'El hombre que mató a Don Quijote'
- Escrito por Septimo Arte
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¿La espera ha merecido la pena? ¿Ha merecido la pena que después de todo, vayamos a tener la oportunidad de ver 'El hombre que mató a Don Quijote'? Ni si ni no, sino todo lo contrario. O sea, siendo sinceros, no... siendo no menos sinceros pero sí algo más inquietos, ¿por qué no?.
Una pregunta de difícil respuesta, una respuesta difícil para un proyecto tan complicado como este. Por un lado sí, por un lado ha merecido la pena saciar una curiosidad a la que hemos estado tantos años dando de comer. Pero por el otro, dicha respuesta es equiparable, similar a nivel espiritual y emocional, a la respuesta sobre quién era el Space Jockey que dio Ridley Scott con 'Prometheus'. A golpear la magia de las múltiples posibilidades con la vara de una sola realidad.
A descubrir que cambian los cortes de pelo y los gustos musicales. A que lo de ahora no es lo de antes aunque lo de antes vaya a ser mañana. A ver como un hijo abandona el hogar familiar tras 20 años tratando de convertirlo en el hijo que probablemente nunca sea, salvo en tu lecho de muerte, más no por ello se le deja de querer. Por un lado queremos conocer cuán lejos llegará, por el otro nos gustaría que nunca hubiera aprendido a abrir la puerta de la calle.
A diferencia del 'Dune' de Alejandro Jodorowsky, el Don Quijote de Terry Gilliam vive ahora, respira y deambula en un mundo en el que ya no es un sueño, sino una certeza susceptible, como cualquier otra, de convertirse en víctima de sí misma. Como así ha sucedido. 20 años que promueven la simpatía para con la figura de un Terry Gilliam convertido en su propio Don Quijote, pero que también tienden a sobrecargar de pretensiones y expectativas aquello que en realidad...
... ¿por qué ha de tenerlas si ya no es un sueño?
En el mundo real, Terry Gilliam al igual que por ejemplo Tim Burton, nunca ha sido un director estupendo. Pero lo ha compensado con un grotesco imaginario a prueba de indecisos que ante todo, sólo le pertenecen a él. Que 'El hombre que mató a Don Quijote' sea puro Terry Gilliam es un enorme cumplido, por el paralelismo entre director y personaje y por la fidelidad del director para consigo mismo a pesar de que, lo dicho, los cortes de pelo y los gustos musicales cambian.
Es cierto que este 'Don Quijote' no hubiera sido el mismo hace 20 años. Y que aunque Gilliam sea fiel (o lo intente) a sí mismo, la edad hace estragos y aún más cuando nos aferramos al pasado. La historia de este Don Quijote es la historia de Terry Gilliam, la de un "Caballero de la Triste Figura" que está por encima de una obra que todos admiran pero que nadie lee. La obra a la sombra del hombre; el cineasta a la sombra del mito; la realidad a la sombra de la gesta.
La verdad a la sombra del sueño, o al revés, dependiendo de cómo les miremos.
'El hombre que mató a Don Quijote' no es una buena película, reconozcámoslo, aunque tenga sus momentos y emane de ella una honestidad, un entusiasmo y una jovialidad que rara vez se puede comprar con dinero. También es una de esas obras a las que "esas cosas" de la vida, de manera infundada o no, ha marcado con un sabor a desastre con el que parece estar coqueteando constantemente pero ante el que nunca se rendirá, ni ante el que nunca pierde la dignidad.
Y ese gallardo pero poco práctico espíritu del "nunca me rendiré" es lo que marca esta imperfecta, desfondada, deslavazada y harto irregular revisión posmoderna de un Quijote, nuestro Quijote (aún con acento inglés) al que se le rinde tanto homenaje como al propio Gilliam. Ambas, sendas obras genuinamente desmitificadoras y burlescas que al menos en el caso de la película, se ha hecho con un alma que ha quedado esparcida a cachitos por el camino.
'El hombre que mató a Don Quijote' es el equivalente fílmico a ese equipo que en los últimos minutos de partido se viene arriba "por cojones", con el alma en lugar de la cabeza. Y como bien sabrán los amantes del fútbol, eso no tiene por qué ser necesariamente malo pero tampoco estrictamente emocionante. También es el equivalente fílmico a una película de Terry Gilliam, al que como el propio Don Quijote ya es tarde para quitarle de la cabeza ese noble y absurdo sentido del honor.
¿La espera ha merecido la pena? ¿Ha merecido la pena que después de todo, vayamos a tener la oportunidad de ver 'El hombre que mató a Don Quijote'? Si. Pero porque ya es lo que podría haber sido, sino porque ya es lo que hay. Y lo que hay es lo que hay. Y a disfrutar, ¿por qué no?
- País y Año: Película
- Trailler: A