La dificultad para evaluar los hechos, se potencia desde uno de los giros de la historia, que desde el título ya es anticipado. El abuelo de Guillermina le regala un cordero de peluche. Desde allí, los recuerdos que se verán, girarán en torno a ese muñeco o a situaciones similares, incluyendo las canciones que Guillermina cantaba con su padre. De hecho, una de las características del film, es que todo significa. El espectador reconstruye esos datos que en un principio eran elementos inocentes, como indicadores de una conclusión. Y en una posterior revisión como símbolos que el film pretende transmitir.

Por esta razón es que los significados van mutando a lo largo de la historia. El personaje que encarna Marrale (el abuelo secuestrado) se compone desde la mirada o punto de vista de Guillermina en un comienzo. Más adelante, la mirada pasa a los ojos de Teresa. Sin embargo, la alternancia entre una y otra, conforman el personaje del abuelo desde lo positivo y negativo de su figura.

Este tipo de construcción, es probable que sea lo que no demoniza, las posteriores acciones y consecuencias del abuelo de Guillermina. De todos modos cabe aclarar que no deja el film de tener un criterio equilibrado sobre la situación, dando a conocer la complejidad de la época.

Si llamábamos la atención sobre el título, es porque esta complejidad se ve metaforizada reflejada en él, ya que el mismo, tiene demasiadas implicancias en el imaginario social, sobretodo en referencia a su combinación con lo religioso. "Cordero de Dios",  remarca una inocencia perdida, casi se podría decir arrancada por los propios hechos, que luego pretende reincorporarse inútilmente negando las acciones y consecuencias de un pasado demasiado turbio.