodo de dolor intenso.