La familia del Jorobado: Angustia Soterrada.
- Escrito por Hugo Manu Correa
- Publicado en Teatro / Críticas
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El genial Leonardo Da Vinci en busca de más y más saber en una de sus legendarias caminatas imantado por la naturaleza se conmovió al ver una gruta.
La oscuridad y la profundidad de dicho lugar lo hicieron estremecer de miedo. Pero también advirtió que tras ello podía percibirse la presencia de una luz que a cada segundo ganaba más espacio y así notaba la presencia de lo divino en la propia naturaleza.
En “La Familia de un Jorobado” también se asiste a algo tenebroso (dark), ello sumado a la luminosidad que la contiene en todas las facetas artísticas logran un combo teatral sublime.
Mar del Plata. Años 40. Una mujer (Ana Clara) llega a una casa en medio de un caos marítimo. Esconde algo. Se hospeda en una casa donde la dueña (Farfala), es también poseedora de un secreto que desde el vamos conmueve a su visitante.
El exterior se derrumba. La muerta muestra sus credenciales ante ballenas que agonizan. Igual que Florencio (su esposo) quien desde hace 35 días es asistido en una mano a mano entre la vida y la muerte. Sin verlo podemos escrutar que su agonía ahoga a Farfala quien marca territorio sin disimulo y con mano dura a su visita.
Un reloj que nunca marco un solo tic tac. Una fotografía con su esposo (mucho mayor que ella), unos santos esparcidos por toda la casa, como esa ventana que es su conexión con el mundo exterior son las huellas (algunas) de un ser férreo, pétreo y determinado.
La escalofriante trama Hitchcockviana se va urdiendo como un thriller que a cada paso va creciendo en vigor y suspenso. Cada capa de la soberbia dramaturgia (Patricia Suarez) son como las capas de las cebollas que Farfala desnuda y van despojando las varias láminas que la han hundido con sus jeroglíficos, con sus adivinanzas, en un foso interminable. La oscuridad profunda la rodea, es una angustia soterrada que hace tiempo marca el pulso de su vida.
Ana y Farfala están en una constante tensión. Así van mostrando sus grietas tanto como sus conflictos. "No debes abandonar a tu marido (Luis)... ( ), No debiste acompañarlo aqui...tu lugar era tu casa", le dirá Farfala trazando una raya de su conducta moral mostrando (así) y al mismo tiempo la dureza de su carácter: propia de una vida que algo encubre.
La música (Rony Keselman) es un actor vital de esta obra dotándola de un espesor y una porosidad tan cautivadora que no solo enhebra trama y subtrama, sino que condimenta todo el relato de una mayor profundidad de campo en lo emocional-espiritual de ambos personajes.
Ana Padilla luce bien anclada en esta brava parada. Su crecimiento actoral se ha consolidado devolviendo paredes en cada respiro de la obra y ello no es un dato menor. Tener en el propio escenario a Roxana Randón no es gratuito. Exige dar todo de sí y lo logra con creces.
Ello se nota ya que las dos actrices tienen un juego tridimensional en todo su recorrido. Piensan, hablan y accionan sus cuerpos. No se sabe nunca para donde irán con sus conflictos a cuestas. Allí se nota el trabajo notable de la dirección de Mónica Buscaglia. Impecable.
Roxana Randón logra redescubrir su personaje función tras función (en cada obra que actúe) y como un trapecista se arquea en el aire dotando a ese ser que encarna de un nuevo matiz, logrando conmover con su don artístico, su naturaleza de una actriz de raza y con un talento que imanta todo a su alrededor.
Buenos Aires tiene el Tango, la Bombonera, la Casa Rodada, Caminito, el Obelisco… y también tiene a Roxana Randón. Una actriz que es un espectáculo en sí mismo. Un huracán arriba del escenario. Sus átomos toman la forman del conflicto que hay que representar y lo trasladan con una contundencia, una humanidad y una luminosidad haciendo estallar los sentidos de cada espectador.\
By Hugo Manu Correa
Ficha técnico artística
Autoría: Patricia Suárez
Actúan: Ana Padilla, Roxana Randón
Vestuario: María Claudia Curetti
Escenografía: María Claudia Curetti
Diseño de luces: Carlos Nikias
Música original: Rony Keselman
Fotografía: Gianni Mestichelli
Diseño gráfico: Guido Piccione
Asistencia de iluminación: Gabriel Olivera
Asistencia de dirección: Carlos Fernández
Prensa: Martin Paladino
Dirección: Mónica Buscaglia
ESPACIO ABIERTO
Pasaje Carabelas 255
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4328-1903
Entrada: $ 50,00 - Viernes - 21:00 hs
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