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Javier Bardem: "El negacionismo climático sólo se puede entender desde la maldad o la ignorancia"

"Santuario" es un documental tan profundamente optimista que se permite el lujo de acabar con un pequeño fracaso. En efecto, cuando el mundo votaba hace nada sobre la protección del último área virgen del planeta, la Antártida, tres países, sólo tres, se opusieron y... vuelta a empezar. Sin embargo, la labor ya estaba hecha. Gracias a la campaña de Greenpeace en la que participaron activamente los hermanos Javier y Carlos Bardem, lo que antes parecía un problema de políticos profesionales con falta de imaginación, ahora ya es lo que siempre fue y será: un problema de todos. De absolutamente todos. La película dirigida por Álvaro Longoria cuenta precisamente eso: la historia de una campaña mediática, científica y, por supuesto, política.

Dice Javier que lo que le movió a implicarse, más allá de la responsabilidad o las ganas de conocer el polo, fue el simple y natural hecho de ser padre: "Ahora, mis hijos tienen 8 y 6 años, pero imagino que cuando cumplan 18 me mirarán y me preguntarán: ¿Y tú que mierda hiciste? Y quiero poder decirles que hice todo lo que pude y me dejaron. Con toda mi torpeza y desconocimiento si quieres, pero... Si el hecho de ser conocido o famoso puede servir para que el mensaje contra el plástico llegue y se difunda más, pues acepto el reto". Y ahí de momento, lo deja.

De hecho, la película más que retratar y servir de simple cuaderno de bitácora de lo que fue la campaña, que también, intenta reflexionar sobre la influencia y calado de argumentos tan al cabo de la calle como las redes sociales, la fama, el compromiso... Toma la palabra Carlos: "Las redes sociales son las trompetas de Jericó de nuestros días. La cultura de los 'likes' es muy peligrosa, porque ahora es más fácil que nunca tranquilizar tu propia conciencia. Es como el reciclaje, en cierto sentido. Cuando consumes una botella de plástico y la echas a un bidón amarillo te sientes bien, pero deberías sentirte mal por haberla usado. Ésa es la clave". Y en efecto, toda esa reflexión está en 'Santuario'.

Cuentan los hermanos que nos acercamos a una distopía. Lo dicen con la contundencia de un apellido que se niega a esconderse. "Estamos a punto de abandonar lo que era una utopía ecologista y entrar en el terreno de la catástrofe", continúa Carlos. Ya no vivimos un cambio climático sino un estado de emergencia climática, que es distinto". Y dicho lo cual y sin que quede del todo claro quién dice qué y qué motiva a quién empiezan las recriminaciones, o acusaciones directamente. "No tiene sentido que un país como España produzca ocho veces menos energía solar que Alemania", comenta uno. "Cómo van a cambiar las cosas en nuestro país si el retiro de buena parte de los políticos, de aquellos que tendrían que hacer algo, es en los consejos de administración de las compañías eléctricas que ganan millones sin necesidad de cambio alguno. Esos señores son los que impiden la transición necesaria", concluye el último que, en realidad, era el anterior. Y así.

Para Javier lo verdaderamente relevante es lo que hacen gente como la adolescente y activista Greta Thunberg. "Ella representa a una generación que no tiene a las espaldas el peso histórico, político, económico y social que cargamos nosotros. Nos están diciendo que lo que hemos hecho hasta ahora no funciona. E insisten en que tenemos que demoler la casa y reconstruirla. No basta con pintarla", comenta Javier. "Nosotros nos preguntamos: ¿Cómo demonios se vive sin plástico? ¿Cómo viajar de un país a otro sin usar queroseno? Y ellos dicen: Hay que hacerlo, y punto", sentencia Carlos.

En el documental se les ve hundirse en las profundidades el océano en un submarino. Eso y patear despachos con las reivindicaciones. Eso y acercarse a los pingüinos. Eso y atender por conferencia a los resultados de una votación que al final no fue. Los dos hermanos llegan a San Sebastián justo después de que Bolsonaro hablara de la Amazonia en las Naciones Unidas. Ahora, la respuesta. A dúo: "Bolsonaro, Trump, y la gente como ellos son deleznables. Son militantes del negacionismo y de los intereses económicos de la élite. El negacionismo climático, como cualquier tipo de negacionismo, sólo se puede entender desde la maldad o la ignorancia. Y luego están los malvados ignorantes, que son los más peligrosos de todos. Es el caso de los 'trumps', los 'bolsonaros', los 'salvinis' y los 'abascales'".

  • País y Año: Película