Críticas de Teatro

Personitas: Con el sello Daulte

En el garaje de una casa donde viven tres hermanos ya adultos con su anciana madre habitan unas criaturas misteriosas. Son llamadas en diminutivo -por su tamaño y de modo cariñoso- "personitas". ¿Lo son? ¿Existen realmente o las imaginan? El espectador ingresa en ese hogar argentino de los años cuarenta donde Alicia Leloutre utilizó todo el espacio de la sala y lo integró, en sus dos niveles y en sus laterales, en una escenografía donde se mueven los personajes.
 
Darío Grandinetti, María Onetto y Andrea Garrote interpretan a estos hermanos, anclados en su infancia y en el dolor que causó el abandono de su padre. Son nobles, puros y no están contaminados por el vicio del mundo exterior. Ninguno ha podido salir de esa casa que ha sido siempre su hogar y en esa soledad compartida se dedican de modo generoso a cuidar a estos extraños seres, más desprotegidos aún que ellos mismos. A modo de doble aparece otro personaje, una niña, quien descubre el secreto y encuentra en esa casa calor de hogar y almas semejantes a la suya. Porque "personitas" son esos seres misteriosos, pero también los demás personajes.
 
Personitas es un texto brillante porque alumbra y dirige su llama hacia temas complejos sin apartarse de un hilo conductor: qué es la fantasía y qué es la realidad. En diferentes niveles se refiere a los inventores, los descubridores y todos aquellos quienes dan vida. Hay que estar atento a cada detalle de este texto, donde cada pieza y elemento integra un rompecabezas perfecto. La virtud de Daulte se encuentra en que esta racionalidad no ubica en un segundo plano a las emociones ni en el texto ni en la dirección. En Personitas aparece el idílico mundo de la infancia, e incluso se convierte en una reflexión antropológica sobre la naturaleza de nuestra especie (la convivencia y su lado más primitivo). Esta es una obra plagada de símbolos, construido con una estructura compleja a modo de muñecas rusas: seres frágiles que cuidan a otros seres más frágiles que ellos aún.
 
Para este trabajo en el circuito off, Daulte -director de grandes producciones en el circuito comercial- convocó a un elenco con quien ha trabajado tantas veces, que conocen la poética y las marcaciones de este autor, y quienes a su vez, aportan verosimilitud y delirio a sus personajes. Darío Grandinetti interpreta a un taciturno niño en el cuerpo de un gigante y junto con su hija en escena, la actriz Laura Grandinetti, juegan escenas de una gran ternura, construidas en este contrapunto de tamaño y de elocuencia. Andrea Garrote vuelve a realizar otra lección de actuación en la piel de una pícara mujer que vive con libertad y sin prejuicios su amor. María Onetto conmueve con esa solterona que reconoce que el hombre ideal jamás llegará. Hay una escena coral, con un siempre dúctil Héctor Díaz al frente, quien intenta expresar un concepto con metáforas poco claras en medio de una confusión generalizada.
 
Julio Cortázar añadía a sus relatos elementos fantásticos que irrumpían en la cotidianeidad de los personajes sin que generaran asombro alguno o sin que indagasen sobre el origen o naturaleza de estos fenómenos. En esta línea, y con estos ribetes, se encuentra Personitas, escrita y dirigida por Javier Daulte, un realizador a quien le gusta plantear interrogantes antes que sentenciar y un exponente, como dramaturgo, de la mejor literatura argentina de los últimos tiempos.
 
By Laura Ventura ( La Nación)
 
Personitas
 Dramaturgia y dirección: Javier Daulte / Intérpretes: Héctor Díaz, Andrea Garrote, Darío Grandinetti, Laura Grandinetti y María Onetto / Vestuario: Analía Markarian / Escenografía: Alicia Leloutre / Iluminación: Matías Sendón / Peinados: Néstor Pumar / Asistencia de dirección: Agustín Daulte y Gonzalo de Otaola / Sala: Espacio Callejón (Humahuaca 3759) / Funciones: lunes, a las 21 / Duración: 90 minutos.
 
Nuestra Opinión: Excelente