Batman: La inmortalidad de la leyenda

 

Dicen que uno de los mayores problemas de nuestra era es su práctica carencia de grandes líderes. Y es que el mundo necesita héroes. Estos no tienen por qué llevar atuendos llamativos ni mucho menos responder a un nombre que indique cuáles son sus cualidades sobrenaturales. Pueden ser personas corrientes, que llevan una vida normal, pero que de algún modo sobresalen en aquello que mejor se les da. Se establece así el llamado ''role model''; la inspiración para todos los que necesitamos algo en lo que creer. El faro al que mirar cuando la noche sea más oscura. Gotham, la ciudad más grande del mundo, símbolo por antonomasia de lo mejor -y lo peor- de la civilización moderna, no es la excepción a la regla. Por esta razón Gotham está de luto, pues su cruzado predilecto se retira. No importa la antelación con la que se anunciara, pues nada puede hacer olvidar que Christopher Nolan cuelga la capa, guarda la máscara... y apaga las luces de la Bat-cueva.
El drama se palpa en el ambiente, y no es de extrañar, al marcar 'El caballero oscuro: La leyenda renace' un reencuentro con una de las sensaciones que más temen los cinéfilos: el fin de aquello que aman. Si se disfrutaron, seguramente lo más maravilloso de 'La comunidad del anillo' y 'Las dos torres' (por citar otra saga cinematográfica que arrastró a las masas a las salas de cine) era aquella seguridad tan reconfortante de que a la navidad siguiente, la droga (algo así como nuestro ''venom'' particular) seguiría siendo suministrada. Pero cuando Sam Sagaz cerró la puerta de su casa en 'El retorno del rey', solamente quedó aquel aterrador pensamiento: ''¿Y ahora qué?'' Esta misma pregunta es la que puede repetirse en la cabeza de los fans del hombre murciélago después, durante e incluso antes de la proyección de la película que ahora nos concierne, y créanme, esto significa un ticket hacia un tormento insoportable que solo el paso del tiempo será capaz de hacer desaparecer.
De modo que lo que puede hacer uno en este caso es relajarse y disfrutar del viaje, porque si algo demostró Nolan con 'Batman Begins' y -sobre todo- con 'El caballero oscuro' es que la saga está en muy buenas manos... más aun teniendo en cuenta de dónde veníamos (nunca está de más recordar los pezones en el traje o la infame Bat-tarjeta de crédito de Joel Schumacher para comprender mejor la titánica labor de reconstrucción a partir de las ruinas, ejercida por Nolan). Para cerrar su colaboración con Bruce Wayne, el cineasta de Londres ha prometido emociones fuertes, lo cual se traduce en, y cito, ''llevar al límite'' al mítico héroe de DC Comics. Para ello acude (no sin antes lamentar el no haber podido tratar, por causas tristemente conocidas y ajenas a su voluntad, su villano favorito: Enigma) a uno de los némesis más duros de todo el universo Gotham: Bane.
Dejando una vez más de lado la innombrable 'Batman y Robin', en la que dicho enemigo se mostraba como poco más que una montaña descerebrada e híper-dopada, Nolan recupera al ''Hombre que rompió al murciélago'', personaje creado Chuck Dixon. Respetando su esencia (a saber, y sintetizando: una mole sobrehumana dotada de una gran inteligencia y de un todavía mayor instinto de supervivencia) e introduciendo muy sabiamente para la ocasión diversas variantes, Bane (concepto inglés que traducido a nuestra lengua hace referencia a la idea de ''veneno'', ''mal'' o ''perdición'') es indudablemente un digno encargado de cerrar la trilogía, al presentarse éste como un escalofriante síntoma de los tiempos que nos ha tocado vivir. Desde lo más bajo, desde la oscuridad, desde el abismo, desde las cloacas de una sociedad podrida surge un mal; una enfermedad terrible e incontenible que irónicamente puede ser vista como el castigo divino -más bien infernal- que merecen sus creadores.
Como ya sucediera en sus dos anteriores aventuras en Gotham (más en la primera que en la segunda), el director y co-guionista sabe de la importancia de las presentaciones (ahora hay muchos nuevos actores relevantes en el escenario) y no se da excesiva prisa en una apertura que en este caso se descubre, sobre todo si se tiene paciencia, como la mejor etapa del film. En él es cuando el Batman nolaniano impacta por ser un poderoso testigo de nuestra época. Así, no debe sorprender que a lo largo del metraje se intuyan o se oigan directamente ecos de los juicios a los que están siendo sometidos los causantes de la bancarrota de Islandia, del movimiento ''Occupy Wall Street'', de la consigna de ''Somos el 99%'', o incluso, por qué no decirlo, de la ola de Indignación que, por otra parte, ya se profetizaba ligeramente en 'El caballero oscuro'. Cuando este coctel molotov explota en la pantalla, queda claro que el resultado es oro puro: esto es, una hero-movie con plena conciencia del momento en el que ha sido concebida.
Un momento en la historia contemporánea que desafortunadamente está marcado por una tormenta de proporciones bíblicas. En este sentido, ignoro las verdaderas intenciones del ahora archi-conocido George R. R. Martin cuando amenaza constantemente a sus queridos Siete Reinos con la llegada del próximo invierno, pero lo cierto es que en su peculiar modo de jugar con las estaciones (que pueden alargarse durante décadas) subyace una de las metáforas más certeras sobre el -trágico- carácter cíclico no solamente de los sistemas económicos, sino también de los sociales, políticos, etc. Volviendo a la sala de cine, lo primero que vemos cuando se enciende el proyector es la icónica figura del murciélago que se dibuja en un hielo que se resquebraja, lo cual insinúa que el duro invierno también ha llegado a Gotham. El emisario de la ventisca es un monstruo para el recuerdo (imponente Tom Hardy, cuya máscara/bozal lecteriano no impide que a sus víctimas, espectador incluido, se les hiele la sangre).
Puede que el frío sea todavía más intenso bajo la alargadísima sombra del Joker (el mayor e insuperable triunfo del último precedente... y de la saga en general), pero es de admirar que el equipo detrás del filme haya querido pasar página y se centre en nuevos enfoques. Gracias a esto, la brutalidad (regada con pequeñas pero contundentes dosis de teatralidad) de Bane es el punto de apoyo perfecto para que Nolan pase del excelentemente bien llevado fuego lento a la explosividad de un clímax dramático cuya oscuridad y tono enfermizo ponen los pelos de punta. Este sobrecogedor pico de intensidad (en términos narrativos, muy similar al que marcaba la frontera entre los dos actos de 'El caballero oscuro') marca el punto de inflexión en este tercer capítulo. Un punto de no retorno a partir del cual el producto empieza a desinflarse.
Y es que en 'Batman Begins' Nolan ya dejó bien claro que prefería sentarse a charlar con Bruce Wayne, mucho antes que salir de juerga con Batman. Dicho de otra manera, y por si el sueño bondiano cubierto de nieve de 'Origen' no lo había dejado suficientemente claro, a este -grandísimo, que conste- autor puede temblarle mucho el pulso cuando empieza la marcha. La admiración -incluso fanatismo- popular hacia una serie de películas de superhéroes comandada por alguien no especialmente brillante en las escenas de acción (siempre con estupendas excepciones a la regla), no hace más que constatar el inmenso valor de dicha saga, pero esto no quita que estamos hablando de un problema gordo. Más gordo si cabe cuando el maestro titiritero ha estado moviendo tan bien los hilos para llegar a un espectáculo pirotécnico que, por pura inercia en su preparación, debería ser legendario.
No es así, al ser Christopher Nolan un cineasta con una capacidad inagotable para parir ideas jugosísimas... pero no tan dotado a la hora de ejecutar las que requieren un mayor derroche adrenalínico. Así, la recta final de 'El caballero oscuro: La leyenda renace' es un correcto pero a la vez algo endeble set piece prolongado en el que las persecuciones, las explosiones y los puñetazos se suceden sin demasiado brillo... y siempre con bastante confusión y excesiva precipitación (aunque para hablar de esto último mejor esperar al director’s cut). Toda la fría y calculadora calma -tensa- con la que se habían colocado las fichas sobre el tablero se volatiliza para dar paso a un caos pretendido pero demasiado incontrolado. Llegado el momento, podría decirse que Nolan cae... pero si algo aprendimos de este incomparable director, es que si nos caemos, es para aprender a levantarnos. Y así sucede. Porque el mayor responsable de algunos de los éxitos más sonados del cine moderno (respetados tanto por parte del público como de la crítica, misión casi imposible para la mayoría) sigue sin tener la palabra ''fracaso'' en su diccionario.
Es por esto que, incluso cuando las circunstancias son más adversas, se las ingenia para que su mente vuelva a imponerse al ruido y al miedo. Sí, el desenlace de 'El caballero oscuro: La leyenda renace' es fácilmente criticable, y en él afloran otras cojeras con las que a priori nadie contaba (véase, por ejemplo, la floja interpretación de un valor tan seguro como Marion Cotillard), pero incluso en este punto el recuento de triunfos sigue creciendo, al seguir rindiendo el resto del reparto a un gran nivel (excelentes las nuevas incorporaciones de Anne Hathaway y Joseph Gordon-Levitt), al seguir sonando con imperturbable poder la banda sonora de Hans Zimmer... y al aprovechar Nolan los twists del guión para reforzar los cimientos de la que seguramente sea la saga de superhéroes cinematográfica más sólida de la historia. Mientras 'El caballero oscuro' lograba mantener cierta independencia respecto a su antecedente más inmediato, la cinta que ahora centra nuestra atención gana -todavía más- enteros teniendo en cuenta los inicios y todos los pasos del extraordinario viaje iniciático de Bruce Wayne, quien prevalece por encima de su alter-ego de voz ronca.
Prevalece, pero cae... pero se levanta, y renace. Porque los símbolos son eternos; inmortales, y las buenas obras de arte, así como los buenos artistas, también. Y ya está... Luces fuera, y estamos justo donde empezamos: ''¿Y ahora qué?'' Ahora, tras haberse más de dos horas y media (que se dice pronto) pegados a la butaca; tras haber disfrutado de nuevo de un espectáculo respetuoso -incluso estimulante- con nuestro intelecto, y sin la presión del hype, ya podemos disfrutar de los revisionados que queramos. Ahora podemos darle las gracias a Christopher Nolan, que a pesar de sus sombras -como debe ser- es el caballero más esplendoroso que hayan conocido jamás las mugrientas calles de Gotham. Ahora es oficial: se ha ganado nuestro permiso para retirarse, tomarse las vacaciones que tanto se merece... y por supuesto, esperar desde la más cómoda de las posiciones a ver si algún insensato osa superar su legado.
Nota: 7,4 / 10

 

The Dark Knight Rises: Grande Nolan, muy grande

Por primera vez desde que tengo la oportunidad de asistir habitualmente a sus pases de prensa, Warner Bros. nos ha rogado explícitamente y por escrito a todos los presentes no revelar datos importantes de la PELÍCULA para salvaguardar la expectación de los espectadores, algo que trato de respetar escrupulosamente con cualquier película... pero que con esta voy a respetar más si cabe aún, si bien por varios motivos especialmente por uno, porque en esta ocasión las respuestas que podría ofrecer a todas las preguntas se resumen en una sola, la única que realmente cabe ofrecer que pueda decir más que suficiente sin decir nada más de lo necesario a todo aquel que quiera saber lo justo: un sí bien grande. Sí, Nolan lo ha vuelto a hacer, y con ello se ha ganado el cielo cinematográfico, si es que no lo había hecho ya, confirmando su trilogía sobre Batman como una de las mejores y más completas trilogías de la historia del cine. Y a buen entendedor todo lo que hay tras el salto le debería de sobrar...


Escribo estas líneas apenas unas horas después de haber visto 'El caballero oscuro: La leyenda renace', cuando aún estoy bajo los efectos no reposados de la emoción que deriva de un primer visionado, y sin darle muchas vueltas ni a lo escrito ni a la opinión que pueda reflejar mis palabras. Los pensamientos se agolpan en mi cabeza sin saber muy bien como darles rienda suelta de la forma más oportuna, sin saber muy bien como plasmarlos en palabras, o siquiera si muchos de ellos merecen ser tenidos en alguna consideración. Lo único que sé es que quiero extraerlos de mi cabeza, que si no lo hago esta noche no podré dormir sea cual sea el resultado, que la sensación de ¿y ahora qué? una vez sales del cine tiene que ser dejada atrás. Por un lado son tremendas las ganas de escribir sobre cualquier cosa relacionada con ella, de comentar el millar o más de detalles que podemos encontrar en ella; pero tan grandes son estas ganas como la cautela por no desvelar ningún detalle de más de una producción esperada como pocas, y de la que si yo fuera quien está leyendo "a ese cabrón" que la ha visto un par de días antes no querría saber más que dónde y cuando la podría ver yo, en realidad lo único importante de una película que es tan grande como para serlo aún más una vez se tiene la posibilidad de comentarla con otra persona.
Ni soy lo que se dice un gran fan ni me he comido los muñones durante la que se ha hecho una larguísima espera, pero he de reconocer que esta noche he dormido inquieto, nervioso, como un niño duerme la noche de Reyes pensando en la mañana siguiente, en el día en que iba a ver 'El caballero oscuro: La leyenda renace'. No todo los días se acude a una proyección tan emocionado, no todos los días se acude a un pase con tan buenas expectativas, y no todos los días se acude a cubrir el expediente con tanto gusto, aunque luego a la hora de enfrentarse a solas al papel uno se sienta obligado de rendir tributo con un trabajo que esté a la altura, sensación que en muchas ocasiones cae de lleno en la frustración de que una imagen vale más que mil palabras, y una emoción más que cualquier crítica del mundo. Y tampoco todos los días se aplaude al final de un pase de prensa, gesto que de por sí sólo define el éxito del trabajo de Chris Nolan, quien todo hay que decirlo ha puesto el listón tan alto como se lo puso Pixar con otra excelente demostración de que el tres no tiene por qué ser solo cosa de números. ¿Pueden estar un grupo de más de cien llamados críticos equivocados?
Sí, lo cierto es que parafraseando a su título la leyenda de 'El caballero oscuro' renace con este tercer capítulo que, para dejar a todos contentos, no voy a decir que sea ni mejor ni peor que los dos que le preceden... pudiendo encontrar argumentos que puedan fundamentar el orden entre ellas que le plazca a cualquiera. ¿Importa? Lo mejor, lo más correcto y lo más cierto, desde mi punto de vista, es decir que este tercer título viene a redondear lo que Nolan empezó en 2005, y que ya sospechábamos en 2008: que su Batman es una de las mejores trilogías de la historia del cine donde cada título vale tanto por separado como en conjunto con el resto de títulos de la franquicia, y además mucho, e independientemente de su género, raza o condición. Uno tiene ahora la certeza que se hablará de esta franquicia dentro de 30 años como se habla hoy en día de la trilogía de Indiana Jones, por ejemplo. Tanto da que uno se decante por una de las tres, tanto da que uno encuentre más argumentos en favor de una de ellas; esto no convertirá en peor a la que salga perdiendo... tan sólo hará mejor si cabe a la ganadora, pues cualquiera de ellas y más allá de nuestras preferencias están moldeadas con la mano maestra del buen cine, del que puede levantar tantas pasiones como "la Roja".
'Batman Begins' puede que sea la más redonda y en 'El caballero oscuro' tengamos al mejor villano... ¿significa esto que Bane, por ejemplo, no es un digno villano para el protagonista? Para nada, y de hecho Bane viene a ser una especie de Joker con esteroides, alguien cuya presencia aún da más miedo que la de Jason Statham con cara de mala leche. Con esta tercera Nolan realiza una apuesta aún más grande, y el triunfo sólo se puede catalogar en la misma proporción, enorme. Porque hablamos de un título que al igual que portar la máscara de un superhéroe conllevaba un riesgo tan alto como la exigencia que demandaba. No era tarea fácil superar la memoria de los títulos previos, y menos aún hacerlo encima a lo largo de 165 minutos de metraje, que se dicen pronto aunque no se pasen tan pronto (en el buen sentido de la palabra, el de quien por ejemplo se ve un maratón de una serie, episodio tras episodio, porque simplemente no quiere parar). Pero Nolan lo ha hecho, nos ha ofrecido un filme que cuanto menos podemos considerar tan bueno como los dos que le preceden y que extiende su poderío a lo largo de 165 minutos que apenas ofrecen tregua o bajón de cualquier tipo. O puede que no sea tan bueno... o puede que lo sea aún más. O puede que simplemente sea una emoción, y que como emoción uno termine los 165 minutos de metraje literalmente embriagado de amor, con el entusiasmo de quien no necesita pensar aquello que sabe que ha sido grande por encima de cualquier pensamiento racional.
En una palabra, el corazón por encima de la cabeza... bueno, en alguna más. ¿Significa esto que 'El caballero oscuro: La leyenda renace' es una película perfecta? No. Significa que es tan grande la satisfacción que produce que podemos desechar todo lo malo como si no importara... porque realmente no importa y su alcance es tan nimio que incluso hacerlo prevalecer puede resulta ofensivo, de ahí que me calle sus posibles imperfecciones que, lo dicho, las hay. Lo importante es que la cinta funciona, y funciona a la manera que cabe esperar una vez se ha visto 'Batman Begins' y 'El caballero oscuro'; o lo que es lo mismo, que funciona muy bien como una de las mejores experiencias cinematográficas del año, como uno de los visionados más recomendables a ser posible en la pantalla más grande que se tenga a mano, y como un broche de oro al arco dramático formado por esta ya trilogía a inscribir en un hueco de honor de cualquier antología. Con un aspecto visual y técnico excelente, con un villano a la altura y aún más si cabe cuya presencia es irresistible, con una nueva banda sonora de Hans Zimmer que retumbará por nuestras cabezas horas después... en fin, que hablamos de una película de Christopher Nolan, un Chris Nolan que lo dicho en la introducción, se ha ganado el cielo. Porque hoy por hoy decir una película de Christopher Nolan es una de las mejores cosas que se pueden decir de una película.
Gracias Chris, de verdad, gracias por hacer que una entrada de cine, con o sin ese IVA que amenazan en convertir en pornográfico, merezca ser pagada. Con películas como 'El caballero oscuro: La leyenda renace' da gusto amar el cine, y mejor aún, dejarse llevar por las emociones que se desprenden de ese amor. No se la pierdan... y no es una orden, sólo una advertencia para que el día de mañana no lo lamenten de la misma manera que hay quien lamenta la oportunidad perdida de no haber visto 'Batman Begins' en el cine.
Sinopsis de El caballero oscuro: La leyenda renace (The Dark Knight Rises)
Género: Thriller, Acción 
Director: Christopher Nolan 
Reparto: Christian Bale, Michael Caine, Gary Oldman, Morgan Freeman, Tom Hardy, Anne Hathaway, Joseph Gordon-Levitt, Marion Cotillard, Juno Temple, Josh Pence, Daniel Sunjata, Nestor Carbonell, Matthew Modine, Tom Conti, Joey King, Brett Cullen, Chris Ellis, Josh Stewart, Christopher Judge 

 

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