Los días felices: Lo mismo bien diferente
- Escrito por Mónica Lopez Leyva
- Publicado en Teatro / Críticas
- tamaño de la fuente disminuir el tamaño de la fuente aumentar tamaño de la fuente
- Imprimir
Los Días Felices es una obra que surgió en los años 60 del poeta, narrador y destacado dramaturgo, Samuel Beckett. La actual propuesta está dirigida por el especialista y filósofo del teatro, Lamberto Arévalo, para la cual cuenta con las actuaciones de Roxana Berco como protagonista (recientemente nominada a los premios ACE como mejor actriz por su excelente interpretación en “Greek”), quien comparte escenario con Eduardo Florio.
Esta pieza teatral plantea un cuestionamiento filosófico de la vida y el transcurrir de la misma es abordada desde la mirada femenina de Winnie (Roxana Berco), una mujer que a pesar de su desesperante realidad reinventa su día a día rememorando las certezas, contradicciones e incertidumbres de su cotidianeidad.
Esta obra transcurre en un espacio desconcertante. Winnie se encuentra atrapada hasta la cintura, sus días transcurren entre la monotonía, viento, calor y un eterno cuestionamiento sobre las palabras, las cosas y el vacío de la existencia. Winnie heroicamente contradice esa realidad desde la forma vestir, cuidado personal y sobre todo con la actitud: un traje aterciopelado, un coqueto sombrero, cepillo de dientes, un peine, y una lápiz labial para dar color a sus labios que son protagonistas indiscutibles a la hora de pronunciar sus gélidos testimonios de la vida diaria y ese espíritu fortificado e indómito ante lo adverso de la realidad. Winnie comparte todos esos momentos de soledad con su fiel compañero Willie, quién descomprime el elocuente monólogo diario de ella comunicándose a través de estruendosos gritos guturales.
Las actuaciones son exquisitas de ambos personajes, bien diferentes, pero equivalentes en cuanto a caracterizaciones y energía sobre el escenario; aunque la destreza de Roxana Berco en el transcurso de la obra es atrapante con mínimos gestos faciales, manuales y corporales. Lo dicho por la actriz con tonos perspicaces, contundentes y delicados, son como ingeniosas sentencias en el oído de la audiencia por el despliegue del amplio repertorio de significados de cada palabra y hechos. Los gritos de Willie son desconcertantes, pero con mínimas expresiones verbales logran enriquecer la oralidad de la protagonista.
La puesta (Marcelo Valiente) en escena que acompaña a “Los Días Felices” es una pieza fundamental de la obra alcanzando un excelente logro estético. La puesta enajena en su inicio, pero rápidamente se adhiere al mundo que representa Winnie y Willie. Un mundo que es contradictorio entre la cruel realidad y la vital actitud de la protagonista y su compañero.
“Los días Felices” nos sumerge en un profundo cuestionamiento del mundo, la vida y distintas formas de enfrentar los avatares de la misma con tenues tonalidades de humor. Cuenta con una brillante dirección (Lamberto Arévalo) la cual se puede apreciar en la justificación de cada acción, mirada y elementos usados por los actores. Ambos personajes viven en un mismo mundo, pero cada uno sumergido en su propia realidad. Aunque sea el mismo espacio y el mismo tiempo pero lo viven y lo se sienten de forma diferente. Algunos podrán hablar otros no. Algunos podrán sentir libertad en el transitar por un espacio, otros no.
By Mónica Lopez Leyva
Los Días Felices, de Samuel Beckett
Dirección General: Lamberto Arévalo
Traducción del original: Mariano Fiszman
Interpretes: Roxana Berco y Eduardo Florio
Diseño de escenografía: Marcelo Valiente
Diseño de vestuario y Maquillaje: Silvia Zavaglia
Prensa: Silvina Pizarro
Sportivo Teatral, Thames 1426 – CABA. Reservas 4833-3585 - Sábados 21hs.